Pese a que
el encuentro de la semana pasada con Gladys me animó a trabajar la sexta
novela; no he logrado más avances que los del eterno regreso a la primera
página. Tengo muy clara la idea, pero no llego a expresarla a mi gusto. Por
otra parte, la actualidad no me da pie para expresar nuevas opiniones…
No me he
quedado mudo. La prueba es que estoy aquí, tengo algo que contarte y me apetece
hacerlo. No he dejado la escritura. He escrito una docena de micro relatos que
no puedo incluir porque los he presentado a concursos. Me va el género y me
parece un ejercicio muy sano. Por otra parte, para mí, la escritura es una comunicación
que pido a gritos y no he llegado a mis potenciales lectores, el micro relato
me sirve para aprender y el concurso me puede dar visibilidad.
¿De qué me
serviría escribir mi sexta novela si no tengo intención de publicarla en las mismas condiciones de las precedentes?
No se trata
de un lamento; no tiro la toalla, escucho mi vivencia y, sin hacerme mayor, dejo
que entre un poco más de pragmatismo. El tiempo que utilizo para escribir un micro
relato me permite ocuparme de otras cosas, como cuidar mi artrosis: disminución
de horas sentado, adaptación de los asientos y masajista. Los dolores han activado
perspectivas que estaban minimizadas en
mi mirada.
Cuestión de organización
y de flexibilidad, pero desde luego, no es cuestión de tirar la toalla, no.
Seré fiel a la cita de los miércoles, por supuesto. Aquí hay comunicación,
aunque sea virtual. Publicaré artículos y concursaré, pero la prioridad es “ubicarme”
y quitar las sombras que minimizan perspectivas vitales.
Te lo quería
contar, no se trata de un mero cumplimiento de acudir a nuestra cita.
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