domingo, 4 de enero de 2015

Feliz 2015

He disfrutado de una entrada de año inolvidable. Julen y yo embarcamos en Cádiz, con rumbo a Las Palmas, el 30. Para él, el viaje no fue tan bonito; los perros tienen que viajar encerrados en jaulas, aunque se nos permite visitarlos, alimentarlos y pasearlos. Encontré el primer amigo en mi caminar, cargado con maleta, ordenador y perro, desde la estación al puerto. Se llama Mohamed y es saharaui. Se ofreció a ayudarme y lo acepté con mucho gusto. Comimos el delicioso pescado frito de esta ciudad y yo me puse fino a fino. En el punto de embarque comenzaron los problemas para los nuevos amigos jóvenes; uno a uno,  fueron encerrados en salas donde fueron obligados a desnudarse y fueron sometidos a inspecciones corporales, por el caso en que pudieran esconder droga en las cavidades. Lo sé, porque me lo contaron y por el tiempo que duró la operación. Julen y yo fuimos tratados excelentemente. Desde que embarcamos se creó un ambiente de amistad, especialmente entre los que viajábamos en butaca, hasta el punto que alguno de los que viajaban en preferente abandonaron sus privilegios, tenían comedores especiales y pidieron pasarse al de los plebeyos.
Una pasada; viajaban los del Circo del sol, israelíes, saharauis, indios musulmanes, polacos, austriacos, alemanes, franceses… y obviamente, españoles. Allí no había problemas, sino realmente amistad. ¿Por qué existirán los Estados, que nos confrontan?
También Julen se hizo amigos y más que amigos, especialmente con tres perros italianos, los cuatro eran muy promiscuos. También se crearon relaciones entre los que tenemos perros, mientras los paseábamos.
La despedida del año, como ya he indicado, será inolvidable, unas simples uvas y unas copas de cava, pocas, para no incomodar a nuestros amigos musulmanes. Una pasada, de verdad. A las 8 de la mañana llegamos a Las Palmas. Mi ex estudiante Boro tuvo la elegancia de venir a esperarnos, con apenas dos horas de sueño. Desde entonces, Julen y yo no hemos tenido tiempo para nada, entre nuestra amiga Pily, que nos ha acogido, los amigos del barco que desembarcaron en Las Palmas y dejarnos querer, no nos queda tiempo para más. Feliz 2015.



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