Necesito escribir y ya va siendo hora de que
salga de un “letargo” que me sepulta.
He
decidido empezar con el blog. Dicen que
tenemos que consultar al niño que llevamos dentro y yo temo que el mío siquiera
se presentó o se fue demasiado pronto.
Creo que somos muchos los
que nos identificamos con esta sensación y los que buscamos a nuestro niño
perdido que necesitamos, desesperadamente, encontrar.
Yo nací en el 44 en un
contexto que me imponía su papel, lo
tenía muy mal el niño que yo era. No nos engañemos, todos sabemos que el niño
que éramos tenía que adaptarse al entorno que le tocaba y todos somos
conscientes de que para “crecer”, hemos negado al niño.
Pues bien; hace unos
días, alguien de mis círculos en las redes pasó un mensaje que decía algo así
como: “No hagas nunca algo que no hubieras aprobado cuando eras niño”.
Me ha hecho pensar mucho
esta frase y sí creo que hay un niño, por mucho que me obstine en no querer
verlo. Me gustaría mucho compartir el viaje, si gustáis.
Me siento contagiado por
el desencanto y ya no encuentro la palabra… Todos estamos atrapados en una
férrea agenda; real e imaginada; todos estamos atrapados por el tiempo. La
única alternativa es entrar en las agendas.
Buscar el niño perdido
puede ser un coñazo y a los niños no les gustan los coñazos, eso es para
mayores.
El niño que busco quiere dar un paseo, el de todos los días. Lo
sigo en cuanto termine de escribir este texto. Me mira como si no comprendiera
por qué no os invito y sé que no soy capaz de explicarlo .¿Quién sabe? Alguien
quizá lo lea y no necesitara invitación para acompañarnos.¿Te animas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario