El 7 de abril de 1936 fue destituido Alcalá
Zamora. Tereixa Constela lo cuenta así: “Secretos de la Segunda República”: https://elpais.com/cultura/2012/01/15/actualidad/1326640667_088788.html
Debes pinchar.
Para animarte, copio:
La desolación de
1936. La lectura del Dietario de un presidente, que
arranca el 1 de enero de 1936 y finaliza el 8 de abril, tras su destitución,
estremece por el telón de fondo. De aquel país entusiasta y pacífico que saludó
la República ya no queda casi nada. Hay disturbios y actos violentos con
frecuencia, que son ocultados a Alcalá-Zamora. Su aislamiento es casi total. Su
relación con Manuel Azaña, presidente del Gobierno, pésima. "El Gobierno
es Azaña, y solo Azaña", escribe en una ocasión. El retrato seguirá
ennegreciéndose, ya que Alcalá-Zamora reproduce duras conversaciones y ataques
de ira de Azaña. Llega a afirmar que el Gobierno le ha intervenido los
teléfonos del despacho y de casa. El 31 de marzo escribe: "Siguen
concretos, insistentes, amenazadores, los síntomas o anuncios del golpe de
estado militar, que yo me resisto a creer por absurdo". También le llegan
anzuelos golpistas, que rechaza: "No conviviría con nada que sea golpe de
Estado, hechura de este o situación de fuerza". Cuando el 8 de abril, un
coronel le pide "en nombre del ejército" que destituya al Gobierno de
Azaña en respuesta "al golpe de Estado" de la Cámara que le ha
destituido, cuenta: "Me niego en absoluto. Mi camino es otro". En
julio estaba en un crucero cuando fracasa la insurrección y comienza la guerra.
Entre los golpistas, su consuegro, el general Queipo de Llano. No sirvió para
protegerle. El moderado Niceto era un estorbo en tiempos radicales. Antes de
morir en el exilio, aún tuvo tiempo de sufrir más ataques: en 1941 la dictadura
le retiró la nacionalidad, le confiscó sus bienes y le impuso una multa de 50
millones.
Biografías y Vidas presenta al personaje: “Niceto Alcalá Zamora”: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/alcala.htm
Debes pinchar. Para animarte, copio:
Niceto Alcalá Zamora participó en la política de la
Restauración desde las filas del Partido Liberal, llegando a ser ministro de
Fomento (1917-18) y de la Guerra (1922-23) en dos de los gabinetes presididos
por Manuel García
Prieto.
Su oposición a la dictadura de Miguel Primo
de Rivera le llevó a declararse
partidario de la República en 1930, a participar en el Pacto de San Sebastián
para derrocar a la monarquía y a presidir el gobierno provisional que se hizo
cargo del poder tras la renuncia de Alfonso XIII, el 14 de abril de 1931.
No obstante, fue elegido presidente de la República,
cargo que ejerció durante cinco años con lealtad a la Constitución; durante el
primer bienio entró en conflicto con las predominantes fuerzas de izquierdas;
pero no fue mucho mejor su relación con los partidos de derechas que triunfaron
en las elecciones de 1933 (enfrentamiento con José María Gil
Robles, indulto al general
golpista José Sanjurjo contra el parecer del gobierno...).
Tras las elecciones de 1936, que dieron el triunfo al
Frente Popular, Alcalá Zamora acabó por ser depuesto como presidente, al haber
rebasado el número de disoluciones de las Cortes autorizado por la Constitución
en un solo mandato presidencial; una vez más, Manuel Azaña fue el encargado de
sucederle. Niceto Alcalá Zamora se exilió en París y, más tarde, en Buenos
Aires.
Hay grandes discrepancias sobre el personaje, cierto
que fue ministro de Alfonso XIII, y siempre moderado.
José Luis Martín Ramos aclara bien la
situación: “¿Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular?”
https://rebelion.org/fraude-y-violencia-en-las-elecciones-del-frente-popular/
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Lo disfracen o no con generalidades, la CEDA – y ya no
digamos su inevitable aliado en el vuelco político que pretendían, Renovación
Española – pretendían la sustitución del parlamentarismo democrático por un
régimen autoritario, similar al Estado Novo de Salazar, en el que el Parlamento
pasaría a ser un poder subordinado, las libertades individuales discutidas y
los derechos de expresión y manifestación discriminados de acuerdo con el
contenido de las correspondientes expresiones y manifestaciones. En la línea
también de lo que venía desarrollando Dollfus en Austria. Y ATV se cuidan muy
mucho, por cierto, de recordar las confesiones del propio Gil Robles sobre las
simpatías/identidades monárquicas de los afiliados de la CEDA, de las que él no
se excluía.
Ese era desde el primer momento el objetivo de Gil Robles y la
razón por la que Alcalá Zamora no accedió a darle los definitivos puestos de
mando del gobierno fue porque no compartía el calado de esa reforma
constitucional, para cuya consecución Gil Robles había diseñado un plan
progresivo que iba desde la entrada en el gobierno en minoría, el control de
espacios institucionales fundamentales en una expectativa de cambio – el
Ejército – , la implementación de un programa de Obras Públicas y de
reconsideración de la reforma agraria – en la que había no solo la propuesta
moderada de Giménez Fernández, sino la inmoderada Ley de arrendamientos
rústicos – y otras mejoras materiales para culminar, cuando fuera posible, en
el acceso a la jefatura del gobierno y en cualquier caso en el agotamiento de
la legislatura para dar tiempo a capitalizar en beneficio de la CEDA toda esa
política supuestamente regeneracionista. Alcalá Zamora no le negó la
presidencia del gobierno por capricho personal, sino por antagonismo político
fundamental.
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