Siempre nos quedará París
Carlos García de Paredes Núñez de
Prado.
Hotel el
Duque, Medina Sidonia, cinco de mayo de 2016, seis de la tarde
Tengo una
semana para contarte por qué me sigo quedando en Medina Sidonia desde el pasado
veinticuatro de Abril. Hasta ahora mis viajes, por largo que fuera el
recorrido, han sido de una media de tres días. Aquí, tras mi entrevista con el
alcalde esta mañana, he decidido quedarme, al menos dos semanas más y puedo
permitírmelo, puesto que el Hotel el Duque y el restaurant Simón me han acogido
como de la familia y me ofrecen tarifas que puedo pagar sin dejar mi cuenta sin
provisiones.
Me quedo
porque me apetece quedarme, me lo puedo permitir y porque siento que puedo
encajar. Estoy viviendo un sueño que quiero compartir contigo a través de las
imágenes que han marcado mi querencia. Yo quiero estar aquí y ahora.
No puedo
darte todos los flanes que han marcado mi querencia y mi esperanza de encajar.
Por desgracia hacía mucho tiempo que no he sentido eso y tengo mucho que
contarte. La semana de plazo y el
formato que me he impuesto no me lo permiten
Tengo que
limitarme a los que más me han impactado y el que más lo ha hecho, en mi
situación expuesta en el prólogo, ha
sido Carlos, el ermitaño que está preparando su retiro de la ermita de los
Santos Mártires.
¿Por qué me
impresionó? Porque es un octogenario que no dejará de ser ermitaño, lo seguirá
siendo en un lugar más seguro, porque la ermita tiene objetos que atraen
codicias, y está aislado. Peligroso para un ciudadano o ciudadana. Sí, la
ermita ha sido su casa desde el 2000, pero no es porque se va que Carlos la
abandona. He tenido el privilegio de ser su huésped y su auditorio, el pasado
martes, gracias a Che, la gestora cultural del Ayuntamiento que me recibió, el
día siguiente de mi llegada. Os contaré cosas sobre ella, el Ayuntamiento y el
alcalde, que tendrán sus capítulos, lo mismo que otros personajes que os iré
nombrando,
Ahora le
toca a Carlos, más bien al impacto de éste en mi situación. Carlos es un excelente
anfitrión y maestro. Te he contado en el prólogo que a mi llegada sentía el
dardo de la afirmación de que los que hemos alcanzado la setentena no
deberíamos asumir responsabilidades. No veo un octogenario en Carlos. Nos ha
adoptado a Julen y a mí. Para Carlos no hay sagrados excluyentes y me ha pedido
que liberara a mi compañero. Llegó una familia encantadora, nos sentimos todos
en casa y Carlos, sin pestañear o recurrir a notas, sin sacralizar, pero con un
profundo respeto, dio vida a cada trozo, que proviene del imperio Romano, de la ermita visigótica,
de la mezquita… y hasta de Filipinas. Un paseo riguroso, como hay pocos, sin postureo,
con cercanía.
Carlos no
tiene un gramo de decadencia. Yo siempre he tenido que apoyarme en notas para
evitar lapsus en mis discursos o clases; no he tenido que esperar a alcanzar la
setentena. Me fui con su libro Ermita de
los Santos Mártires y me facilitó la
compra de una caja de vino “Hacienda la Parilla Alta”, un excelente tinto joven
de Cádiz a precio muy accesible.
¿Alguien
puede afirmar que Carlos no es un excelente gestor o que se corte? Cuando
termine su mudanza, Carlos viajará a Japón. No es porque sea octogenario, sufra
de insomnio o deje el aislamiento que Carlos haya desertado de algo o que deje de ser un excelente gestor de lo que nos toca vivir. Asume responsabilidades, ya lo
creo. No he vuelto a verle o a la entrañable familia con la que compartí la
visita. Me queda su libro y su caja de vino. Los del Duque me han proporcionado
una copa para que lo disfrute en mi habitación.
¡Siempre nos quedará París!
Reservado
para los amigos del hotel el Duque, 10 de la mañana del seis de mayo de 2016.
Me esperaba Jerónimo Estudillo Calderón en la barra del
Duque cuando he bajado a desayunar. Desde que llegue al hotel compartimos el
desayuno. . El toma carne de cerdo en manteca, yo un trozo de melón y, claro, Julen ha preferido el trozo de carne de
cerdo, limpio de manteca, que le ha
ofrecido Jerónimo, Nomo para los amigos entre los que tú y yo nos encontramos. Ha
puesto mala cara cuando se ha enterado de que tenía” mandados”.
_Yo tengo
que hablar con este hombre, los haré después…
-No te
tomará mucho tiempo… y…
Iván me
mira, no pronuncia palabra, pero comprendo.
-Yo espero,
no te preocupes
Claro que
estaba dispuesto a esperar. Yo también quería hablar con Jerónimo. Me encontraba
bloqueado para escoger el flash de hoy. Me ronda el temor de no poder cumplir;
por lo pronto no ofrezco aún las imágenes que había prometido y estas son cada
vez más necesarias.
Al regreso
de Jerónimo, Iván nos ha compensado, instalándonos, en la joya de la corona,
dándome folios y boli y espacio para que mi compañero pudiera extender lo que
había traído. En primer lugar, un regalo: Los
anarquistas de Casas Viejas de Jerome R. Mitz, después viejas fotos, recortes de
páginas y una bandera republicana que cubría su pecho y ocultaba “por respeto”:
-Esto
siempre estará en mi corazón; la hizo mi madre uniendo los pedazos de tela que
encontraba.
Es como un
milagro, me admira que esa mujer lo lograra en una dictadura que le había
arrebatado lo poquito que tenía.
Como si me leyera el pensamiento, ha hablado de “La
Nana de la cebolla” y de “Elegía a Ramón Sije”,Picha si quieres escuchar
Este hombre
me ha dado el título a esta obrita: “Siempre nos quedará Paris”, ese recuerdo
que alimenta la película Casablanca. Momo lo evoca en Medina Sidonia, y me ha
transmitido la imagen que lleva dentro. La lleva, ya lo creo, así como lleva la
lucha por conseguir que los ciudadanos, sin dejarse influir o intimidar,
decidan si optan por monarquía o República, el opta por la Constitución de la
II República, pero aceptaría los resultados de las urnas.
Los
documentos que me ha traído muestran la
riqueza del territorio desde la época musulmana hasta los años cuarenta.
Sabemos la riqueza en épocas anteriores entre otras cosas por la villa romana
cuyos restos en la Ermita de los Santos Mártires, nos mostró y explicó, tan elocuentemente, Carlos.
Los datos de
Momo son vivenciales. Ellos eran pobres, porque, desde el principio de la
dictadura, Franco y los latifundistas de la zona habían reservado esta tierra
para sus cacerías y su crianza de toros de lidia. Las malas políticas de la PAC,
que favorecen a loss latudundisas, y los
recortes, han hecho el resto. Eso no va con el París de Casablanca, pero Nomo conoció
varias fábricas que procesaban los productos locales, incluso una
central que producía electricidad para el territorio. Había producción agrícola
y fructífera de calidad. Había trabajo. Pero Franco, el rey emérito, la
aristocracia, los políticos y otros privilegados , necesitan sus cotos privados
de caza y los servicios de los los que ponen a tiro la pieza y cargan con las mismas y con lo que necesiten los
cazadores. Los pequeños agricultores se han ido, las fábricas que procesaban
los productos que les proporcionaban los que se van, han cerrado- Quedan los alfajores y otras delicias en que Medina
Sidonia es exquisita, el encanto de Medina Sidonia, que crea puestos en el
sector servicios, pero no hay trabajo para tantas manos o pan para tantas
bocas. Nomo e Iván confían en el actual alcalde. Yo también lo hago.
Nomo
sentencia sin darse aires.
- No es fácil, Medina Sidonia tiene el latifundio
más grande de España. Está dedicado a la
caza: perdiz, conejo, liebre, corzo.. para el gozo de los poderosos, vale, pero
no pueden robarnos nuestro Paris, el de Casablanca, la prueba es que dos viejos
estamos dando caña.
Lo dice y
señala la bandera que le hizo su madre. Añade.
-Es un sueño
que me acompañará mientras viva- sentencia y añade
-Aporto mi granito
de arena y otros lo están haciendo. Hay pasitos y seguimos dándolos. Es poco,
pero suficiente para que hayas venido y te sigas quedando…
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