miércoles, 6 de enero de 2016

Mi artículo de hoy


Girondinos y Jacobinos

Me sorprende el excesivo recurso a nuestro modelo territorial y la tenacidad de los recurrentes en encerrarse en la defensa del existente, que nunca ha funcionado.


Pese a la brevedad de la Revolución francesa, que apenas alcanzó los 10 añitos, ésta dejó sus frutos, y un dilema  pendiente;   el del concepto de Estado en la perspectiva de un acuerdo federalista, o en  la adopción de un concepto de Nación que integraría los ciudadanos de todos los territorios. Era y es un falso dilema, puesto que unos y otros contemplaban la unidad de la Nación. Desde entonces se impuso el jacobinismo, tanto en la derecha como en la izquierda, pese a que el planteamiento jacobino  activa tensiones, distanciamientos  y desigualdades territoriales y contradice el objetivo de activar la unión de las regiones, proclamada en todos los Tratados de la U. E.
Hay otras miradas mucho más interesantes de la Revolución francesa, pese a la brevedad de la misma. Así,  muchos de sus avances sobrevivieron en los regímenes que la substituyeron: imperios, monarquías, o las sucesivas Repúblicas. Introdujo el concepto de ciudadano en el planteamiento político y pese a que UK llevaba casi un siglo con monarquía parlamentaria, los derechos de los ciudadanos fueron más explícitos y adquirieron más peso en el planteamiento político y, aunque no abolió la monarquía, puesto que volvió la monarquía con Luis XVIII y Luis Felipe de Orleans o con los imperios de Napoleón I y III, la Francia Republicana ha terminado por imponerse. En esta simple reflexión hay interrogantes que me suscitan más interés que el falso debate que tanto nos marca en el escenario actual, entre jacobinos y Girondinos.
Habría que echar un ojo al funcionamiento de los clubs, porque, en unos meses, los jacobinos fueron capaces de formar clubs en todo el territorio nacional. Los Girondinos lo hicieron un poco después, pero ambos supieron organizarse para ser un poder en la Asamblea Nacional y hasta incluso en el ejecutivo; la política se dirigía por los clubs, no solamente los de los jacobinos y de los girondinos, aquellos organizaban debates abiertos a cualquiera y no era extraño que se asistiera a los de varios clubes.
Si pensamos que en esas condiciones fueron capaces de aprobar una Constitución, organizar la defensa interior y exterior y formar un ejército y una administración que han sido valoradas por los Regímenes siguientes, estamos hablando de un proyecto sólido. Tendremos que plantearnos por qué no ha durado y si lo han hecho sus instrumentos y sus principios.

No sé, me gustaría desmontar de una vez por todas, el falso debate entre jacobinos y girondinos y que nos ocupáramos un poco más de lo que realmente nos interesa ¿Por qué fracasaron los clubes? Ese es el debate que nos impone la actualidad.

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