En el mugrerío
La
indignación de los ciudadanos no se agotó en el grito del 15 M. Ahora estamos
estragados de indignidad y callamos por impotencia ante lo que nos toca vivir y
ante lo que nos cuentan. Callamos porque estamos estragados. Yo mismo he caído
en ese “silencio de los coderos”, pero me empuja el asco.
No es
necesario recurrir a los hornos crematorios para cometer crímenes de Lesa
Humanidad y el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU considera que las
políticas de la UE violan Derechos Humanos Fundamentales. Nada ha impedido la
firma del acuerdo con Turquía; nos hemos acostumbrado a ver escenas del trágico
impacto de estas políticas. No creo que alguien pueda sentirse indiferente,
pero estamos inmersos en el mugrerío.
Es ya fuerte
que el gobierno en funciones afirme que la Constitución española no prevé
controles para sus tomas de decisiones y defienda la misma. Es una doble
enormidad. Precisamente en el marco de este debate se publican los mensajes
intercambiados entre el jefe del Estado y consorte con un presunto corrupto,
López Madrid. Resulta patético, sobre todo cuando las noticias de la gravedad
de la corrupción implican a los dos partidos del poder, a la Casa Real… y que
pese a su magnitud y a los recortes, la justicia lleva años sin resolver.
Nuestras
instituciones no ofrecen otra salida que el “silencio de los corderos”, sin
embargo, los españoles hemos votado el pasado diciembre y podemos exigir a
nuestros representantes en el Congreso que ejerzan nuestra representación ya.
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