Ayer el
urólogo puso fin a mi pesadilla que empezó el 10 de diciembre, en Cádiz, cuando
se disparó la alarma del subidón del PSA- Mi tumor es benigno, está localizado y he
superado las pruebas de gammamafria ósea
y de resonancia. Seré un cliente más de las pastillas e inyecciones semestrales
y tendré revisiones, de momento cada
cuatro meses. Una simple anécdota.
He pasado
unos cuantos meses viviendo con la angustia, porque en Cádiz el mismo que
decretó que se imponía una biopsia, decidió aplazarla hasta después de fiestas
y el 10 de enero empecé a temer que las fiestas podían alargarse. Vuelta a
empezar en Oviedo y ayer tuve los últimos resultados.
Esos tres
meses me han marcado mucho, pero más en lo positivo que en lo negativo. La
naturaleza humana es mucho más fuerte que lo que creemos. Todo lo que he tenido
que hacer ha sido relajarme y alejar los fantasmas que me dejaron las muertes
de mi padre y mi hermano. He mantenido actividad y aumentando el número de las
visitas a este blog y sobre todo, me he lanzado en una novela en la que no sé
por donde tirar. He encontrado, cada día, algo que agradecer y he reducido mi
tabaquismo.
Ahora necesito
meterme en el renacimiento. Se supone que dispondré de más tiempo para
averiguar para qué he nacido, pero mi paso por la pesadilla me lo ha dejado
bien clarito; tengo que hacerlo.
Muchas
gracias por tu visita, todos vosotros me habéis dado mucha fuerza. Gracias,
gracias, amig@
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