Algo va mal
“El orden”
está carcomido por corrupción y recortes, y se sostiene.
Hace tiempo que se habla del “fin de la Historia”, me quedo con el
discurso demoledor de Régis Debray: La Mediología, con una introducción de
acceso gratuito: https://monoskop.org/images/c/c4/Debray_Regis_Introduccion_a_la_mediologia.pdf
y con los movimientos de la globalidad
ciudadana de los 90s. Añado datos; el Foro Social
de Porto Alegre logró la
presencia de poderosos y la publicación
de la denuncia de los instrumentos que utiliza el poder para captar votos que
hizo Debray en el 2000 fue subvencionada
por el ministerio francés de Cultura.
Aconsejo la
lectura, porque ofrece una excelente
perspectiva del mal que padecemos;
estamos atrapados por el juego de lo que nos hacen ve; es el fin de nuestro
discurso. ¿Cómo? , Régis lo explica muy bien. Vemos lo que quieran que veamos,
porque nos imponen la mirada.
Han pasado
más de tres lustros. Ha habido muchos y muy buenos discursos que denunciaban
las maniobras de manipulación que
estamos sufriendo. Yo también puse mi granito de arena: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=154068
¿Terapia? Hay gérmenes de movimientos
ciudadanos y gobiernos alternativos. No hemos logrado convencer a los
votantes que están atrapados en la
visión del orden, pese a que cada vez está más claro que es falsa.
Voy a
limitarme a un ejemplo, a finales de la última semana se han conmemorado
sucesivamente los días contra la corrupción y en defensa de los Derechos
Humanos. La España de Rajoy ha tenido índices inquietantes en ambas; puedes
leer el informe de Amnistía Internacional: https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/espana/
; el propio orden dice que hay desorden; la misma ONU que tenía como misión crear
el Estado de Palestina y aún no lo ha hecho, da un buen tirón de orejas a
nuestro presidente, que sería aún el candidato más votado según las encuestas.
La
actualidad está repleta de síntomas de ruptura y de putrefacción de lo que
vemos como “orden”; baste mencionar los rumores sobre manipulación de la
elección de Trump y no olvidemos que la voz cantante la tiene la CIA.
¿Qué hace la
oposición? Una oposición ya desgarrada por etiquetas se desgarra más en luchas internas.
No pretendo
proponer una terapia, pero recuerdo que
corrupción, recortes y deuda están aquí y que lo menos que puede hacer
la oposición es unirse para impedirlo y para mostrar que no es cierto que sean
inevitables, y que los instrumentos de
control que no funcionan, véase Banco de España o véase la justicia, pueden y
deben funcionar. La oposición no tiene disculpa alguna para permitir la impunidad.
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