sábado, 29 de noviembre de 2014

Una muerte muy dulce

Me permito tomar prestado  el título a Simone de Beauvoir para expresar mis sentimientos de reconciliación con la muerte; mi madre falleció el pasado miércoles y nunca pensé que un cadáver pudiera expresar tanta paz; muchas gracias, Chari era su nombre.
Tenía 96 años y solamente los dos últimos fue dependiente, especialmente el último, tras sufrir ruptura de cadera. Podemos vivir de diferentes formas la fatalidad y por sorprendente que parezca, en este caso, la solidaridad y el talante hicieron posible una calidad de vida y sobre todo una humanidad, mucha humanidad.

Muchas gracias, Chari, me has  dado un ejemplo de muerte; tu propio organismo produjo los efectos de la sedación y así la placidez protegió el trance. Muchas gracias, Chari, seguiré tu ejemplo.

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