domingo, 21 de junio de 2015

Mi artículo de hoy

Carta a Francisco

No soy papista y reivindico el laicismo. Tampoco puedo juzgar su pontificado; me faltan datos. Me limito a considerar la oportunidad de sus proclamaciones,  como ocurre en su reciente Encíclica o en el discurso pronunciado este domingo ante los empresarios de Turín contra la corrupción, el culto al dinero y la miseria que carcomen nuestro sistema.
Es oportuno cuando lo denunciado impera en las negociaciones entre la UE, FMI y Grecia; en los recortes sociales que nos arrastran a la miseria; en el blindaje de nuestras fronteras, para protegernos del impacto de esas prácticas que usted denuncia como hábitos, en el planeta.
Lo ha dicho usted muy bien y somos muchos los que estamos convencidos de que si no terminamos con esa lacra, ella terminará con nosotros. Podemos felicitarnos, sí, pero eso no serviría de gran cosa. El discurso quedaría vacío si los griegos siguen en manos de una Troika cuya intervención no ha servido más que para arrastrar la economía griega al abismo. Tampoco podemos silenciar los estragos que provocan esas “habitudes” mencionadas por S.S. Y sobre todo, tenemos que tener muy claro que la batalla no es solamente de los griegos; es de todos los que compartimos las proclamaciones del Sumo Pontífice.  
¡Ojala que este y otros encuentros que he tenido y que mantengo con muchas de sus proclamaciones no resulten meras coincidencias y que las palabras se transformen en hechos! Ha habido una convocatoria para apoyar al pueblo griego, es una alternativa a las proclamaciones de S.S. Hay gobiernos que se proclaman cristianos y hay Democracia Cristiana, ¿va a hacer algo el papa para que se hagan eco de sus proclamaciones? ¿Está S.S. dispuesto a pronunciarse a favor de las iniciativas que se proponen erradicar los males que predica?

Son muchas preguntas y el tiempo apremia, porque cada batalla ganada por la lacra objeto de sus denuncias debilita nuestra inferioridad de fuerzas y la gangrena se puede extender a órganos vitales, Santidad. En todo caso sus proclamaciones han desactivado una gran parte de la metralla del discurso que sufrimos y que usted denuncia., gracias.

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