El buen
royito de los gaditanos ha abierto mis trabas; como por arte de magia se han
esfumado mi soledad y mis angustias, y
el cumplimiento de mis metas ha dejado de pesarme y ahora lo busco, hasta el
punto que me adelanto a mi tarea del miércoles, porque me apetece contártelo.
Verás; un ejemplo: No soy de flores , de cementerios,
de acordarme de los muertos en días prefijados y esas cosas, pero ayer (Es la mejor imagen que he encontrado) , pero sentí
mucho más fuerza y calma, también había trombas
de agua, truenos y relámpagos, pero no es difícil encontrar refugio hasta que
escampe y contemplar bien a gusto esa inmensidad con matices de grises, de
amarillos, de azules, de marrones… y personas
que lanzaban ramos de flores a sus muertos. Me entraron ganas de hacerlo y
pregunté dónde podía comprar flores... Es un placer preguntar a los gaditanos,
ya he indicado los efectos sobre mí del buen royito de los mismos. Casi todo está
accesible, aún con las tormentas esas que anuncia la tele. Compré una preciosa
rosa por 3 euros en el mercado de las Flores, me refugié de la tromba en la terraza del hotel Las Cortes de Cádiz,
almorzamos muy bien mi perro y yo y me llevé
lo que quedaba para la cena de Julen, por
nueve euros, mientras caía la tromba ha
pasado un marroquí vendiendo paraguas y he comprado uno por 6 euros, así y
protegidos por las calles estrechas y por el paraguas, hemos vuelto a la Alameda
para echar la rosa en una inmensidad aún más profunda que antes. He sentido que
mis muertos recibían la rosa con agrado. De la Alameda al Mentidero unos minutos a pie y otros tantos
para llegar a mi apartamento, en la calle Ceballos. Me eché una buena siesta,
trabajé mi novela, seguían los trombos de agua, rayos y truenos, a intervalos y
entonces los gaditanos salen, tan frescos. No me he ocupado de hacer compras;
realmente no hace falta, cené una tapa de puntas de calamares y un fino: tres
euros y algo. Tengo pequeñas tiendas de las de toda la vida que abren domingos
y festivos y cuyos precios y calidades son lo suficientemente aceptables como
para no tener que pisar los supermercados.
No me puedo
creer que tal paraíso sea la ciudad reputada por la alta tasa de paro. No es un
diamante en bruto, porque las cualidades a las que he aludido denotan exquisiteces
pero hay algo que sobra y como te he indicado, el Ayuntamiento ha aceptado mi propuesta
de voluntariado y me ha anunciado que me convocará en breve para una
entrevista. Me gustaría participar en una movida para que estas joyas de ciudad
y ciudadanos den los frutos que merecen, que se traducen en el pleno empleo y en desparasitar.
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