miércoles, 16 de diciembre de 2015

Nuestra cita de los miércoles

Hoy me han hecho un preoperatorio para obtener tejido de la próstata para hacer la biopsia. Mis recomendaciones a Armando están funcionando; no me preocupo de lo que no está en mis manos. ¿Para qué?
Continúo, como podéis comprobar, publicando artículos de opinión y con la sexta novela. El problema que encuentro últimamente es que se me ocurrió que la cuñada de Luis XIV, Madame, princesa Palatina, duquesa de Orleans, enseñara a leer, escribir, recitar, cantar y bailar y el español, a su pupila, con el poema “Vivo sin vivir en mí”. La alumna tenía 4 años y el texto estaba en español, idioma que la pupila no comprendía. La experiencia fue un éxito, puesto que antes de que se cumpliera el año, Madame había alcanzado sus objetivos, didácticos y de intriga, en un Versalles en que ésta es lo único que cuenta. Los escritos de santa Teresa eran los favoritos de la primera favorita oficial del rey, que se había hecho monja para purgar sus pecados.
La palatina no era beata, ni mucho menos y tampoco quería que lo fuera su pupila, que tallaba para lograr el diamante que trabajaría para defender los intereses de su prole, los Orleans.
El poema místico se queda clavado en la consciencia de la pupila y así lo cuenta ésta en su diario. Esto es lo que me traba, porque yo también vivo sin vivir en mí, pero pienso, como lo hace la protagonista que tengo que encontrar la razón de mi vida en este mundo.

Por eso estoy atascado….

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