Carta a Francisco
No soy
papista y reivindico el laicismo. Tampoco puedo juzgar su pontificado; me
faltan datos. Me limito a considerar la oportunidad de sus proclamaciones, como ocurre en su reciente Encíclica o en el
discurso pronunciado este domingo ante los empresarios de Turín contra la
corrupción, el culto al dinero y la miseria que carcomen nuestro sistema.
Es oportuno
cuando lo denunciado impera en las negociaciones entre la UE, FMI y Grecia; en
los recortes sociales que nos arrastran a la miseria; en el blindaje de nuestras
fronteras, para protegernos del impacto de esas prácticas que usted denuncia como
hábitos, en el planeta.
Lo ha dicho
usted muy bien y somos muchos los que estamos convencidos de que si no
terminamos con esa lacra, ella terminará con nosotros. Podemos felicitarnos,
sí, pero eso no serviría de gran cosa. El discurso quedaría vacío si los griegos
siguen en manos de una Troika cuya intervención no ha servido más que para
arrastrar la economía griega al abismo. Tampoco podemos silenciar los estragos
que provocan esas “habitudes” mencionadas por S.S. Y sobre todo, tenemos que
tener muy claro que la batalla no es solamente de los griegos; es de todos los
que compartimos las proclamaciones del Sumo Pontífice.
¡Ojala que
este y otros encuentros que he tenido y que mantengo con muchas de sus
proclamaciones no resulten meras coincidencias y que las palabras se
transformen en hechos! Ha habido una convocatoria para apoyar al pueblo griego,
es una alternativa a las proclamaciones de S.S. Hay gobiernos que se proclaman
cristianos y hay Democracia Cristiana, ¿va a hacer algo el papa para que se
hagan eco de sus proclamaciones? ¿Está S.S. dispuesto a pronunciarse a favor de
las iniciativas que se proponen erradicar los males que predica?
Son muchas
preguntas y el tiempo apremia, porque cada batalla ganada por la lacra objeto
de sus denuncias debilita nuestra inferioridad de fuerzas y la gangrena se
puede extender a órganos vitales, Santidad. En todo caso sus proclamaciones han
desactivado una gran parte de la metralla del discurso que sufrimos y que usted
denuncia., gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario