jueves, 2 de noviembre de 2017

Nuestra cita cotidiana

Hola  mis apreciados "blogonautas" hoy les escribe Iris
Les comento que llevo 17 días en Villaviciosa Hermosa arropada  y mimada por mi Carlos y Julen.
Al llegar  a mi nuevo hogar se me asignó un armario.
El día uno de mi estancia dediqué  parte de la  mañana  a organizar la ropa, tuve que reubicar varios objetos que no me pertenecen en la parte alta del pequeño armario.
Al segundo día abrí el guardarropa y un cuadro antiguo de tamaño mediano con una foto familiar  cae de lo alto sobre mi brazo izquierdo, me sorprendí al ver un hermoso y dulce rostro  de una  dama que parece me miraba.
Una hora después  el mismo cuadro se despeña sobre mi brazo, pero con más aspaviento, la coincidencia me inquietó.
El lunes 30  después de presentar la novela Twitter Romance en el Café de Vicente, al disponerme a dormir, oí como  se abrían las puertas del armario y algo no sé qué, caía  sobre el suelo de madera. El miedo se apoderó de mis entrañas.
Pensé, debe ser mi imaginación, no tuve valor de encender la luz y revisar.
Formulé en mi mente varias teorías para explicar los ruidos extraños, mi mente racional intentaba tomar el control.
Al amanecer  observé como unos zapatos y un bolso que había puesto encima de esos objetos,   yacían esparcidos en la habitación. Los sonidos no eran fruto de la imaginación, ni del cansancio.


Mi cerebro racional me da explicaciones lógicas, mi cerebro místico me da dilucidaciones espirituales. Las pertenecías que coloqué a un rincón del ropero  son de “Chari” la madre de Carlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...