lunes, 13 de enero de 2014

¡Ñañola, me duele el alma!

El dolor de alma, de Miguel Ángel Asturias (pincha aquí para leer), se me quedó clavado y me ha venido a la mente. Ha sido de gran ayuda para salir del túnel. Estaba tan agobiado que no encontraba tiempo para ocuparme de este blog.

¡Error! Y el pelele me ha indicado la salida, yo creo. He cumplido mi objetivo de publicar un artículo de opinión por semana (el último de ellos para el diario Siglo XXI) y estoy cumpliendo mi objetivo de contaros mis cosas, al menos una vez por semana, después haré las urgentes correcciones en los textos precedentes. 

Estoy avanzando en el proyecto de mi próxima novela. Trabajo el personaje de Tani, que es el nombre que he inventado para encarnar a una gitana con quien hablo bastante. La he transformado en rumana  para evitar confrontaciones con mis vecinos gitanos. Residen  en las viviendas sociales, construidas frente al edificio en que vivo. Me he inventado  la historia en la que aparecía el padre de Tani, mafioso, pringao de pasta, que decide casar a su hija por todo lo alto (500 invitados y tres días de celebraciones), pero no piensan dejar un duro en la villa o en Asturias;  se piensan traer todo de Madrid.

Se lo contaba a la gente como algo que sabía de buena tinta y rogaba discreción a los receptores; todos se lo han creído y las reacciones no han estado a la altura de lo que esperaba, apenas algún reproche. El pilar de la novela estaba previsto en estas reacciones.  No sé muy bien cómo saldré, pero me he prometido escribir el primer capítulo, “La boda de Tani” en un máximo de 10 días.

He comenzado por prometer enmendarme y estoy dando prueba. Agradecería mensajes. La escritura es un acto muy solitario y hasta ahora no ha habido comentarios.

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