lunes, 26 de junio de 2023

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo


– ¿Por qué has llegado tarde?

Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno.

–He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos divertíamos tanto que hemos

olvidado la hora.

– ¿A qué jugabais?

–A soldaditos de plomo.

Mi interlocutor palideció. Sentí que le había contrariado. Se quedó pensando

unos minutos y dijo:

–Esas piezas que manejáis representan a seres humanos que se confrontan

porque los poderosos así lo han decidido.

Sin comprender muy bien, me sentí muy afectado. Yo solamente veía

juguetes…

–Las guerras causan dolor y muerte, y lo peor, dan más poder a los

vencedores, que miran desde sus torres fortificadas las matanzas producidas

únicamente para satisfacer su ambición.

Necesité un buen rato para comprender. Bertín juega con armas, recibe clases

de esgrima y de tiro al pichón. De pronto, el abuelo Leopoldo me hizo

comprender lo que intuía; esa gente se ha enriquecido muy rápidamente, tratan

muy mal al servicio, Siempre tengo la impresión de ser acogido por lástima;

simplemente porque Bertín y yo éramos amigos cuando eran pobres.


–Yo te tenía preparado esto,

Me mostró una placa de cobre, cuidadosamente envuelta en un paño de lino. El

esmero que ponía en desenvolver el codiciado tesoro me hizo la espera eterna.

Cuando concluyó, descubrí que yo no era el centro del mundo; ante mi tenía

las primeras letras de diez alfabetos, gravadas, con un buril.

–Te iré trayendo más.

Mi abuelo, en su vida activa, había trabajado como mecánico en un remolcador

. Se había instalado, en su casa. un taller para trabajar el cobre durante la

jubilación. Sus obras lucían en las casas de la familia.

En esta ocasión me había tocado.

Ante mí tenía jeroglíficos, letras latinas, griegas, árabes, rusas, chinas,

hebreas.

–Como puedes comprobar, ha habido muchas civilizaciones previas a la

nuestra–comentó mi anfitrión–; se podrían enriquecer las unas con las otras,

pero, con la confrontación, se empobrecen. Durante mi vida he sufrido guerras:

destrucciones de perspectivas, de vidas y de saberes.

Han pasado 72 años desde entonces. El abuelo murió antes de poder

completar el abecedario, pero me dejó cuatro planchas de cobre con sus

respectivos gravados.

Pese a que el pobre hombre sufría de cirrosis hepática, no había tomado

alcohol en su vida y tampoco le faltaba cobre en su organismo: comía judías,

cereales,.. y tomaba levadura de cerveza.


Estaba completamente en contra del sacrificio animal y nos daba una gran

parte de su escasa jubilación. Yo nací en 1944 y por tanto me tocó sufrir la

postguerra.

Tengo, ante mí, las planchas de cobre. Escogió este metal, porque, la edad de

cobre representó grandes avances: demográficas, agrícolas, ganaderas y

comerciales, pero, asimismo, dio un gran impulso a la guerra; hay evidencia de

que comenzaron a fabricarse lanzas y puñales. También el acceso al cobre

impulsó las jerarquías.

A mi lado está el hijo de mi sobrina; tiene cuatro años y está conectado, en el

ordenador, a juegos de guerra. Yo tenía seis años cuando el abuelo Leopoldo

me regaló las primeras placas de cobre. Pedro; así se llama mi sobrino nieto,

no se digna mirarlas; está demasiado ocupado en su juego genocida.

Le cuento la historia que tanto me ha marcado. No escucha,

Mi hermana tiene una gran mesa, que podemos compartir varias personas,

entre ellas están los padres del niño genocida. Ambos trabajan sus respectivas

tesis.

–¿Te puedes callar?. No nos dejas concentrarnos.

Dice la madre de la criatura.

–¿Has visto los juegos que divierten a Pedro?

–No me interesa. La cuestión es que nos deje tranquilos. Tenemos que

presentar nuestros trabajos cuanto antes.


Sé que no puedo añadir frase alguna. Recuerdo que cuando yo escribía mi

tesis y mi director me había impuesto un tope de dos meses, yo estaba en Las

Palmas y se presentó mi hermana con sus hijos. No podía concentrarme ¡Los

niños tenían qe jugar! Felizmente, las vacaciones de Navidad son breves y

pude cumplir mis objetivos.

La señora de la limpieza observa la escena y cuando estoy preparándome para

envolver las placas en el lienzo me hace signos para que no lo haga y

comprendo que me convoca para dentro de quince minutos, en la cocina.

¡Tenemos muchas más capacidades de las que pensamos para comunicarnos.

Elena es rumana y habla muy bien el español; el problema no es idiomático.

Las circunstancias nos obligan a agudizar el ingenio.

Pasa rápidamente el tiempo de espera, justo el necesario para hacer el

traslado con mucho cuidado.

–¡Qué maravilla!

Me dice Elena cuando termina su limpieza y contempla las letras incrustadas

en las planchas de cobre.

–Es un excelente trabajo, una copia de lo que se hacía en el neolítico.

Mi interlocutora es licenciada en historia del arte, se vino a España con la

esperanza de encontrar un buen trabajo, pero, de fregona gana más, aunque,

por lo que escucho, sabe apreciar;

–Pese a que la escritura no surgió hasta la edad del bronce y se grababa

básicamente en arcilla, tu abuelo respetó la tecnología para fabricar cobre de

la época, así como el sistema de gravado. ¡Tenía que quererte mucho para


ocupar tanto tiempo!, Está claro que su voluntad era que el mensaje perdurara.

Aùn en las condiciones más adversas pueden pasar cien años, y el cobre sigue

inalterable, Creo que el mensaje es largo.

–A mí me ha servido mucho; soy pacifista y aprendo de las otras culturas. He

vivido en muchos lugares, y ya no me considero de ninguno.

–Comparto esa sensación, aunque no he tenido tanta suerte como tú; añoro mi

país cuando estoy aquí, y, allí, me pasa lo mismo. Pero, volvamos al tema de

los alfabetos gravados en planchas de cobre. Por desgracia, este mineral se

utilizaba, sobre todo, para joyas y para otras muestras de poder.

–Ahora es una de las columnas que sostienen nuestro sistema.

–Ya lo creo, pero, perdona, tengo que irme, me faltan tres horas de trabajo

para terminar la mañana.

–¿A qué hora has empezado?

–A las seis, en la limpieza de autobuses.

–¿Te han pagado ya los meses que te debían?

–No, pero el abogado nos aconseja continuar en nuestros puestos: el

Ayuntamiento tendrá, tarde o temprano, que hacerse cargo de las deudas de la

empresa que ha contratado para el servicio.

–Espera un poco: te regalo una de las planchas.

–Lo agradezco mucho, pero son un recuerdo entrañable para ti,

–Estoy seguro de que mi abuelo me dio una para alguien tan sensible como tú.


Elena termina por aceptar mi oferta.

Vuelvo a la sala común de trabajo, Pedro goza con sus bombardeos.

domingo, 25 de junio de 2023

Cuento Breve: Juana

 

Nací en Cabra del Santo Cristo. Tuve que abandonar mi tierra cuando me quedé embarazada, aún no había cumplido 16 años.

Yo era y continúo siendo, pequeñita y fea; razón por la que me contrató doña Ramona:, esposa de un marido aficionado a “beneficiarse” de las mujeres que contrataba su señora.

La primera vez que fui violada por este monstruo tenía 14 años. Con nadie podía contar. Es más, tenía que asegurarme de que se ignorara el asunto. La señora me echaría inmediatamente y mis padres me darían una zurra.

.Cuando mi embarazó se hizo notar, la señora me obligó a casarme con un gañán, le dio dinero para comprarle y para que me llevara todo lo lejos posible. Supongo que, también, mis padres  recibieron lo suyo; puesto que asistieron a la boda bien contentos. Salí de la casa donde servía. Con nadie pude hablar. Así me sacaron de mi querida provincia de Jaén. Doña Ramona tomó todas las precauciones para que se ignorara el origen del fruto de mi vientre.

Mi marido, José, me llevó a Bilbao. Allí, sin dejarme tiempo para descansar, me violó con aún más brutalidad que lo hacía el patrón. José tenía reservado un puesto de barrendero en el puerto, que, en aquella época, llegamos en 1956, se encontraba en Santurtxi. Iba con él hasta que  llegó el parto; de las barreduras sacaba trigo y otros productos. Costaba mucho limpiar, pero yo sabía apañarme, y así pasaron los años hasta que mi esposo fue encarcelado por contrabando; aprovechaba su situación para recibir cartones de cigarrillos, que le tiraban del barco. Fue denunciado por un carabinero, por competencia desleal. Estos funcionarios cobraban el “diezmo”, como llamaban al latrocinio que imponían a los marinos que intentaban sacar del barco cualquier producto, tan necesario para una España hambrienta.

Me sentí aliviada, nunca he deseado mal a alguien, aunque el muy sinvergüenza se quedaba con todo lo que adquiría con tanto descaro.

Iba a visitarle a prisión, tuve que dejar de hacerlo por los insultos.

¿Para qué pensar más en un pasado tan abrumador?

Nada volví a saber de una persona que se me había impuesto. Me dedicaba a hacer limpiezas en casas particulares. Fui una madre afortunada, a mi retoño le iba muy bien en los estudios y lo que aprendía me lo enseñaba a mí.

Mi niño siempre lograba beca que pagaba sus estudios y nos ayudaba. Él solamente tenía dos sueños: que yo dejara de trabajar y terminar la carrera de Derecho.

–¡Tenemos que  luchar contra los abusos a las mujeres! Mi padre biológico y su “santa” esposa, gozan aún de buena salud. Necesitamos lograr un análisis de ADN antes de que muera el infame.

–¡No te he educado para guardad rencores!

–Yo no siento rencor alguno. Lo que considero importante es evitar que otras pobres mujeres sean víctimas de monstruos como ellos.

–¿Y qué harás?

–He hablado con una profesora que es muy sensible al caso. Quiere conocerte.

Fui informada justo cuando la visita tocaba el timbre.

No me sentí incómoda, pese a lo difícil que me resultaba hablar de aquel horrible pasado.

Mis males salían a chorros ¡Tanto tiempo tapiándolos!

Alicia, así se llama la visita, me dio un abrazo muy tierno. Añadió:

–¡Lo tenemos! Solamente necesito que me firmes estos papeles.

Conocía perfectamente los términos que requerían mi aprobación, para ser representada por Alicia  y por una procuradora que no conocía.

–No tenemos con qué pagar.

.Juan me aclaró.

–Alicia ha sido suspendida  de empleo y sueldo por denunciar los abusos sexuales de ciertos magistrados que ejercen la docencia en la Facultad .

–¿Te acusaron de calumnias?

Pregunté

–Difícil lo tendrían; todo el mundo está al corriente.

Respondió Juanito, y, añadió:

–Fue ella la difamada.

–Si todo el mundo está al corriente de los abusos de los magistrados ¿Por qué callan?

Pregunté.

–Dejémoslo estar. Centrémonos en el asunto por el que nos hemos reunido.

Cortó, con amabilidad, Alicia, y añadió:

–Pediremos las pruebas de ADN. No pueden negarse. Ahora toca ocuparse de esta querida anfitriona; Juana, te hemos inscrito en las pruebas de acceso a la universidad para mayores de 25 años.

–¿Qué?

–Juan certifica que estás ampliamente preparada.

–Solamente soy una simple fregona.

–Es soberbia pecar de humildad

–Supongo que no querrás menospreciar las capacidades de Juan.

–Tengo que trabajar para mantenernos. En el supuesto que aprobara el examen de acceso, no podría asistir a clase.

–Juanito tiene ya un trabajo de asistente, que junto a la beca, sería suficiente.

–¿Y mi jubilación? Estoy cotizando desde que, a las que trabajamos por horas, se nos consideró autónomas.

–Recibirás una buena indemnización muy pronto.

–No quiero ese dinero. Si lo consiguieras, mi parte servirá para ayudar a las mujeres.

–Tu hijo tendrá derecho a su parte de la herencia.

Éste respondió con la velocidad del rayo.

–Yo haré lo mismo que mamá.

La profesora penalizada tenía su respuesta preparada.

–Tengo trabajo para ti. He renunciado a mi plaza y voy a abrir un bufete.  Cuento con vuestra valiosa ayuda.

Pregunté:

–¿Con qué dinero contaremos para iniciar el bufete?

–Tengo una pequeña herencia, lo suficiente para mantenernos hasta ganar nuestro primer caso,

Entré, con nota, en la Facultad de Derecho. Estudiaba por la noche, utilizaba los apuntes y los manuales de mi hijo. Solamente me presentaba a los exámenes y sacaba buenas notas. Comprobé que las acusaciones de Alicia a los magistrados eran ciertas. Conseguí la confianza de algunas de las víctimas. Las pobres chicas estaban demasiado asustadas para testimoniar en contra de quienes podían destruir sus carreras. Les conté mi historia, y, unas cuantas comprendieron que teníamos que defendernos De pronto, mis buenas notas se transformaron en suspensos. Monté tal escándalo que logré que una comisión viera mis exámenes Recuperé mis notas y mi coraje convenció a una gran parte de las víctimas, para que testimoniaran en un juicio que ganó nuestro gabinete. Alicia fue indemnizada y tuvimos dinero para continuar trabajando.

sábado, 24 de junio de 2023

Un cuento breve: Argimiro

 

Argimiro

A mis 77 recuerdo, con mucha nostalgia, un personaje que nos contaba sus vivencias en La Pampa. Estábamos en Riaño de Valdebezana, un pueblecito muy pobre de la provincia de Burgos. Mis hermanos y yo solamente veníamos los veranos, “para respirar aire puro”, como decía mi padre. Mi familia vivía en Santurtzi, “bonita aldea”; presumía todo el mundo. El aire, allí, no era tan puro: en la margen izquierda del Nervión se concentraban fábricas contaminantes.

Gimiro, como se le llamaba en el pueblo, se había ido a Argentina, con unos tíos; tenía 6 años y era huérfano. Se fueron a la Pampa. Llegaron en plena “Conquista del Desierto”, como llamaban allí a la exterminación de los aborígenes de unas tierras ricas.

―Yo, al principio, consideraba que se trataba de una guerra justa.

Contaba Gimiro con emoción mal contenida.

Allí estábamos todos los niños del pueblo, sentados en el suelo, alrededor de nuestro anfitrión. Éramos solamente seis. El pueblo era muy pequeño y tenía baja tasa de fecundidad. Escuchábamos atónitos, sorprendidos y aturdidos.

No tuvimos que esperar mucho para salir de nuestra frustración; nuestro interlocutor estaba tan impaciente como nosotros y nos soltó cual rayo.

―Fuimos capturados por los mapuches. Nos trataban bien; ellos son más inteligentes que los conquistadores. Querían aprender de nosotros y, al mismo tiempo, enseñarnos. ¡Nunca he sido tan feliz! Ellos tenían sus búfalos, nosotros tres vacas y un toro. ¿Sabíais que la leche de búfala es más sana y mejor que la vacuna?

Ninguno de nosotros podía opinar. Él sí:

―También la carne es más sana; tiene más hierro y otros minerales y genera mucho menos colesterol.

―¿Por qué no se crían aquí?

Preguntaba Tonio, el hijo de Consuelo y Sebio. La primera era prima segunda de mi madre.

―¿En este pueblo?

Gimiro respondía en una carcajada irónica que molestó a todos.

Sebio era el presidente del pueblo. El bastón de mando pasaba de casa en casa cada tres años. El mando estaba ejercido por un triunvirato: el precedente, el actual y el sucesor. Cada semana se reunía el concejo en el pórtico de la iglesia. Cuando había alguna emergencia se convocaba uno extraordinario. La pequeña y pobre aldea se las había arreglado para traer la electricidad. Talaron y sembraron robles y crearon el “Propio”, un terreno comunal que obtuvieron de los pastos comunales cercanos. El objeto era pagar, con la producción, el préstamo que había logrado el padre de Tonio, para pagar el cableado.

Nuestros argumentos agudizaban las carcajadas despectivas del anfitrión.

Nos fuimos en muestra clara de nuestro rechazo.

Sebio escuchó nuestra irritación con mucha calma. Con unas pacas palabras nos apaciguó:

―Este hombre sufrió en sus propias carnes las consecuencias de la avaricia de los conquistadores. Primero se la inculcaron. Después comprendió el planteamiento de las víctimas. La Pampa es muy rica y los indios sobraban. Los búfalos eran su alimento, así que fueron objetivo, como las tribus.

―¿Y por qué odia a Riaño?

Hice esa pregunta con demasiada saña. Sebio me lo reprochó, a su manera, tan tolerante.

―También aquí fuimos víctimas de la Guerra Civil. Allí ―señaló el monte de La Maza― italianos y franquistas cometieron los crímenes más aberrantes que se pueda imaginar. En Riaño había rojos y franquistas. Los primeros fueron denunciados por sus propios vecinos. Había mucho odio cuando volvió Gimiro asqueado por los crímenes en su tierra de adopción. Esta es la razón por la que decidió encerrarse en la casa que le habían dejado sus padres. Desde entonces, vive de la venta de las pocas tierras que formaban parte de su patrimonio. Ironía, este hombre es víctima de los usureros.

El padre de Tonio, en su sabiduría autodidacta, no dio nombres. Todos sabíamos, sin embargo, quiénes eran: los propietarios de las dos cantinas ―tiendas, que había en el pueblo. Fiaban hasta que les parecía tener derecho a una finca más de las que habían arrebatado al “cuatrero”, como llamaban a su víctima.

 Todo aclarado, cada día íbamos a pasar un buen rato con ese viejo que no nos parecía ya tan loco.

viernes, 23 de junio de 2023

Nuesstra cita

 

El 23 junio de  2000 , Lola Agalan publicó este artículo: “Polémica en Italia por la posible amnistía para los corruptos con motivo del Jubileo”;

 

https://elpais.com/diario/2000/06/23/internacional/961711210_850215.html

 

Debes pinchar. Para amimarte. C0pio:

 

La clase política italiana parece atrapada en un nuevo laberinto: cómo redactar una ley de amnistía que vacíe las cárceles superpobladas del país y responda a la propuesta de perdón adelantada por el Papa en este Jubileo de 2000. Y, sobre todo, cómo hacerlo sin que parezca que lo que se prepara es una ley de "borrón y cuenta nueva" para limpiar las biografías de quienes en su día fueron condenados en el gran escándalo de corrupción política y financiera conocido como Tangentópoli. El tema se ha convertido en una patata caliente para el Gobierno de centro-izquierda y para la oposición. Unos y otros dudan de dar el primer paso en favor del indulto, temerosos del efecto negativo que pueda tener esta decisión en la opinión pública. La palabra amnistía lleva meses en el aire, aunque los italianos de a pie siguen siendo reacios a digerir el tema. Un 35% de los preguntados por la empresa milanesa Datamedia sobre la oportunidad de conceder un indulto están a favor de esta medida de clemencia, mientras un 32,4% se pronuncia en contra y un 23% se declara completamente indiferente. Amnistías ha habido ya muchas en Italia. La última fue la otorgada por el Gobierno de Giulio Andreotti en 1990. La situación hoy, tras el escándalo de Tangentópoli que barrió del mapa a una clase política y salpicó a decenas de empresarios, es más compleja y también más confusa, algo que se refleja en los frentes que apoyan y los que critican una ley de este tipo.

 

Jesús Batante, concluye; “El cardenal, la espía y el palacio: el Vaticano afronta el mayor macrojuicio de corrupción de su historia”: https://www.eldiario.es/sociedad/cardenal-espia-palacio-vaticano-afronta-mayor-macrojuicio-corrupcion-historia_1_8163944.html

Debes pinchar. Para animar, copio:

 

Un cardenal defenestrado por el Papa. Una espía en el continente africano y una red diplomática paralela a la de la Santa Sede. Inversiones en palacios en la zona vip de Londres, paraísos fiscales, bolsos de Chanel o películas de Elton John. Una espiral de corrupción que afecta a los principales órganos del Vaticano. Y, sobre todo, más de 400 millones de euros robados del dinero que los católicos entregan al Papa para ayudar a los pobres. Todo esto se juzga a partir de este martes, en el mayor macrojuicio de la historia de la Santa Sede, que sienta en el banquillo de los acusados a una decena de jerarcas de la Curia, entre ellos el cardenal Angelo Becciu, hasta hace unos meses máximo responsable de la 'máquina de santos' del Vaticano y que podría acabar en la cárcel, acusado, entre otras cosas, de malversación de fondos y soborno durante su etapa como número dos de la Secretaría de Estado.

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...