domingo, 28 de febrero de 2016

Mi artículo de hoy


Así habló Zaratustra

El profeta de Nietzsche me parece un buen intérprete de la miseria del poder que nos sirven, en España y en todas partes. Estoy muy preocupado por la formación de gobierno. Me preocupa aún más que la miseria del relato que se nos ofrece sea tan idéntica en la proliferación, como lo podemos observar en los escenarios relacionados con la corrupción, con las elecciones USA o,  este mismo sábado, en el marco de la inauguración del Salón de la Agricultura. Pongo este último caso en boca de Zaratustra.
No ha sido Hollande el primer presidente francés que ha sido testigo y víctima de la cólera de los agricultores y ganaderos franceses y tampoco es ésta la primera ocasión en que la sufre. Hace ya unos cuantos años que en Francia y en muchos otros Estados miembros de la UE, los perceptores de las ayudas de la Política Agraria Común se quejan de la escasa eficacia de ésta y por otra parte, la misma no ha cumplido otros objetivos como es el caso del desarrollo local, de la mejora de la calidad, del cuidado del medioambiente, de la preservación de la identidad…
Uno se pregunta cuáles son los resultados de una PAC que ha acaparado una gran parte de los presupuestos de la UE: 73% en 1985, 39% en el presupuesto 2014/2020.
Necesitamos a Zaratustra para explicárnoslo, porque el discurso del poder es muy miserable. Tras  insultar, zarandeado y descalificar a Hollande,  los insurgentes desmontaron las instalaciones institucionales y han continuado su Salón.
Las respuestas del presidente fueron patéticas: escucha la angustia de los gritos, considera que éstos expresan un grave problema y prefiere que estas cosas se queden en casa.
¿Qué hace falta para acallar los discursos de la miseria cuando éstos asumen la incapacidad de sus proyectos para resolver los problemas que sufrimos y cuando éstos, por el contrario, se agravan? También debemos fijarnos en los objetivos cumplidos, porque muchos de estos tienen efectos muy perjudiciales.
Recurro a Zaratustra porque le considero un experto para desmontar las miserias del discurso del poder que nos están contando. Y por la actitud de los campesinos que echaron al gobierno y asumieron ellos mismos la continuación del Salón.  


jueves, 25 de febrero de 2016

El capítulo de ayer



El afro


No me gustan los eufemismos, pero mi patrón ya se ha apropiado de mi negritud y yo, a fin de cuentas, soy el criado, aunque me pagan en “negro”. Por lo demás, no tengo queja alguna, salvo que sigo siendo un “sin papeles” y por tanto, condenado a servir a estos señores, quizá durante toda la eternidad; de algo tengo que vivir, digo yo.
Para Ana era muy malo, a juzgar por cómo me trataba, pero José me blanqueaba con sus bendiciones, porque mis traducciones facturan suficiente como para tranquilizar a Hacienda y su pareja ya no puede hacerle sentir culpable, por la liberación de la sobrecarga que le había sido impuesta.
Yo comprendo a todo el mundo y me basta con estar muy bien pagado, aunque sea en negro y me gusta mi trabajo. Tengo cuatro lenguas maternas: el inglés, el francés, el castellano y el Wólof y me gusta plantearme la vida en las cuatro; no puedo hacerlo en una de ellas por separado.
Eso sí, empiezo por la de mi estirpe, las raíces que mi existencia no me ha permitido conservar, porque era marxista leninista en los 60s. Sí, viví la movida del 68 cuando hacía mis estudios de Sociología en la Universidad de Lille y como castigo perdí los papeles, negados por la embajada de Senegal y sin poder renovar mi residencia, como estudiante en Francia; por falta de los mismos.
Era una situación kafkiana; para matricularme en la universidad necesitaba tener la carta de residencia y para obtener la última necesitaba estar matriculado. En mi caso, era becario de un gobierno que renegaba de mí.
Nadie comprende que no se me acuerde el derecho de asilo. Yo sí;  no se pueden encontrar argumentos para proteger a alguien contra Léopold Sédar Senghor, el primer presidente de Senegal, que mantuvo el poder hasta 1980. No solamente era un héroe para los senegaleses que lucharon por la independencia, sino uno de los pilares de la “negritude” que dio voz y dignidad a los negros, en la literatura universal.
Para mí mismo es difícil encontrar argumentos; admiro a un negro que entró en la Academia Francesa y hasta en el gobierno de la metrópoli; nuestra voz en el proceso de descolonización. Era amigo de Pompidou, altamente respetado por de Gaulle y, al mismo tiempo, el héroe de los independentistas senegaleses.
Léopold Sédar Senghor era un lujo para Senegal y, sin lugar a dudas; soñaba con la unión de las colonias que ayudó a independizar, y formó parte de los “no alineados”. Tengo y tenía entonces, un gran aprecio por su obra, pero también temblaba y los hechos me han dado la razón, porque el proyecto era muy dependiente de su creador y del mismo solamente perviviría lo que interesaba a la metrópoli: la francofonía y los privilegios de la alianza con sus ex colonias para la explotación de los grandes recursos de las mismas.
De hecho, mi interés por Senegal terminó con la presidencia de Shenghor, como si no hubiera negros que merecieran el respeto de los blancos. No los hay porque no nos dejan. Bueno ya me he presentado; un negro, sin papeles, que trabaja, en negro,  para la puta y  el negro. Como he explicado, fui contratado por José para minimizar el victimismo de Ana; yo me encargaría de las traducciones y ella no podría continuar su cansino quejido.
No es de extrañar que no recibiera una gran bienvenida por la señora. Lo que no estaba previsto es que fuera ella quien descubriera que mi papel podría ser aún mayor.
La locura que estaba viviendo José no era obra para un solo negro y la negritud teóricamente no existe en el caso,  y por tanto no se puede recurrir a especialistas. En las conversaciones que tuvimos por motivo de trabajo; Ana se empeñó en seguir haciendo su parte, pese al enorme tiempo que tenía que dedicar a lo que yo podía traducir en menos de media hora, ella descubrió dos cosas: que ya no estaba tan sola y que tenía capacidad para ayudar a José para aligerar la losa que le aplasta.
Reconozco que yo también aprecio estas conversaciones; creo que son algo más que un remedio a mi soledad, que me comprende y que la comprendo. Nadie puede extrañarse de la actitud de José que tiene que aguantarse las ganas de enterarse de lo que hablamos. No puede quitarse los cascos y cada vez se pierde más cosas; porque Ana y yo estamos sobrados de tiempo y no nos privamos de aprovecharlo.
Ana aprovechó la visita de Brigitte para invitarme.  José tenía que quitarse los cascos durante la cena, al menos; era su invitada. Para entonces ya estaba convencido de que José  tenía que escucharme y que ya sabía yo lo que me convenía.

En efecto, necesito trabajar y mostrar a los blancos que sé hacerlo mejor que ellos, aunque sea en negro, pero muy bien pagado. Asistiré a la cena, como a un mercado, para venderme.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Otra publicación del último artículo

Pincha en "La casa de mi tía"

Nuestra cita de los miércoles

Hoy me toca contaros mi vida, aunque tenía preparado el “Afro”, pero me siento capaz de “volver al lugar del crimen, que he tratado de evitar, porque he vivido una pesadilla desde el 10 de diciembre, cuando la analítica detectó un subidón de PSA y el urólogo decretó una biopsia que se haría “después de fiestas”. No tenía otro remedio que la espera y tratar de digerir la angustia que la noticia me produjo, puesto que mi padre y mi hermano murieron, con mucho sufrimiento, de cáncer de próstata con metástasis. El cáncer, lo tengo, puede ser una simple anécdota cuya terapia me anunció ayer el urólogo, un tratamiento de pastillas e inyecciones semestrales, que he empezado hoy. Me quedan las pruebas para detectar potenciales metástasis, con escasas probabilidades dado que el tumor está localizado y afecta a una parte de la próstata.
Me siento más tranquilo, pero he tenido que esperar más de dos meses para que me hagan la biopsia; en Cádiz por “las fiestas” y en Oviedo, porque el urólogo me mandó repetir todas las pruebas. De nuevo, todo va bien, excepto el índice de PSA que no para de subir y la subida requiere una biopsia. Se sabía desde mi primera visita, el 13 de enero, tras comprobar que las “fiestas" de Cádiz son demasiado largas para mi angustia.
Podríamos esperar una sociedad consciente del crecimiento de la angustia en la que nos toca vivir. Sin embargo no podemos considerar que minimizarla sea un objetivo, pese a que una biopsia de próstata sea un mero trámite, que se hace en ambulatorio, sin anestesia y no es, para nada, traumático. En Cádiz se lo planteaban en quirófano, anestesia y toda la parafernalia, y claro, las fiestas… En Oviedo se planteaban las facturas de la repetición de las pruebas y yo…
He pasado mucha angustia pero sabía lo que hay, esperar. Creo que ha sido un buen ejercicio: duro, pero bueno. En este blog podréis comprobar que soy viejo, pero no mayor. He mantenido una gran producción y ha subido considerablemente el número de mis visitas. Gracias, amigo-a. He descubierto que soy mucho más fuerte de lo que creía y me hace esperar que la naturaleza humana tiene recursos para navegar donde nos toque.
No lo haremos haciéndonos mayores, sino navegando a lo nuestro y encontrando cada día avances. Cada día he encontrado razones para mostrar mi agradecimiento por un pasito.

Creo que ya estoy preparado para confrontarme a la educación de la heroína de mi 6ª novela con el “Vivo sin vivir en mí, de Santa Teresa. Gracias amiga, amigo, que has minimizado mi angustia con tu visita-

lunes, 22 de febrero de 2016

Mi artículo de hoy



Apolo y Dionisio

No tengo al alcance El principio de la tragedia, a fin de cuentas, la única obra que tenía de Nietzsche. Tampoco es mi intención filosofar. Mantengo muy vivo el sentimiento de la lucha a muerte entre un Apolo que perdía su dogma, “autóritas”, pero que imponía su “potestas” y un Dionisio, que surgía de los efectos del impacto  de esta degradación en las “tripas” de los ciudadanos.
He vivido este recuerdo en varias etapas de mi vida; la publicación de la  obra en un círculo de filólogos fue una provocación que he compartido, con mis publicaciones, con menos éxito... Los filólogos se identifican con el Oráculo de Delfos, tan denunciado por Dionisio y en todo caso, tan poco sensibles a la visceralidad de éste. La movida para formar gobierno en España tras las elecciones del 20D está en esta guerra.

Hay, en efecto,  un Apolo: el que representan los partidos del “orden”: PP, PSOE y Ciudadanos. Hay un Dionisio, el que representan los partidos del “desorden”, el resto de los aspirantes a gobernarnos.
Apolo no tiene claro, en la “tragedia” de Nietzsche, el mantenimiento del “dogma” y Dionisio tiene este argumento, sobre todo cuando está servido el espectáculo de la corrupción, de la descomposición y las amenazas a la cotidianidad de los ciudadanos.
En tiempos de Nietzsche había otros escenarios, pero con efectos similares en la concepción de la obra. Hay momentos en que Dionisio tiene más audiencia que Apolo, pero el último conserva “potestas”.
Nietzsche considera que los filósofos se cargaron la tragedia y que nos condenaron al eterno retorno de las batallas entre Apolo y Dionisio, precisamente, por los mantenedores del discurso de la descomposición del “autóritas”.
Es cierto, ahí estamos; como si no fuéramos conscientes de que la corrupción es la causa de los recortes y del aumento de la deuda y de que el discursos de Apolo y el oráculo de Delfos, nos la auguran aún más cruda.
Cierto que el nihilismo de Nietzsche lo pinta muy negro. Le tocó el surgimiento de Prusia.  A nosotros nos toca la Merkel; pero yo no soy tan escéptico como él. Pienso que la voz de Dionisio es lo suficientemente potente como para poder acallar al oráculo de Delfos y que el mito del eterno retorno es un mito. Me gustaría que los que sientan a las mesas para hablar del gobierno lo tuvieran en cuenta.


viernes, 19 de febrero de 2016

Mi artículo de hoy

El Brexit

Tema cansino que vulnera el Proyecto Común y que minimiza las urgencias.

Se supone que este viernes debe decidir la UE las nuevas concesiones a un Reino Unido que quiere irse. El tema resulta cansino y sobre todo inoportuno, dadas las urgencias a las que el Organismo comunitario  está, peligrosamente, dando largas. Me preocupa, porque las pretensiones de Cameron destruyen la esencia del proyecto común y porque nuestros representantes están ocupando el tiempo que debían  dedicar a responder a las mencionadas urgencias, a mantener el socio.
Me consuela la entrevista al Secretario de Estado italiano para los Asuntos Europeos, Sandro Gozi,  publicada por “Libération” del viernes. El medio añade de su cosecha que el primer ministro italiano, Matteo Renzi, quiere enmarcar el Brexit en el 60 aniversario del Tratado de Roma y en un planteamiento profundo del Proyecto común.
Al fin algo inteligente, aunque Sandro Gozi recomienda ceder a las presiones de Cameron: negar que el objetivo de la Unión es el de lograr la óptima integración-Ever close Union-, renunciar a derechos sociales de los ciudadanos europeos residentes en el Reino Unido, como algunos ejemplos de violaciones de principios de la UE. Pero, inmediatamente apela a una reunión de los Estados fundadores: Alemania, Bélgica, Francia, Holanda Italia y Luxemburgo, para encontrar las luces de los padres fundadores, para ver en qué se ha fallado, porque se ha fallado. También propone la reunión de los Estados del Euro, para un ejercicio similar. UK no está invitado. No forma parte de los Estados fundadores o de los del Euro.
UK, de hecho, no está en importantes proyectos comunitarios, como el espacio de libre circulación Schengen o en la unión económica y monetaria, tampoco ha ratificado la Carta de Derechos fundamentales de la UE y se ha retirado de 133 instrumentos de cooperación en dominios como la policía o la justicia penal.
Me hubiera gustado que las voces fueran más potentes y que fueran muchas más, pero me sirve de consuelo que se escuche una voz que insinué que esta mascarada puede servir para algo.


miércoles, 17 de febrero de 2016

Mi artículo de hoy

Casandra



Necesitamos desesperadamente una Casandra ante la obscuridad que reina en el Olimpo y apareció Esperanza Aguirre; lleva ya varios días en el primer plano de la escena. Es una nueva Casandra, la musa de la post post modernidad; sus adivinaciones son escuchadas por los mortales. Contradice  el mandato de un Apolo despechado; es la reina de la actualidad y lanza sus dardos a un Apolo acosado por la tormenta. ¿Evitará esta vez la Guerra de Troya?

No lo parece. Su gesto de asunción de responsabilidades políticas no ha servido como ejemplo y Rajoy lo ha aprovechado para encumbrar a Cristina Cifuentes una Casandra que no ha sido castigada por un Apolo despechado.
La corrupción campa a sus anchas, la UE hace aguas, amenaza una nueva recesión y nuestros derechos siguen mermando. El jefe del Estado encargó a Pedro Sánchez la formación de gobierno, éste se ha comprometido a someter su candidatura a Investidura, pero no salen las cuentas y hay muchas Casandras que nos hacen olvidar la profunda obscuridad que oculta el Olimpo.
Las Casandras, como las Pandoras han sido siempre producto y productoras de intrigas, de nubarrones que ocultan un Olimpo, él mismo carcomido por las Casandras y las Pandoras – que no son siempre mujeres.

Hablemos del gobierno, salgamos de unas intrigas que quedaban bonitas en las tragedias griegas. Ahora los mortales queremos una gestión de la que nos toca vivir y desde luego, no queremos la tragedia que estamos viviendo.  

Nuestra cita de los miércoles


Brigitte



Siempre he odiado a mi madre porque que me “vendió”, a los 16 años; pero los 12 años de casada han sido, sin duda, los más tranquilos de mi vida. Mi marido tenía cuarenta, pero estaba muy bien conservado. Era teniente coronel.
-¡Eres una niña tonta!-Me había gritado mi madre sin piedad- No hay para medias.
Ella las vendía, en estraperlo; tenía casi de todo y en el fondo, pese a la guerra que habían iniciado los moros contra nosotros, tan argelinos como ellos o más, vivíamos muy bien, gracias a los excelentes contactos de mi progenitora con el ejército.
Esa era su canción preferida; privarme de todo y mostrarme que lo tenía al alcance de la mano: dejarme seducir por Pierre Joseph. En realidad lo hubiera hecho de buen grado: me atraía y era muy consciente de que podía darme una vida mucho mejor de la que me esperaba.
Tardé tres días en dejarme convencer, dos meses en quedarme preñada y una semana para casarme con gran pompa en la catedral de Orán. Los primeros años fuimos muy felices, aunque tuvimos que abandonar Argelia. Nunca se lo perdonaré a de Gaulle.
Las cosas empezaron a funcionar mal cuando Pierre Joseph pasó a la reserva y teníamos que aguantarle en casa. No es que yo tuviera problema alguno. Tenía una interina para las grandes limpiezas y sabía organizarme para tener todo al gusto de mi marido y mantener el ritmo de vida que corresponde a la esposa de un general, puesto que Pierre Joseph había sido ascendido. Él estaba realmente orgulloso de mí y yo gozaba en mi papel y con el sexo, que en raras ocasiones hacíamos en la cama.
Tuvimos dos hijos, Pierre, en 1957 e Isabel, nacida en el 60. Aquí me paré, pese a que mi marido quería una familia numerosa. Él nunca lo supo, pero recurrí a un ligamento de trompas, pese a que entonces creía en las ansias de paternidad de mi pareja.
Así lo parecía cuando pasaba poco tiempo en casa. Yo había educado a mis hijos para que fueran adorables con su padre, cosa que no resultaba difícil los ratos que estaba entre nosotros. Otra cosa fue cuando lo teníamos todo el tiempo entre las piernas. Yo sabía capeármelas. No así Isabel  y después. , siempre he creído que bajo la influencia de su hermana mayor, Pierre. No tardaron en detestarse y el general hizo uso de su rango.
Descubrí con horror que no era hijos lo que quería, estaba dominado por la fiebre de perpetuarse  y completamente decidido a imponer su santa voluntad. Para algo sirve la academia miliar.
No podía presenciar indiferente tal atropello; mis hijos no serán “formateados” y programados por su padre. Tenía que usar mis recursos para evitarlo. No me había planteado dejarle; estaba satisfecha, teníamos una vida cómoda y me resultaba fácil desarmar al militar. El conflicto entre éste y mis hijos se me escapaba de las manos. Pierre no quería ir al internado elegido por su padre para preparar la entrada en la academia militar. Isabel no paraba de proclamar su pacifismo, pese a los castigos y airadas amenazas que profería su padre. Era un infierno y cada vez tenía menos margen de intervención.
Pronto tomé el bando y el odio de mis hijos. No podía soportar al tirano. Nuestro hogar se transformó en un campo de batalla y él se refugió en las putas y en el alcohol. Nada bueno para cualquiera de nosotros.
Llegué a un acuerdo, un buen acuerdo; recibía una pasta, el divorcio y la custodia. Aceptaba  el hecho que la cantidad recibida cubría la totalidad de mi demanda. En aquel momento estaba dispuesta a renunciar a todo. Me consideraba generosamente compensada. Aún mejor, liberada de alguien a quien había llegado a odiar tanto o más de lo que lo hacían mis hijos.
Nos íbamos a nuestra querida África de la que nos sentíamos despojados. Teníamos pasta suficiente para montar un negocio y vivir como reyes. Optamos por Dakar, la última ciudad africana en la que habíamos vivido.
Empezamos con poco. El comercio menudo con Las Palmas. Volábamos a la última una vez por semana. Llevábamos artesanía y traíamos lo que pedían nuestros clientes senegaleses. Pasamos unos buenos añitos. Las cosas podían habernos ido mejor, pero no iban del todo mal, contando con los gastos que me suponía la educación de mis hijos en caros colegios franceses.
No sirvió para gran cosa, ninguno de los dos sentía interés alguno por los estudios  y tuve que contentarme con la educación secundaria, sin más. Yo creo que los tres guardamos muy buenos recuerdos de nuestra estancia en Dakar, pero tuvimos que irnos…
Pierre es tan visceral como su padre y se metió en una banda de la que he querido saber muy poco, inspirada en el Ku Klux Klan. Mis hijos, desgraciadamente, no son muy inteligentes. No paraban de meterse en líos, hasta que tuve que recurrir a influencias y a dinero para poder sacarlos, sanos y salvos de Senegal.
Nos instalamos en Las Palmas y nuestra “fortuna” se fue espumando; por gastos poco controlados y sobre todo por depositar mi confianza en un hijo de puta que me propuso un excelente negocio que resultó una ruina. Nunca hubiera yo pensado que llegara a dejarme embaucar por un hombre, pero lo hice.
Isabel y yo hemos logrado salir adelante, pero Pierre se enroló en la legión francesa y pasamos unos cuantos años sin saber de él. Ahora tenemos contactos y sé que es feliz.
¡Aquellos maravillosos años! Aún queda; como mi madre decía “Quien tuvo retuvo” y me busco la vida ¡Si no fuera por los problemas que me está acarreando el blanqueo! Felizmente tengo una buena abogada de oficio, pero la justicia no parece querer ver que alguien me traía las tarjetas y que yo no sabía que lo que cargaba era dinero negro. ¿Por qué hubiera tenido que saberlo?
La cosa pinta muy mal para mí; los políticos parecen haberse librado, pero yo sé que José puede ayudarme. Manolo, el ex concejal que me metió en el lio, en el fondo, no es mala gente. Quiere vengarse de un partido que le ha dejado tirado.

Está dispuesto a tirar de la manta, dinamita para la oposición, para la que trabaja, en negro, José. No me ha gustado la negativa a recibir a Juancho, mi pareja, pese a que éste ha dejado ya la droga. No lo he tenido muy en cuenta; José y yo siempre hemos sido amigos muy leales y aunque no me pega su actual intolerancia, sé que me ayudará.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Nuestra cita de los miércoles

La puta y el negro



Me da fatiga ver a José tan agobiado, pero tengo que defender lo nuestro y siquiera recuerda que hoy hace 25 años que vivimos juntos. No somos de celebraciones, es cierto y nunca ha sido cuestión entre nosotros de eso de “hasta que la muerte nos separe”, vivimos el momento.
No me lo puedo creer yo misma, pero he caído en el rollo de la celebración de las Bodas de Plata, cuando nunca ha habido boda o el mínimo compromiso y no soy de celebraciones. Esperaba algo, al menos un gracias por el esfuerzo que he hecho, para estar guapa y para preparar la cena. Me han entrado ganas de llorar. No se ha dado por enterado y ha continuado en su proyecto, como si nada…
Soy consciente de la presión que  sufre, ¿Cómo no serlo cuando me la impone a todas horas? Fuimos muy felices mientras vivimos en mi apartamento. No era tan cómodo y caro como éste, pero teníamos más tiempo para nosotros, que es, al fin de cuentas, lo que buscábamos y lo que nos unía. No somos pijos, ¿para qué este gasto?
Es verdad que las cosas han cambiado mucho para mí desde que cerraron el puticlub regentado por  Brigitte, en 2004. Fue muy duro. Tuve que empezar de cero. Felizmente me quedaba el agente, que me permitió salir del paso, a trompicones, pero ya nada era igual; mis ingresos mermaban; me amoldé, pero no permití que las circunstancias disminuyeran mis tres semanas mensuales de vacaciones.
José lo ha vivido de otra manera. El concejal que pagaba sus proyectos fue  salpicado por el escándalo que causó el cierre del puticlub, era uno de los titulares que pagaban los servicios con tarjetas sospechosas de “blanqueo”.
Todos estábamos al corriente de los trapicheos de Brigitte: cargaba el doble y a cambio daba 15% en catch. Siempre ha sido un poco ingenua y nos lo contaba tan fresca. En el fondo es buena gente, otra u otro se lo hubiera cayado y ella nos daba una pequeña parte de lo que obtenía por los sobrecostes. Yo no le hacía ascos a la pasta, pero siempre repetía que el jueguecito era muy peligroso y lo fue.
La última vez que me encontré con Brigitte, allá por 2006, sentí mucha pena. Había encontrado un trabajo, de momento y cargaba con una pareja, un obrero de la construcción que conoció como cliente al que estrujaba, en aquellos tiempos de la fiebre de la construcción y que ahora, como el puticlub, se había esfumado.
Yo siempre he mantenido que una profesional no debe “encoñarse” con los clientes y aún menos si este es drogadicto. No me escuchó y aunque me dio mucha pena el verla en el pozo sin fondo en el que se encontraba: unos ingresos que apenas cubrían sus gastos tenían que cubrir los de la droga y el alcohol de un compañero que ya no sirve para ganarse la vida. Gracias a la ingenuidad o la osadía de la víctima, no se hace mala sangre por la intervención de todas sus cuentas por el Banco de España. No he vuelto a saber nada de Brigitte desde aquel encuentro. Una pena; me hubiera gustado hacerlo, pero he perdido su pista.
¿Por qué ha venido a mi memoria esta mujer en este momento? Quizá porque por ella tuve las últimas noticias del concejal. Había sido cesado, pero sigue en el partido y jura y perjura que Brigitte no tiene que preocuparse. Yo, en el lugar de ésta me preocuparía mucho más. El asunto es que José perdió su curro. No lo pasamos tan mal para salir. Teníamos para tirar unos meses y antes de terminar el primero, mi agente me encontró curro. No era como entonces sacaba menos al día y no podía reunir mis ingresos en una semana. Tenía que contentarme con las fechas en que la empresa ofrecía fiestas en las que se me pagaba para servir y alternar y si había polvo, se me retenía un 30%.
Me divertía el curro y sacaba pasta cuando salía, pero no podía decidir yo mi tiempo libre. No estaba dispuesta a renunciar y no paré hasta que me he conseguido clientes para trabajar los lunes y martes que me permiten mantener mi tren de vida, reducido pero suficiente para mí.
José no lo ha vivido así; hubiera dicho que pronunció, ante Dios, el juramento de Skarlett O’Hara,  de nunca volver a ser pobre. No sé muy bien cuándo tomó tal decisión. Yo estaba demasiado ocupada con lo mío. Llevaba años viviendo muy bien y mi trabajo se realizaba lo suficientemente lejos de mi domicilio para garantizarme el anonimato. No era fácil encontrar un chollo así y hasta incluso nada era evidente. Cada vez hay más competencia y cierran más clubs, tenía que buscarme la vida de otra manera…
Hace tiempo que lo veía venir, desde que me di cuenta de que Brigitte estaba encoñada con el tipo este que arrastra ahora. Lo del blanqueo vino después y no hacía sino aumentar mi inquietud; por las circunstancias y porque siempre he tenido muy claro que pese a lo que quiere aparentar y lo que cuenta, es una niña que tenía entonces algo más de cincuenta tacos, pero que tenía polvo.
Siempre sale Brigitte, ella es de las que ha puesto a Dios por testigo, en cada crisis que ha sufrido, de su juramento de no volver  a ser pobre. No impide que, a juzgar por lo que contaba, cada vez era más pobre. No ha sido así en el caso de José. Lo pasó mal unos meses, quizá un año. No tuvimos ocasión de celebrar su nuevo curro. No le deja tiempo y tiene demasiado miedo de perderlo. Así nos va.


lunes, 8 de febrero de 2016

Mi artículo de hoy

El escándalo de los títeres
La detención de los titiriteros en los Carnavales de Madrid es una prueba más de que la caza de brujas necesita ser denunciada.
No es porque ya estemos acostumbrados a las tácticas de la Santísima Inquisición que debamos aceptar la detención de unos señores  porque han ofrecido  un escenario de “caza de brujas”. Es un escándalo.
También lo es la manera de presentar los hechos: padres que hubieran visto el cartel “Gora AlkA ETA” y que no hubieran visto que éste hubiera sido colocado sobre alguien que se quiere condenar; el ejecutor es muy astuto: la denuncia que se planteaban hacer los detenidos debe ser juzgada suficiente para acusarlos de “enaltecimiento del terrorismo”.
Otra cosa es la cuestión de la adecuación de los gastos que el Ayuntamiento destinó al espectáculo. Eso es harina de otro costal, lo que realmente interesa a unos ciudadanos atrapados entre los viejos y los nuevos poderes. Según la concejala de Cultura no se trataba del espectáculo que requerían los asistentes y no se había visionado previamente a su contratación. Es un fallo cuando los caudales son tan escasos y las demandas de los ciudadanos tan lacerantes.

Echo en falta una información objetiva sobre la gestión de los nuevos poderes locales y con el tumulto que montan los escándalos y con la falta de medidores objetivos que permitan certezas, estamos muy perdidos. Tiene que haber datos fiables ¿Por qué no los hay?

jueves, 4 de febrero de 2016

Mi artículo de hoy

La Contrarreforma


El ímpetu que puso María Dolores de Cospedal para invocar la urgencia de una II Transición, en el marco del inicio de las segundas conversaciones del jefe del Estado con los representantes de los partidos con representación parlamentaria, suena a Contrarreforma. Lo mismo ocurre con el  planteamiento para formar el gobierno del “cambio” de Pedro Sánchez. Ambos son conscientes de que el régimen hace aguas y que ya no basta con las Contrarreformas llevadas a cabo por ambos partidos, con el resultado de recortes de derechos ciudadanos y  de puestos de trabajo; con desigualdad en los repartos, con  intriga, corrupción y con escandaloso aumento de la deuda.
Confieso que me gusta más la música de Pedro Sánchez, aunque no sea más que porque los gobiernos del PSOE han sido más sensibles con los derechos ciudadanos y porque el canto de la Cospedal es más rancio e imponga más solemnidad a los “valores eternos”.
Eso es lo que está en juego, lo que nos ofrecen en este tiempo, para formar gobierno. No olvidemos que los partidos de gobierno pesan, aunque lo hagan menos que en anteriores elecciones. Estamos en la Contrarreforma o fuera de combate.
Yo no veo alternativa en la Contrarreforma y creo que tampoco lo ven Sánchez y muchos miembros de su partido. O el PSOE abandona esa vía, por muchos adeptos y protectores que tenga la misma, o conseguirá un gobierno incapaz de resolver una gravísima situación que requiere instrumentos inexistentes en el régimen.
Hay otras alternativas, claro, como sería el caso de negociar instrumentos para combatir los males que nos aquejan. Pongamos por caso la corrupción. Si esto estuviera entre los objetivos que presenta el PSOE, el partido ya habría dado pasos, como la renuncia de los miembros del mismo” que benefician de privilegios de dudosa justificación, como es el caso de las “puertas giratorias;  o reparar las consecuencias de las corrupciones y mostrar los instrumentos tomados para que los hechos no puedan volver a producirse.

Ese es el primer paso que esperamos los ciudadanos de Pedro Sánchez. Así, además, salimos de la Contrarreforma, que ha perpetrado y enriquecido a  la Iglesia y alejado tanto a protestantes, ortodoxos y católicos.

martes, 2 de febrero de 2016

Nuestra cita de los miércoles

Esta semana adelanto un día por razones de agenda. Como indiqué el miércoles pasado, inicio nueva novela, aún no he resuelto mi traba con “Vivo sin vivir en mí” y tengo que mantener mi ritmo de artículo de opinión y capítulo. Aún no he puesto título a mi nueva novela corta. Ahí va el primer capítulo.



El negro y la puta



Ana y yo sabemos lo que somos. Para el prójimo,  somos una pareja algo extravagante con un poder adquisitivo que se lo puede permitir y para Hacienda, una empresa de servicios que cotiza lo necesario para blanquear el producto de la venta de su cuerpo y de mis proyectos.
Ninguno de los dos seríamos etiquetados como hispano o afro por los criterios USA, pero tampoco estos nos meterían con los caucásicos. Es su problema, el nuestro es otro. Ana no quiere comprender que mi clienta me urge el proyecto y que nos jugamos mucha pasta.
Para ella me escaqueo y  está harta de cargar con todo.
_ ¿Qué más vueltas puedes darle?- Lo suelta sin resentimiento, como si su intención fuera la de liberarme.
No respondo y me pongo los cascos. Conozco de sobra sus tácticas y sus argumentos. No es que pretenda tener razón, pero sé que si no presento lo que se me pide antes de mañana, estamos perdidos.
Sé lo que piensa. Estoy rompiendo el pacto que nos juntó hace más de 20 años. No recuerdo, con exactitud la fecha, pero sí las circunstancias. Brigitte me había invitado a pasar un par de días en el piso que compartía con las chicas que trabajaban en la casa de putas que regentaba. Ana era una de ellas y  no recuerdo muy bien por qué, pero simpatizamos desde el primer momento y paseábamos, durante el día, con mi perro Julen.
La historia que me contaba se parecía, de alguna manera, a las que me contaban otras putas. Su novio la había dejado con una hipoteca que no podía pagar sola. Él se declaró insolvente y el banco se agarró a ella. Se hizo puta para no sufrir el embargo y luego descubrió que trabajando una semana al mes, podía obtener 300.000 pesetas, ampliamente suficientes para cubrir la hipoteca y los gastos de una vida digna. ¡Trabajaba una semana al mes y vivía mucho mejor que cuando la dejó ese cabrón!
Esa noche la vi trabajar y comprobé que era cierto lo que contaba, sacó 60.000.
Yo entonces vivía de traducciones, no ganaba tanto, ni mucho menos. Desde luego no podía permitirme descansar tres semanas al mes.
-¡Porque no quieres! - Lo afirmaba con tal rotundidez, que me dejó en ascuas y con ganas de escuchar.
-Mira; mi cliente más asiduo es concejal. Entra con un amigo. Cobro doble y me dan muy poco que hacer y mucha caja.
Ya lo había observado por el champán francés, las compras de todo lo que ofrecían los vendedores ambulantes que pasaban por el bar, para obsequiarla, y las veces que iba Brigitte a recordar que se había terminado el tiempo y que se contabilizaba uno nuevo.
Reconozco que me puse a calcular lo que estaba sacando esta chica y estaba impresionado.
-Maneja pasta y necesita ya un proyecto para su concejalía; es un necio. Tú podrías hacer ese proyecto para él y ganarte una pasta. Le he prometido un negro y he pensado en ti.
Me quedé de piedra; sin capacidad de respuesta. No hacía falta, ella lo tenía todo atado y bien atado.
-¿Qué  quieres? ¿Seguir buscando la “piedra filosofal”?, tienes ya cuarenta añitos, una formación que te abre caminos que hasta ahora no has encontrado, ¿vas a pasarte la vida preparando oposiciones y contentándote con la mísera y esclava supervivencia que te dan tus traducciones? – Deja un tiempo suficiente para clavar la estocada y después, cómplice, añade- Reconoce que hay algo tierno en la estupidez de estos dos. He visto tus miradas.
Me ruboricé al saberme observado. En efecto, había algo tierno en esos cretinos. También despertaban morbo por sus intrigas. Confieso que me hubiera encantado ver y escuchar lo que pasaba en la cabina y lo que pasaba por la cabeza de Ana. Me hubiera gustado hablarlo con ella. Pero, nunca había pasado por mi imaginación lo de meterme en el juego.
-Yo creo que puede ser divertido y -remata- te permitirá vivir más libre y desahogado. Es difícil  que a tu edad, encuentres la piedra filosofal, aprende a vivir lo mejor que puedas lo que te toca vivir.
Ella seguía argumentando que, además, tenía la posibilidad de impregnar mi idealismo en proyectos de otros.
-Siempre es mejor que ahora- me puso la versión de Aute de "Al alba"  Yo no la escuchaba; estaba sintiendo un escalofrío ¿Hacerme negro?
Lo hice y mi cliente me puso en contacto con otros clientes…
Entonces decidimos vivir juntos. Primero lo hicimos en casa de ella, que tenía más recursos. Después cambio la tortilla. Los buenos tiempos de Ana se esfumaron con la crisis de la construcción y el hundimiento del puticlub en el que trabajaba una semana al mes. Ella lo lleva bien, pese a su edad y a los tiempos que corremos. Yo he subido como la espuma y ahora tengo encargos mucho mejor pagados, pero que me exigen mucha más dedicación. Nos trasladamos a mi apartamento, más lujoso.
He roto el pacto en silencio que cimienta nuestra unión y lo que es aún peor, estoy obligando a Ana a romperlo, porque  impongo, como el cabrón que la dejó colgada, el trabajo que no hago en nuestra “tapadera”.
Yo no traiciono nada; Ana lo sabe. Sobramos negros y los que nos compran son cada vez más exigentes. Necesitamos esa pasta para pagar nuestras facturas, incluidos los pagos a Hacienda. Las ventas del cuerpo de Ana cubren muy poco de esa parte. Tiene su mérito, porque conserva su poderío. Sin mi aportación nos pueden fumigar.
Tengo que terminar esta noche el proyecto. 

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 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...