Porque no siento lo que tú sientes…
Las
encuestas son estimaciones que admiten manipulación, pero las previsiones de
voto en las próximas Generales que revelan las últimas publicadas, me inquietan.
Los ciudadanos prefieren a los partidos del poder, que no se han recatado para
exhibir sus miserias y su incapacidad para gestionar lo que nos toca vivir,
frente a unos poderes emergentes que ofrecen alternativas. Yo lo vivo así:
Todos
queremos vivir y dejar huella, pero, desde la más remota antigüedad, se nos ha
metido en un escenario de cosmos que surge del caos, por el orden que impone la
batalla a muerte entre los poderosos; elementos, dioses, poderes, que amenaza
siempre estallar y que nos tiene atrapados. Son mitos que no nos dejan espacio,
solamente hay personajes de poderosos y nosotros somos meros sufridores. Eso es
el cuento desde la más remota antigüedad hasta la actualidad, sea en la
cosmogonía griega, en los libros sagrados, en el Orlando Furioso o en la “gran pantalla”. No podremos entendemos
mientras no desmontemos el cuento y tampoco podemos seguir como estamos.
Soy un “rebelde
sin causa” y hay claros síntomas que indican que no soy el único; me fijo en
los abstencionistas y en los que hemos votado lo que estimamos “un mal menor”. No hay amor por la política y
no saldremos del guion hasta que nos involucremos en la gobernanza de nuestra
cotidianidad. No es cierto que el cosmos de los poderosos de la tierra o de los
cielos sea nuestra única salida al caos, por el contrario, los intereses de
aquéllos, nos arrastran al abismo. La crueldad está mucho más presente en la
actualidad que en los mitos, textos sagrados o epopeyas
La rebeldía
sin causa es una resignación tan perniciosa como el mito; seguiremos excluidos
de los escenarios en los que se decide nuestro destino; solos no vamos a
ninguna parte, tenemos que encontrar la causa y, desde luego no la
encontraremos en una mera eterna rebeldía, porque, entonces nos iremos de este
mundo sin habernos enterado de nuestro paso.
El cosmos es
una entelequia, pero está compuesto de variables tangibles. Así, hay mecanismos
de control de la gestión de los gobiernos locales emergentes y no estamos
utilizándolos satisfactoriamente, a juzgar por los indecisos, abstencionistas o
“seguidistas que reflejan los resultados de las encuestas de opinión.
Sin embargo
los partidos del poder no reparan en gastos para mostrarnos la pésima gestión y
el panorama que nos espera. Los poderes emergentes presentan otro panorama,
pero, sinceramente, no he llegado aún a ver resultados que me apasionen.
Hay muchas
causas, claro; los poderes manejan la gran pantalla y lo han dejado todo atado
y bien atado; no lo tienen fácil los emergentes, pero sí tienen que tener claro
que tienen que hacer llegar sus “buenas prácticas” en la gestión del caos que
nos amenaza cada vez más.
La única vía,
es activar recursos potenciales, empezando por la implicación de los cuídanos.
Soy un convencido de que son más eficaces esos recursos que los dineros. Somos
muchos, me repito, los que queremos implicarnos y en mi caso, me he ofrecido.
Pasan los días y no he recibido respuesta: no se han establecido aún los
canales de recepción. Están desbordado y caemos en la paradoja de no incorporar
ayuda que podría activarlos.
Sigo siendo un rebelde sin causa y no me resigno.
Tengo que encajar en alguna causa, porque no me resigno a pasar por este mundo
sin enterarme de que he vivido
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