No puedo dar
su nombre. Es una chiquilla de 85 años a quien habría que pedir el NIF para
creer que tiene esta edad. En las últimas elecciones ha votado a Podemos. No
tiene aún decidido su voto para las próximas, aunque reconoce, como yo que le
inspira más confianza Garzón, si, realmente, logra limpiar y terminar con el
zafarrancho de IU.
Nos
encontramos ayer por primera vez, y llegó a la cita con veinte minutos de
retraso. No hizo falta el recurso a la rosa o al libro, siquiera lo habíamos
planteado.
Es una niña
traviesa que fue sorprendida por su familia; se presentaron de sopetón en su
domicilio cuando se disponía a acudir a mi encuentro.
-¿Sé lo has
contado?
-¿Crees que
estoy loca?, son tan “mayores” que me “pasarían un buen repaso… -Se ríe porque está
convencida de ser la última en reír- Tampoco saben lo que voto. Son de los que
creen que Pablo Iglesias nos llevaría a los infiernos. Con la excepción de mi
nieta Ana, que decidió con la oposición de todos y con mi bendición, abandonar
un puesto suculento que tenía aquí, para irse a Holanda a ocupar uno peor…. ¿Y
tú, tienes hijos y nietos?
-No
-Si no
hubiera tenido hijos, habría adoptado unos cuantos…
Ahí tenemos
una discrepancia. Yo nunca hubiera querido tener hijos, me horroriza esa
responsabilidad.
Estuvimos un rato en la terraza del bar Mojito, frente
a la playa; Julen y yo nos dimos el
placer de acompañarla a su casa. No concertamos cita, ambos sabemos que tenemos
que leernos antes, yo su biografía y ella Esto es un infierno
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