La campaña está servida
No está
siendo una campaña cualquiera; desde
luego; pero no se ven grandes cambios en
las previsiones de voto de los medidores de opinión, y los tomadores de decisiones, pese a la grave
situación en la que nos encontramos, siguen un” orden” que nos ha arrastrado
donde estamos: un buen ejemplo nos lo ofrece la actual Cumbre sobre el Clima y
otro, los recortes de derechos ciudadanos ante la crisis o ante el terrorismo.
Son algunos
ejemplos y no me parece necesario mencionar la larga lista de amenazas y de
arrogancias que sufrimos los votantes. Puesto que en el artículo “La calle
pregunta”, publicado en este medio, me refería a Rajoy como “jurista” y de
nuevo, éste me brinda un ejemplo, a huevo, mencionaré las palabras pronunciadas
por él candidato con mayor esperanza de voto y con menor tasa de confianza, a
propósito de los trapicheos de un embajador y de un diputado de su partido, en
el ejercicio de sus funciones. Rajoy no veía algo anormal. Así lo dijo, tan
ancho, en plena campaña. Poco importa que el PP haya rectificado y sometido a
investigación a los denunciados. Dada la
formación del presidente en funciones y previsible ganador de las elecciones,
no podemos asumir que no era consciente
de la gravedad de sus palabras; no es posible que alguien en su sano juicio
vote a un presidente que acepte que embajadores o diputados cobren comisiones
por conseguir contratos a empresas. Ese Estado que aparecía en las
declaraciones de Rajoy, es una chapuza. Además es un arma para sus rivales, por
ofrecer prueba flagrante de la acogida
del PP a la corrupción.
Yo no creo
que se tratara de una metedura de pata, sino de un acto voluntario; de una
presentación en sociedad. No está siendo una campaña cualquiera, no. Tampoco
Rajoy es el único que “mete la pata”, los otros candidatos también lo hacen y
de forma tan inexplicable como la del presidente en funciones, también hay “romances”
inexplicables, ¿Inexplicables para quién?
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