Hoy no hay
nubes. Es el primer día soleado desde mi llegada a Villaviciosa. Me he
levantado media hora antes, pero dentro de mí no está la claridad del horizonte
y no estoy sacando provecho. Tengo la excusa de la actualidad; la mía y la que nos ofrecen los medios del
poder, pero no me vale; hace mucho tiempo que está ahí.
-Lo que te
pasa es que no sabes lo que quieres
Me lo digo
yo, desde hace mucho tiempo y sigo sin saberlo. El sol me llama, pero antes
tengo nuestra cita. No es un mero
compromiso o mi fidelidad de tauro, nada de eso. No temas, sabes que no es mi
intención utilizarte como terapeuta.
Sí quiero
contarte que estoy en esa fase, eso sí. Mis nubarrones son la confusión que
llevo acumulando con los golpes. La escondo y creo que tengo que empezar a
retirar la alfombra que la cubre. Yo tengo que ser mi propio terapeuta. No
impide que aprenda.
Ahí está el
dilema ¿de dónde aprender? He buscado mucho y algo he aprendido. Tengo que
estar abierto, pero tengo, asimismo, que tener un proyecto y mantener viva la
decisión de encontrar una perspectiva.
Me sigue
pareciendo esencial la decisión de proceder por metas a corto plazo y por
visualizar los pequeños pasos. Los he dado; el proyecto de publicar mi
experiencia de Medina Sidonia avanza poco a poco, pero avanza y estoy seguro de
que saldrá. Lo que es más importante, avanzará porque he encontrado cómplices.
No estamos solos…
Eso es lo
que te quería contar. Te agradezco que estés ahí; tenía que hacer este
ejercicio.
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