jueves, 30 de mayo de 2019

Onceavo Borrador de mi novela sin título


Los Rothschild y España
He hecho una corrección en la primera parte y he decidido juntar las dos partes.
Esta poderosa familia había jugado un papel muy importante en  la recuperación del trono español por los Borbones, en 1814.
La generosa inyección económica de estos poderosos financieros dio vida a unos ejércitos dispersos por su procedencia: inglesa, portuguesa o española enemiga de la dinastía bonapartista.
El duque de Wellington estaba atrapado por la desmoralización de sus tropas, en el sur de Portugal y el  oportuno envío de numerarios, que  le hicieron los magnates alivió el malestar de un ejército  que jugó tan importante papel en la Guerra de la Independencia.
Las políticas de Fernando VII no eran del agrado de los prestamistas, tampoco éstos sentían la menor simpatía por la España feudal que apoyaba a éstos.
 El tío párroco de Llodio afirmaba tener pruebas de financiación de la Revolución Francesa por esta familia y ya  estaba preparado para plantearme los bailes políticos de la alta finanza.
Tengo que reconocer que me fue de gran utilidad hacerlo.
Comprendí que los intereses de la “Casa”, eran parar la expansión napoleónica y lograr  de la debilidad del régimen que estaba ayudando a restaurar concesiones mineras, como es el caso de la de Almadén, que necesitaban para completar su predominio mundial en el mercurio.
Esos beneficios,  más los obtenidos por el generoso préstamo a Inglaterra, sirvieron para operaciones más lucrativas  en territorios que  ofrecían mayor rentabilidad de la que podían obtener en la decadente España.
Para  volver a fijarse en este último reino fue necesaria la pujanza financiera de los hermanos  Pereire que puso en peligro el liderazgo de unos Rothschild acostumbrados a mangonear.
Ambos rivales habían sido socios en la construcción de ferrocarriles en Francia, pero iban apareciendo desacuerdos entre dos familias judías, la última de origen prusiano, la primera sefardíes portugués; ahora ambos franceses.
Es difícil de explicar el retraso de la instalación de líneas férreas en Francia, para los Pereire era necesario recuperar el tiempo perdido en la puesta en funcionamiento del motor de desarrollo económico, que los financieros tradicionales, entre ellos, sus socios, retrasaban.
Para los Rothschild la inversión debía realizarse en territorios con potencial de despegue.
La nueva finanza iniciada por los socios ambiciosos fue cobrando una fuerza que ponía en duda el liderazgo de Lionel Rothschild en las finanzas mundiales.
España, en 1835 vino a ser el campo de batalla entre los dos magnates financieros mundiales.
No era el territorio más apetecible para inversiones ferroviarias en aquel momento. ¿Por qué fue campo de batalla para dos tiburones financieros, precisamente cuando ambos tenían en el sector una gran parte de sus negocios?
Los Pereire, en los 30 estaban ya lanzando sociedades, en Francia y en el resto de Europa, capaces de crear líneas férreas que movieran mercados donde no había “mercancía”. Según la ortodoxia financiera dominante, representada por los Rothschild en la tierra, esos proyectos carecían de cimientos y el fracaso del negocio  podría ser un revulsivo para los inversores y ralentizar avances en lo que apuntaba como nueva revolución industrial.
La ortodoxia se defendió, aunque con dificultades, en Francia y en Austria; era tiempo de parar los pies a los herejes en todos los territorios en que pretendieran imponerse.
Supongo que la primera razón que justificaba la mirada a España era la gratitud que debía Su Majestad Católica a los financieros  que hicieron posible la victoria que les recuperó el  trono.
También supongo que Daniel Weisweiller  y yo tuvimos un papel importante en lograr que el frente español cobrara un gran protagonismo
Los Rothschild no solamente asestaron un duro golpe a los Pereire; además obtuvieron grandes beneficios y dejaron  claro su liderazgo en el ferrocarril europeo.
Hay decisiones tomadas por estos señores que lamento, como es el caso de la inversión en las Guerras Carlistas.
Tendría mucho que contar sobre las guerras de estos magnates financieros y sobre los efectos que tuvo en la misma el éxito de la casa Rothschild en España. Me limitaré a comentar que la venganza    de los Pereire  fue muy dura: fundaron  el Crédit Mobilier, el 9 de septiembre de 1852;  una sociedad financiera con un capital de  60 millones de francos que serviría de garantía a las diversas sociedades de crédito que abrieron en toda Europa, incluida España, por supuesto.
Para entonces yo había ya creado la marca Urquijo, puesto que desde 1840 disponía  de capital, contactos y proyectos.
Además, mi patrón optó por apoyar la facción que hizo más daño a España, la que agrupaba a forales con los defensores de la estricta aplicación de la ley Sálica abolida por Fernando VII en 1830. La reina consorte, María Cristina de Borbón Dos Sicilias se había quedado embarazada y quería tomar precauciones en el caso de que pariera una hembra.
El hermano del rey, Carlos María de Isidro esperaba la muerte del soberano para ascender al trono por el derecho que tiene el segundogénito a suceder a un finado primogénito que no deja herederos. La minoría de Isabel II y consiguiente regencia de una madre de conducta poco ejemplarizante encendió unas Guerras Carlistas que costaron mucha sangre y dineros.
Fueron especialmente duras para mí; a la defensa del orden de “Dios Patria y Rey”, los insurrectos añadían la de los Derechos Forales. Mi tierra mi gente y mi causa estaban demasiado metidas en el incendio.
La casa en España supo apreciar y aprovechar  mi discrepancia en el tema.
Mi foralismo se opuso con todas sus fuerzas a unas Guerras Carlistas que fortalecían una España feudal que nos hundía más en la inercia.
Continúo siendo un hombre de confianza para mis antiguos patrones.
No se trata solamente de gratitud: compartimos la convicción de que España necesita potenciar emprendedores.
Gracias a l@s 565 que acudisteis a la cita e ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/

Gracias a Iris
Gracias a ti 

miércoles, 29 de mayo de 2019

Nuestra Cita Diaria



Hago una pequeña interrupción en la publicación de borradores de capítulos de actual novela para confesar mi fragilidad. Ayer me sentí  abofeteado por el mensaje que copio a continuación:

Una vez más se ignora mi relato

PARTE I : CORREO QUE ENVÍA EL CERTAMEN DE LITERATURA MIGUEL ARTIGAS

PARTEII: RELATO “ LA ROSA DEL AZAFRAN”
Os ruego una sincera opinión sobre el relato
Muchas gracias a l@383 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
PARTEI
CORREO QUE ENVÍA EL CERTAMEN DE LITERATURA MIGUEL ARTIGAS

Monreal del Campo a  28 de mayo de 2019

Buenas tardes:

            En primer lugar agradecer encarecidamente su participación en el Certamen de Literatura “Miguel Artigas” de cuentos y leyendas de inspiración popular y que convoca el Centro de Estudios del Jiloca y el Ayuntamiento de Monreal del Campo. 
            Sin la participación de los escritores, este certamen sería imposible de realizarse.  Dicho esto, le comunico que en esta convocatoria se han recibido un total de 299  relatos, que han sido leídos por varias personas antes de pasar al jurado.  Los relatos seleccionados fueron los siguientes

-       18.- Minas de sangre
-        94.- El corazón que late entre las piernas
-       114.- Resplandores
-       119.- Voto nulo
-       136.- El hombre oveja
-       140.- Por San Antón
-       141.- El aprendiz de labrador
-       142.- La cueva de la maestra
-       174.- El invierno de las palabras
-       199.- La bicicleta
-       208.- Flor de lis
-       218.- Nieve ardida
-       226.- La gata negra
-       232.- Vigas de luna
-       242.- Pan de higo
-       243.- El último pastor
-       274.- Cera en las manos
-       277.- El inmortal
-       294.- La vida escrita
Nuestra más sincera enhorabuena a sus autores
De estos relatos seleccionados, el jurado ha determinado otorgar los siguientes premios
-       El primer premio al relato titulado “EL INVIERNO DE LAS PALABRAS”, de Héctor Ortega Giménez
-       El segundo premio al relato titulado “VOTO NULO” de Manuel Arriazu Sada

Nuestra felicitación a los ganadores y nuestro agradecimiento a todos los participantes
Un cordial saludo
                                                                                                        



Certamen de Literatura Miguel Artigas
Plaza Mayor, 10
44300 Monreal del Campo
Teruel 
España

PARTE II
Breve Presentación
Una mezcla de sentimientos, de recuerdos y de invención; es una mirada esperanzadora en un mundo especulativo.
Es, ante todo,  una búsqueda de mismidad.
Me he ayudado en documentación sobre la cosecha del azafrán en la comarca del Jiloca; especialmente del artículo de Celia María Esteban Redondo: “Esbrinadoras, medieros y onceras: un aspecto del pasado del azafrán”: http://www.xiloca.org/data/Bases%20datos/Cuadernos/6071.pdf  así como de las informaciones accesibles por Internet sobre las iniciativas en la mencionada comarca para recuperar la producción y la excelencia de tan preciado producto.
También he recurrido al teléfono.

Título: La rosa del “zafrán
Conseguí mi jubilación anticipada en 2006; perdía 300 euros mensuales, pero ¡Al fin…! Me vinieron montones de cosas a la mente: un totum revolútum  que quería hacer y no había podido.
Sentía un nudo enredado por el choque con las barreras que me he dejado imponer.
No conocí a mi abuela Juliana; murió en el 37, en plena guerra civil, y yo nací en 1944.
La difunta no era de Monreal del Campo, pero en este territorio turolense recibió el apodo, tras varias cosechas de “zafrán”, a las que acudía a pie, desde Castrillo, su aldea, situada en el norte de Burgos.
En su casa sobraban bocas y la trilla de agosto dejaba manos libres; en Monreal del Campo contrataban esbriznadoras para la cosecha del azafrán durante unos veinte días entre los meses de octubre y noviembre.
Se volvía a Castrillo a tiempo para ayudar en la recogida de las patatas, con unas perrillas  que ayudaban mucho
¿Por qué vino a mi mente la rosa del zafrán? ¿Por qué decidí comprar una pequeña finca y una casa en Monreal del Campo cuando la abuela Juliana murió y vivió más tiempo en Castrillo?
En su estado terminal, mi madre sufría de perturbación  mental. No llegaba a demencia senil, pero casi.
Yo procuraba mantener la conversación para que no se quedara dormida durante el día y pasara mala noche.
— ¡Mi madre era muy lista!
Era el estribillo con el que comenzaba ella  sus reiterados relatos.
Ciertamente, el presidente del pueblo “el tío Jesús, así se designaba a las personas que pasaban de la cincuentena, escogió a cuatro mozas que le inspiraban la suficiente confianza como para cumplir las labores que requería su amigo Felipe en la cosecha del azafrán.
La amistad se había forjado cuando ambos hacían el servicio militar.
En Castrillo había azafrán silvestre.
El tío Jesús pensaba que el cultivo se podía mejorar.
En las interminables conversaciones que había mantenido con su amigo de mili aprendió  mucho sobre esta planta y había deducido que su tierra tenía similitudes con la productora de la excelencia del “oro rojo”: altura, frío invierno y cálido verano.
Había, sin embargo, diferencias que el pobre hombre no pudo resolver, aunque conservó la esperanza de hacerlo hasta su muerte  ¡Qué pena!
Llegué a conocer al tío Jesús; mis padres adquirieron una casa en Castrillo y pasábamos allí todo el tiempo libre que teníamos; tuve muchas conversaciones con un hombre que admiraba. También el tío Jesús recurría a estribillos:
—El azafrán es caro, pero necesita mucha mano de obra y tierras que no tenemos. He presentado, en concejo, varias propuestas para intentar esa producción en  un “propio” del pueblo que se puede crear  en una pequeña parte de los pastos comunes. Tu abuela me había traído bulbos de azafrán de alta calidad. Mis argumentos no lograron convencer.
El bastón de mando de la presidencia pasaba de casa en casa cada tres años. El tío Jesús lo conservó casi hasta su muerte; los vecinos decidían su continuidad por unanimidad ¿Cómo no estar contento con un presidente que supo sacar desde su primer mandato lo mejor del pueblo?  Aunque, lamentablemente,  no consiguió traer el azafrán a Castrillo.
La excelencia de la labor no solamente era mérito del mandatario: éste contaba con un buen equipo: Eusebio ejercía de practicante y Consuelo de comadrona, Santos de enterrador… Allí se hacía casi de todo, gracias a unos hombres y mujeres que se habían esforzado por aprender, aunque no podían documentar sus saberes  y nadie atestigua los quereres.
Tengo vivos recuerdos de este hombre y de un pueblo habitado por pobres campesinos, ganaderos y lo que les tocara hacer para traerse unas perras que les permitiera sobrevivir a unos largos y fríos inviernos.
La abuela Juliana asistió repetidas veces al concejo para apoyar la iniciativa del presidente.
He leído las actas guardadas cuidadosamente en un armario del pequeño edificio del concejo; las reuniones se celebraban en el pórtico de la iglesia. ¡Lástima que cuando murieron esos hombres y mujeres las cosas se hagan de otra manera! La “Rosa del zafrán”, apodo honorífico que se reconocía en Castrillo, en efecto, se explicaba muy bien: “el cultivo del azafrán requiere un trabajo intensivo en el periodo en que han concluido las tareas de la hierba y trilla de los cereales, termina a tiempo para la cosecha de patatas”
El presidente añadía que el título popular acordado a mi  abuela había sido conseguido por su buen hacer y por el uso de su tiempo de ocio en aprender sobre las necesidades y sobre el trato a la planta.
Los esfuerzos fueron inútiles: “más vale pájaro en mano que ciento volando”, concluía el padre de la interviniente.
Claro, no pensaba que su hija tenía novio, Leopoldo  y que antes de casarse quería terminar la construcción de la casa que estaba levantando con su futuro marido  y la ayuda de todo el pueblo; durante el mandato del tío Jesús era así.
De eso no se hablaba en el concejo y el padre daba por hecho que su hija tenía que aportar todo lo que ganara  al mantenimiento del hogar hasta que tuviera el suyo propio.
Juliana y su novio necesitaban muy poco para hacerse con su casa; el padre de Leopoldo les regaló un pequeño solar en el que iban colocando piedras que ajustaban. También habían cortado los árboles del bosque comunal que el concejo había destinado a estos menesteres, con la única condición de plantar y cuidar los sustitutos. El curado de la madera llevaba un tiempo, pero, cimientos, base y sostén del edificio estaban asegurados.
Había que comprar las tejas y mi abuela defendió su derecho a reservar una parte de lo que ganaba en la cosecha del “zafrán” a estos pagos.
El bisabuelo la echó de casa, fue acogida por  don Felipe, el amigo del tío Jesús, quien apreciaba las cualidades de la esbriznadoras que contrataba año tras año.
Fue muy generoso y la abuela supo ganarse un salario que le permitió  reunir en algo más de un año el dinero que faltaba  para tener un hogar en el que instalarse   tras su matrimonio con el abuelo Leopoldo.
Los primeros años del nuevo matrimonio fueron muy duros: el bisabuelo era rencoroso y también lo eran las mozas que no habían logrado repetir en las cosechas del Jiloca.
— ¡Mi madre era muy lista!
Repetía la mía que se me estaba yendo.
Este estribillo estaba acompañado de un no sé qué que me dejó helada la sangre. No se trataba de presagio,  puesto que fue lo último que dijo. La frase fue su postrero  suspiro: se quedó dormida y murió tres días después, sin despertar. Su cara, en casa y en el tanatorio reflejaba paz.
Esa misma paz que lograron Juliana y Leopoldo en un Castrillo contaminado por los rencores.
El abuelo Leopoldo murió joven y cuando apenas había cumplido cuarenta años su viuda tenía tres hijos menores.
Mi madre, la mayor, se fue con catorce años a servir a Bilbao; con su sueldo y el trabajo de la pequeña hacienda salieron adelante la viuda y los huérfanos. La primera murió cuando la prole que se había quedado en el pueblo ya podía apañarse.
Cuando mi madre decidió casarse no encontró las ataduras que le habían sido impuestas a la suya y mantuvo muy buenas relaciones con sus hermanos, hasta el punto que pasábamos todas las vacaciones escolares en Castrillo
He seguido haciéndolo mientras vivieron mis padres, pese a la distancia; saqué mi plaza de profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Confieso que los últimos años no lo hacía por gusto; se trataba de complacer a unos viejos padres que gozaban de su veraneo en la casa de Castrillo.
Este pueblo dejó de gustarme cuando entró en las trampas del poder financiero. Todo empezó con la subida del precio de sus patatas al ser valoradas con la excelencia de producto de siembra.
Después se impusieron las vacas lecheras y se eliminaron las campurrianas utilizadas antes para el trabajo, que apenas daban medio litro de leche tras amamantar a su cría.
Todo el mundo esperaba hacerse rico hasta que, de la noche a la mañana, las empresas que pagaban tan bien sus patatas y leche se olvidaron de ellos 
La juventud se fue y ahora nadie cultiva.
El tío Juan, Eusebio y un largo etcétera que incluye, por supuesto, a Juliana y a Leopoldo ya no están allí.
Ahora no hay matronas, practicantes, enterradores… solidaridad. Cada vecino vive en su mundo.
Ya no volveré a degustar esas patatas, carnes, pan que se producían con tanta calidad.
En el Jiloca se está recuperando la exquisitez que los poderosos financieros quitan.
Tengo una muy pequeña producción de azafrán; me esmero para regalar un hacer que cada día trato de mejorar.





martes, 28 de mayo de 2019

Borrador décimo de mi novela histórica sin título


Los Rothschild y España

Esta poderosa familia había jugado un papel muy importante en la derrota que sufrió Napoleón en 1814 en España. La generosa inyección económica de estos poderosos financieros dio vida a unos ejércitos dispersos por su procedencia: inglesa, portuguesa o española enemiga de la dinastía bonapartista.
El duque de Wellington estaba atrapado por la desmoralización de sus tropas, en el sur de Portugal y el  oportuno envío de numerarios, que  le hicieron los magnates alivió el malestar de un ejército  que jugó tan importante papel en la Guerra de la Independencia.
Las políticas de Fernando VII no eran del agrado de los prestamistas, tampoco éstos sentían la menor simpatía por la España feudal que apoyaba a éstos. El tío párroco de Llodio afirmaba tener pruebas de financiación de la Revolución Francesa por esta familia.

La inversión de la misma en la guerra española tenía dos objetivos inmediatos: parar la expansión de  Napoleón y lograr  de la debilidad del régimen que ayudaba a restaurar, concesiones mineras, como es el caso de la de Almadén, que necesitaban para completar su predominio mundial en el mercurio.
Esos beneficios más los obtenidos por el generoso préstamo a Inglaterra sirvieron para operaciones más lucrativas  en territorios ofrecían mayor rentabilidad de la que podían obtener en la decadente España.
Para fijarse en este último reino fue necesaria la pujanza financiera de los hermanos  Pareire que puso en peligro el liderazgo de unos Rothschild acostumbrados a mangonear.

Ambos rivales habían sido socios en la construcción de ferrocarriles en Francia, pero iban apareciendo desacuerdos entre dos familias judías, la última de origen prusiano, la primera sefardíes portugués; ahora ambos franceses.

Es difícil de explicar el retraso de la instalación de líneas férreas en Francia, para los Pereire era necesario recuperar el tiempo perdido en la puesta en funcionamiento del motor de desarrollo económico, que los financieros tradicionales, entre ellos, sus socios, retrasaban.

La nueva finanza iniciada por los socios ambiciosos fue cobrando una fuerza que ponía en duda el liderazgo de Lionel Rothschild en las finanzas.
España, en 1835 vino a ser el campo de batalla entre los dos magnates financieros mundiales.

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Gracias a Iris
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lunes, 27 de mayo de 2019

Borrador 9º capítulo de novela sin título que busca editot


Daniel Weisweiller
Mi tío y mi patrón descubrieron la forma de tallarme; empezaron a llevarme a la Bolsa.
Ellos siempre afirman que yo aprendo muy rápido. mi interpretación es  que he tenido la suerte de encontrar  excelentes intérpretes del Foro de Ayala que me han ayudado a encontrar mi camino en una tierra minada.
Las circunstancias juegan, sin lugar a dudas, pero tenemos que estar preparados para el aprovechamiento de las mismas; a sus veintiún años, Daniel Weisweiller era el hombre de Rothschild en España y yo no había cumplido aún los veinte, fue en 1835, cuando el último me hizo su agente de confianza.
Mi nuevo empleo no representaba una ruptura con el proyecto engendrado en Murga, por el contrario era un potente injerto en el que la planta jugaba importante papel, puesto que el hombre de Rothschild me descubrió en el impulso que había dado mi llegada al tinglado bursátil que habían montado el tío Antonio y Érice.
Hacía siete años que había llegado a Madrid y la preparación recibida en tierras de Ayala me permitió comprender con la suficiente rapidez para que mi acción fuera percibida por alguien casi tan joven como yo, en quien uno de los hombres más poderosos de este mundo había delegado un campo de batalla muy importante en la estrategia de una guerra financiera contra peligrosos enemigos.
Daniel era de origen humilde como yo, judío prusiano, la religión minoritaria le ayudó para que los potentados Rothschild, también judíos, le hicieran florecer porque le necesitaban.
El proyecto de Bolsa de José Bonaparte que me había explicado tan bien mi tío, el párroco de Llodio, fue mi arma, la experiencia en las bufonadas de los intentos en instalar aquella, vivida por   mi tío y de Érice fue un buen ingrediente.
Las urgencias de numerario de una corona y de una grandeza desenfrenada en el despilfarro ayudaba…

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Gracias a Iris
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domingo, 26 de mayo de 2019

borrador del 8º capítilo de novela sin título


El tío Antonio Landaluce
La corta visita de Antolín ha traído más que recuerdos a esta habitación. Sé que los asuntos financieros serán debidamente tratados y que seré adecuadamente  informado antes de pedirme el acuerdo.
Dicen por ahí que he creado la marca Urquijo en un feudalismo populista. Consideran que mis dádivas tienen como objeto cobrar en servilismo lo que la miseria de los receptores no permite pagar de otra manera.
Es un punto de vista que hay que aclarar: yo no surgí de la nada y tampoco generé la marca por “obra y gracia del Espíritu Santo.
Estaba el fuero de Trueba que me daba otros horizontes, estaban mis padres, estaban los tíos. Había observación y comunicación.
El hermano de mi madre era un mero empleado de la Bolsa Española, cuya creación estaba programada por el gobierno de José de Bonaparte para  1809 y legislada por Fernando VII el 10 de septiembre de 1831.
No es que Su Majestad Católica y los gobiernos de Fernando VII y  de Isabel II o el intervalo de la regencia de  María Cristina de Borbón Dos Sicilias, estuvieran interesados por las reformas que se proponía realizar José Bonaparte
 Lo que ocurría era que la Bolsa era el lugar indicado para encontrar compradores a las deudas del Estado y de los “Grandes”, tan ocupados en gastar que no les quedaba tiempo para informarse del buen uso de los mecanismos financieros que habían utilizado con acierto algunos gobiernos españoles.
¿Cómo atreverse a esperar que estas señorías comprendieran que el proyecto de Banco de España josefino incluía instrumentos que combatan derivas como la que Francia sufrió durante la Regencia de la minoría de Luis XV?
París, en esa parte del siglo XVIII fue el centro financiero más rentable hasta que una manipulación en la que participaba el partido devoto francés, del que formaba parte Su Majestad Católica Felipe V, causó la quiebra del proyecto Law.  La jugada fue simple: la venta masiva de acciones hasta que no quedara numerario para comprarlas y se produjera la quiebra.
Cuando llegué a Madrid, el tío párroco de Llodio ya me había explicado eso.
Mi educación seguía las pautas marcadas por correspondencias, conversaciones y planteamientos.
Tenía 13 años cuando me acogió  el tío Antonio.
Éste  había hecho un pequeño dinerillo  con la incapacidad de los gobernantes en hacer cuajar una Bolsa que sus deudas necesitaban con cada vez mayor urgencia
Lo utilizaba para ayudarnos, a él y a la tía les bastaba con eso.
Su compañero de trabajo, Martín Francisco  Erice compartía mucho con su socio, pero quería más.
Y estoy convencido de que ambos estaban de acuerdo en considerar que ese era mi caso y de que tenía “madera” para hacerlo.
Me pusieron a prueba en la tienda de tejidos de la calle de Toledo, propiedad de un Martín Francisco Erice con quien no tardé a emparentar como cuñado.
Hemos sido siempre muy leales socios.


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sábado, 25 de mayo de 2019

Borrador 7mo de mi nueva novela sin título


El fuero y el negocio
Considero que la de ayer fue auténtica cena foral y temo que  los efectos van a acortar mi tiempo de escritura.
El primero en presentarse ha sido el heredero. No tiene cara de haber dormido mucho. Lo lamento. Sé que tiene que contarme algo que justifique su entrada en mi habitación  a hora tan temprana.
—Fuiste tú quien aceptaste el marquesado y el feudalismo del que está forjado- ¿Po qué me lo echas en cara?
Julia consideraría intolerable que alguien la despertara hasta que descubriera interés en el chisme. Soy un perro viejo no tengo tiempo que perder. Reúno mis fuerzas para comprender que mi sobrino no puede presentarse con esa cara, pese a los esfuerzos que haga  en cosmética.
—Somos Grandes de España porque quería humillar a los feudales que mi capital dominaba, es un hecho. El otro argumento  es que la  marca tenía la patente que nos acordaron aquellos a quienes despojábamos. Reconozco que el proyecto de los partidarios de iniciar la dinastía de Amadeo de Saboya me despertó ilusión. Después la marca Urquijo aprendió la lección
Sé que tengo que ser breve. No hay más tiempo para mi representante “terrenal”. Tiene que ser el primero en llegar a su despacho, vestirse, quitarse ojeras y disfrutar del desayuno que le ha preparado, con tanto cariño Enrique, el que nos mima en nuestras primeras comidas-
Me temo que, en este momento, la cabeza de mi querido sobrino no está en esa labor.
—Optamos por el marquesado en decisión foral Urquijo- Erice. Tú no eres el cordero de Dios que arrastra los pecados del mundo.  En nuestra casa no hay capilla o capellán, solamente habría una excepción con el difunto párroco de Llovió y él diría que de Josefina salieron dinastías parlamentarias que perduran. El I Imperio francés duró muy poco y los ciudadanos de la II República votaron, en 1848, por un presidente que le llevó al II Imperio.
La eficacia de Josefina es aún más clara cuando en la III República francesa hay mayoría si se juntan los monárquicos: legitimistas, orleanistas y bonapartistas.
Decididamente, mi discurso no estaba siendo el adecuado, pero, en la marca Urquijo somos un equipo; Se nos ha servido nuestro desayuno, con el cariño que necesitaban nuestras perdidas cabezas, y se nos han añadido dos invitados que se han ocupado de dejar muy claro, desde el principio, que no necesitan invitación alguna y que han venido porque el momento lo requiere.
En la marca Urquijo cada uno tiene su misión y sus fueros. Antolín lo sabe, porque lo ha aprendido y ganado en los consejos forales de aquella.
Nadie ignora mis horarios, enfermedades, gustos y ocupaciones y este visitante que se ha invitado a mi habitación, tan eficazmente acompañado, no me ha hecho sentirme molesto por profanación alguna de mi intimidad.
Pese a que alguien pudiera considerar una invasión la entrada de varias personas en su habitación, yo degustaba los alimentos que no he tardado mucho tiempo en saborear, gracias a una eficacia que  activado, en segundos, mi dormitorio en degustación.
Mi atormentado sobrino se ha dejado seducir por los alimentos trabajados con el cariño que merece.
Antolín, muy consciente de las urgencias que nos invade, nos deja saborear, saborea y toma la iniciativa de iniciar la conversación.
—Cualquier niño o niña de las tierras de Ayala está dotado, desde su nacimiento, con los medios necesarios para su educación y promoción. Sé que lo sabes. Lo que vengo a decirte es que el proyecto ya está iniciando el proceso de autofinanciación.
Para explicarnos el procedimiento se había traído a Juan, el cuarto invitado.
El último nos explicó muy brevemente que la escuela de hostelería creada en nuestra casa había adquirido riqueza suficiente con los negocios que había ayudado a emprender que éstos se habían organizado para prestar a los otros emprendedores.
—Es un tema que figura en la reunión, en mi despacho, a las 11.
Responde mi sucesor,  sin lograr ocultar su incomodo.
Yo sí me siento abrumado y disimulo bien el malestar, aunque mi frase tiene que dejar muy claro mi mensaje:
—Sabes, tan bien como yo, que Antolín no se ha presentado en mi habitación para tratar un tema programado en tu despacho para más tarde. También sabe de muy poco tiempo para cumplir con la norma de ser el primero en llegar al edificio…
Todos degustamos y pensamos en silencio. Mi querido sobrino se va para acicalarse.
Cuando regresa  nos sentimos orgullosos del sucesor y todo el mundo se va, para dejarme escribir el capítulo de mis memorias que  he prometido hacer llegar antes de la cena.
Gracias a l@s437 que acudisteis a la cita de ayer  https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/

Gracias a Iris
Gracias a ti

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...