Nuesra cita cotidiana

El 18 de abril de 1963 fue condenado a muerte Julián Grimau. La web del Tribunal Constitucional de la época lo cuenta así: “AUTO 262/1990, de 18 de junio”: http://hj.tribunalconstitucional.es/es-ES/Resolucion/Show/14798

 

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Ministerio Fiscal contra la Sentencia de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo de 30 de enero de 1990 por la que se declaraba no haber lugar a la revisión de la condena de don Julián Grimau García, dictada por el Consejo de Guerra 1601/1962, de 18 de abril de 1963.

 

“El Mundo” añade: “El impostor que juzgó a Grimau” ;   https://www.elmundo.es/cronica/2004/467/1096293570.html

 

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Manuel Fernández Martín fue ponente y fiscal en miles de consejos de guerra, incluido el del histórico dirigente comunista Julián Grimau, fusilado en 1963. Pero ni siquiera aprobó primero de Derecho. Obsesionado con «los rojos», mantuvo su farsa 30 años.Cuando fue descubierto, en 1964, ya había enviado al paredón a mil personas. IU pedirá esta semana que el Gobierno reabra de oficio los procesos. Miles de sentencias podrían ser nulas

 

 

Francisco Correal añade: “Trampa mortal a Julián Grimau”: https://elpais.com/diario/1997/12/07/espana/881449212_850215.html

 

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Franco y sus ministros congelaron un mes un proyecto de ley que habría impedido el fusilamiento del dirigente comunista

 

Para postre, por cortesia de Infolibre, el artículo de Julia Oller: “Julián Grimau, el último muerto de la Guerra Civil que puso en jaque la imagen internacional del franquismo”: https://www.infolibre.es/veranolibre/julian-grimau-ultimo-muerto-guerra-civil-puso-jaque-imagen-internacional-franquismo_1_1185815.html

 

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El fusilamiento de Julián Grimau, dirigente comunista ajusticiado en 1963 tras un consejo de guerra sin garantías jurídicas, supuso un escándalo para el régimen de Franco en un momento en el que España ya había ingresado en los organismos internacionales y el país se encontraba inmerso en un incipiente desarrollismo económico. Considerado "el último muerto de la Guerra Civil", la ejecución de Grimau desató protestas en todo el mundo y generó una crisis que el dictador trató de contener mediante la acción diplomática y la contrapropaganda.