lunes, 29 de febrero de 2016
domingo, 28 de febrero de 2016
Mi artículo de hoy
Así habló
Zaratustra
El profeta
de Nietzsche me parece un buen intérprete de la miseria del poder que nos
sirven, en España y en todas partes. Estoy muy preocupado por la formación de
gobierno. Me preocupa aún más que la miseria del relato que se nos ofrece sea
tan idéntica en la proliferación, como lo podemos observar en los escenarios
relacionados con la corrupción, con las elecciones USA o, este mismo sábado, en el marco de la
inauguración del Salón de la Agricultura. Pongo este último caso en boca de
Zaratustra.
No ha sido
Hollande el primer presidente francés que ha sido testigo y víctima de la
cólera de los agricultores y ganaderos franceses y tampoco es ésta la primera
ocasión en que la sufre. Hace ya unos cuantos años que en Francia y en muchos
otros Estados miembros de la UE, los perceptores de las ayudas de la Política
Agraria Común se quejan de la escasa eficacia de ésta y por otra parte, la
misma no ha cumplido otros objetivos como es el caso del desarrollo local, de
la mejora de la calidad, del cuidado del medioambiente, de la preservación de
la identidad…
Uno se
pregunta cuáles son los resultados de una PAC que ha acaparado una gran parte
de los presupuestos de la UE: 73% en 1985, 39% en el presupuesto 2014/2020.
Necesitamos
a Zaratustra para explicárnoslo, porque el discurso del poder es muy miserable.
Tras insultar, zarandeado y descalificar
a Hollande, los insurgentes desmontaron
las instalaciones institucionales y han continuado su Salón.
Las
respuestas del presidente fueron patéticas: escucha la angustia de los gritos,
considera que éstos expresan un grave problema y prefiere que estas cosas se
queden en casa.
¿Qué hace
falta para acallar los discursos de la miseria cuando éstos asumen la
incapacidad de sus proyectos para resolver los problemas que sufrimos y cuando
éstos, por el contrario, se agravan? También debemos fijarnos en los objetivos
cumplidos, porque muchos de estos tienen efectos muy perjudiciales.
Recurro a
Zaratustra porque le considero un experto para desmontar las miserias del
discurso del poder que nos están contando. Y por la actitud de los campesinos
que echaron al gobierno y asumieron ellos mismos la continuación del Salón.
jueves, 25 de febrero de 2016
El capítulo de ayer
El afro
No me gustan
los eufemismos, pero mi patrón ya se ha apropiado de mi negritud y yo, a fin de
cuentas, soy el criado, aunque me pagan en “negro”. Por lo demás, no tengo
queja alguna, salvo que sigo siendo un “sin papeles” y por tanto, condenado a servir
a estos señores, quizá durante toda la eternidad; de algo tengo que vivir, digo
yo.
Para Ana era
muy malo, a juzgar por cómo me trataba, pero José me blanqueaba con sus
bendiciones, porque mis traducciones facturan suficiente como para tranquilizar
a Hacienda y su pareja ya no puede hacerle sentir culpable, por la liberación
de la sobrecarga que le había sido impuesta.
Yo comprendo
a todo el mundo y me basta con estar muy bien pagado, aunque sea en negro y me
gusta mi trabajo. Tengo cuatro lenguas maternas: el inglés, el francés, el
castellano y el Wólof y me gusta plantearme la vida en las cuatro; no puedo
hacerlo en una de ellas por separado.
Eso sí,
empiezo por la de mi estirpe, las raíces que mi existencia no me ha permitido
conservar, porque era marxista leninista en los 60s. Sí, viví la movida del 68
cuando hacía mis estudios de Sociología en la Universidad de Lille y como
castigo perdí los papeles, negados por la embajada de Senegal y sin poder
renovar mi residencia, como estudiante en Francia; por falta de los mismos.
Era una
situación kafkiana; para matricularme en la universidad necesitaba tener la
carta de residencia y para obtener la última necesitaba estar matriculado. En
mi caso, era becario de un gobierno que renegaba de mí.
Nadie
comprende que no se me acuerde el derecho de asilo. Yo sí; no se pueden encontrar argumentos para
proteger a alguien contra Léopold Sédar Senghor, el primer presidente de
Senegal, que mantuvo el poder hasta 1980. No solamente era un héroe para los
senegaleses que lucharon por la independencia, sino uno de los pilares de la
“negritude” que dio voz y dignidad a los negros, en la literatura universal.
Para mí
mismo es difícil encontrar argumentos; admiro a un negro que entró en la
Academia Francesa y hasta en el gobierno de la metrópoli; nuestra voz en el
proceso de descolonización. Era amigo de Pompidou, altamente respetado por de
Gaulle y, al mismo tiempo, el héroe de los independentistas senegaleses.
Léopold
Sédar Senghor era un lujo para Senegal y, sin lugar a dudas; soñaba con la
unión de las colonias que ayudó a independizar, y formó parte de los “no
alineados”. Tengo y tenía entonces, un gran aprecio por su obra, pero también
temblaba y los hechos me han dado la razón, porque el proyecto era muy
dependiente de su creador y del mismo solamente perviviría lo que interesaba a
la metrópoli: la francofonía y los privilegios de la alianza con sus ex
colonias para la explotación de los grandes recursos de las mismas.
De hecho, mi
interés por Senegal terminó con la presidencia de Shenghor, como si no hubiera
negros que merecieran el respeto de los blancos. No los hay porque no nos dejan.
Bueno ya me he presentado; un negro, sin papeles, que trabaja, en negro, para la puta y el negro. Como he explicado, fui contratado
por José para minimizar el victimismo de Ana; yo me encargaría de las
traducciones y ella no podría continuar su cansino quejido.
No es de
extrañar que no recibiera una gran bienvenida por la señora. Lo que no estaba
previsto es que fuera ella quien descubriera que mi papel podría ser aún mayor.
La locura
que estaba viviendo José no era obra para un solo negro y la negritud
teóricamente no existe en el caso, y por
tanto no se puede recurrir a especialistas. En las conversaciones que tuvimos
por motivo de trabajo; Ana se empeñó en seguir haciendo su parte, pese al
enorme tiempo que tenía que dedicar a lo que yo podía traducir en menos de
media hora, ella descubrió dos cosas: que ya no estaba tan sola y que tenía
capacidad para ayudar a José para aligerar la losa que le aplasta.
Reconozco
que yo también aprecio estas conversaciones; creo que son algo más que un
remedio a mi soledad, que me comprende y que la comprendo. Nadie puede
extrañarse de la actitud de José que tiene que aguantarse las ganas de
enterarse de lo que hablamos. No puede quitarse los cascos y cada vez se pierde
más cosas; porque Ana y yo estamos sobrados de tiempo y no nos privamos de
aprovecharlo.
Ana
aprovechó la visita de Brigitte para invitarme. José tenía que quitarse los cascos durante la
cena, al menos; era su invitada. Para entonces ya estaba convencido de que José
tenía que escucharme y que ya sabía yo
lo que me convenía.
En efecto,
necesito trabajar y mostrar a los blancos que sé hacerlo mejor que ellos,
aunque sea en negro, pero muy bien pagado. Asistiré a la cena, como a un
mercado, para venderme.
miércoles, 24 de febrero de 2016
Nuestra cita de los miércoles
Hoy me toca
contaros mi vida, aunque tenía preparado el “Afro”, pero me siento capaz de “volver
al lugar del crimen, que he tratado de evitar, porque he vivido una pesadilla
desde el 10 de diciembre, cuando la analítica detectó un subidón de PSA y el
urólogo decretó una biopsia que se haría “después de fiestas”. No tenía otro
remedio que la espera y tratar de digerir la angustia que la noticia me
produjo, puesto que mi padre y mi hermano murieron, con mucho sufrimiento, de
cáncer de próstata con metástasis. El cáncer, lo tengo, puede ser una simple
anécdota cuya terapia me anunció ayer el urólogo, un tratamiento de pastillas e
inyecciones semestrales, que he empezado hoy. Me quedan las pruebas para
detectar potenciales metástasis, con escasas probabilidades dado que el tumor
está localizado y afecta a una parte de la próstata.
Me siento
más tranquilo, pero he tenido que esperar más de dos meses para que me hagan la
biopsia; en Cádiz por “las fiestas” y en Oviedo, porque el urólogo me mandó
repetir todas las pruebas. De nuevo, todo va bien, excepto el índice de PSA que
no para de subir y la subida requiere una biopsia. Se sabía desde mi primera
visita, el 13 de enero, tras comprobar que las “fiestas" de Cádiz son
demasiado largas para mi angustia.
Podríamos
esperar una sociedad consciente del crecimiento de la angustia en la que nos
toca vivir. Sin embargo no podemos considerar que minimizarla sea un objetivo,
pese a que una biopsia de próstata sea un mero trámite, que se hace en ambulatorio,
sin anestesia y no es, para nada, traumático. En Cádiz se lo planteaban en
quirófano, anestesia y toda la parafernalia, y claro, las fiestas… En Oviedo se
planteaban las facturas de la repetición de las pruebas y yo…
He pasado mucha
angustia pero sabía lo que hay, esperar. Creo que ha sido un buen ejercicio:
duro, pero bueno. En este blog podréis comprobar que soy viejo, pero no mayor.
He mantenido una gran producción y ha subido considerablemente el número de mis
visitas. Gracias, amigo-a. He descubierto que soy mucho más fuerte de lo que
creía y me hace esperar que la naturaleza humana tiene recursos para navegar
donde nos toque.
No lo
haremos haciéndonos mayores, sino navegando a lo nuestro y encontrando cada día
avances. Cada día he encontrado razones para mostrar mi agradecimiento por un
pasito.
Creo que ya
estoy preparado para confrontarme a la educación de la heroína de mi 6ª novela
con el “Vivo sin vivir en mí, de Santa Teresa. Gracias amiga, amigo, que has
minimizado mi angustia con tu visita-
martes, 23 de febrero de 2016
lunes, 22 de febrero de 2016
Mi artículo de hoy
Apolo y Dionisio
No tengo al alcance El
principio de la tragedia, a fin de cuentas, la única obra que tenía de
Nietzsche. Tampoco es mi intención filosofar. Mantengo muy vivo el sentimiento
de la lucha a muerte entre un Apolo que perdía su dogma, “autóritas”, pero que
imponía su “potestas” y un Dionisio, que surgía de los efectos del impacto de esta degradación en las “tripas” de los
ciudadanos.
He vivido este recuerdo en varias etapas de mi vida; la
publicación de la obra en un círculo de
filólogos fue una provocación que he compartido, con mis publicaciones, con
menos éxito... Los filólogos se identifican con el Oráculo de Delfos, tan
denunciado por Dionisio y en todo caso, tan poco sensibles a la visceralidad de
éste. La movida para formar gobierno en España tras las elecciones del 20D está
en esta guerra.
Hay, en efecto, un
Apolo: el que representan los partidos del “orden”: PP, PSOE y Ciudadanos. Hay
un Dionisio, el que representan los partidos del “desorden”, el resto de los
aspirantes a gobernarnos.
Apolo no tiene claro, en la “tragedia” de Nietzsche, el
mantenimiento del “dogma” y Dionisio tiene este argumento, sobre todo cuando
está servido el espectáculo de la corrupción, de la descomposición y las
amenazas a la cotidianidad de los ciudadanos.
En tiempos de Nietzsche había otros escenarios, pero con
efectos similares en la concepción de la obra. Hay momentos en que Dionisio
tiene más audiencia que Apolo, pero el último conserva “potestas”.
Nietzsche considera que los filósofos se cargaron la
tragedia y que nos condenaron al eterno retorno de las batallas entre Apolo y
Dionisio, precisamente, por los mantenedores del discurso de la descomposición del
“autóritas”.
Es cierto, ahí estamos; como si no fuéramos conscientes de
que la corrupción es la causa de los recortes y del aumento de la deuda y de
que el discursos de Apolo y el oráculo de Delfos, nos la auguran aún más cruda.
Cierto que el nihilismo de Nietzsche lo pinta muy negro. Le
tocó el surgimiento de Prusia. A
nosotros nos toca la Merkel; pero yo no soy tan escéptico como él. Pienso que
la voz de Dionisio es lo suficientemente potente como para poder acallar al oráculo
de Delfos y que el mito del eterno retorno es un mito. Me gustaría que los que
sientan a las mesas para hablar del gobierno lo tuvieran en cuenta.
sábado, 20 de febrero de 2016
viernes, 19 de febrero de 2016
Mi artículo de hoy
El Brexit
Tema cansino que vulnera el Proyecto
Común y que minimiza las urgencias.
Se supone que este viernes debe
decidir la UE las nuevas concesiones a un Reino Unido que quiere irse. El tema
resulta cansino y sobre todo inoportuno, dadas las urgencias a las que el
Organismo comunitario está,
peligrosamente, dando largas. Me preocupa, porque las pretensiones de Cameron
destruyen la esencia del proyecto común y porque nuestros representantes están
ocupando el tiempo que debían dedicar a
responder a las mencionadas urgencias, a mantener el socio.
Me consuela la entrevista al Secretario
de Estado italiano para los Asuntos Europeos, Sandro Gozi, publicada por “Libération” del viernes. El
medio añade de su cosecha que el primer ministro italiano, Matteo Renzi, quiere
enmarcar el Brexit en el 60 aniversario del Tratado de Roma y en un
planteamiento profundo del Proyecto común.
Al fin algo inteligente, aunque
Sandro Gozi recomienda ceder a las presiones de Cameron: negar que el objetivo
de la Unión es el de lograr la óptima integración-Ever close Union-, renunciar
a derechos sociales de los ciudadanos europeos residentes en el Reino Unido,
como algunos ejemplos de violaciones de principios de la UE. Pero,
inmediatamente apela a una reunión de los Estados fundadores: Alemania,
Bélgica, Francia, Holanda Italia y Luxemburgo, para encontrar las luces de los
padres fundadores, para ver en qué se ha fallado, porque se ha fallado. También
propone la reunión de los Estados del Euro, para un ejercicio similar. UK no
está invitado. No forma parte de los Estados fundadores o de los del Euro.
UK, de hecho, no está en importantes
proyectos comunitarios, como el espacio de libre circulación Schengen o en la
unión económica y monetaria, tampoco ha ratificado la Carta de Derechos
fundamentales de la UE y se ha retirado de 133 instrumentos de cooperación en
dominios como la policía o la justicia penal.
Me hubiera gustado que las voces
fueran más potentes y que fueran muchas más, pero me sirve de consuelo que se
escuche una voz que insinué que esta mascarada puede servir para algo.
jueves, 18 de febrero de 2016
miércoles, 17 de febrero de 2016
Mi artículo de hoy
Casandra
Necesitamos desesperadamente una Casandra ante la obscuridad
que reina en el Olimpo y apareció Esperanza Aguirre; lleva ya varios días en el
primer plano de la escena. Es una nueva Casandra, la musa de la post post
modernidad; sus adivinaciones son escuchadas por los mortales. Contradice el mandato de un Apolo despechado; es la reina
de la actualidad y lanza sus dardos a un Apolo acosado por la tormenta. ¿Evitará
esta vez la Guerra de Troya?
No lo parece. Su gesto de asunción de responsabilidades
políticas no ha servido como ejemplo y Rajoy lo ha aprovechado para encumbrar a
Cristina Cifuentes una Casandra que no ha sido castigada por un Apolo despechado.
La corrupción campa a sus anchas, la UE hace aguas, amenaza
una nueva recesión y nuestros derechos siguen mermando. El jefe del Estado
encargó a Pedro Sánchez la formación de gobierno, éste se ha comprometido a
someter su candidatura a Investidura, pero no salen las cuentas y hay muchas
Casandras que nos hacen olvidar la profunda obscuridad que oculta el Olimpo.
Las Casandras, como las Pandoras han sido siempre producto y
productoras de intrigas, de nubarrones que ocultan un Olimpo, él mismo
carcomido por las Casandras y las Pandoras – que no son siempre mujeres.
Hablemos del gobierno, salgamos de unas intrigas que
quedaban bonitas en las tragedias griegas. Ahora los mortales queremos una
gestión de la que nos toca vivir y desde luego, no queremos la tragedia que
estamos viviendo.
Nuestra cita de los miércoles
Brigitte
Siempre he
odiado a mi madre porque que me “vendió”, a los 16 años; pero los 12 años de
casada han sido, sin duda, los más tranquilos de mi vida. Mi marido tenía
cuarenta, pero estaba muy bien conservado. Era teniente coronel.
-¡Eres una
niña tonta!-Me había gritado mi madre sin piedad- No hay para medias.
Ella las
vendía, en estraperlo; tenía casi de todo y en el fondo, pese a la guerra que
habían iniciado los moros contra nosotros, tan argelinos como ellos o más,
vivíamos muy bien, gracias a los excelentes contactos de mi progenitora con el
ejército.
Esa era su
canción preferida; privarme de todo y mostrarme que lo tenía al alcance de la
mano: dejarme seducir por Pierre Joseph. En realidad lo hubiera hecho de buen
grado: me atraía y era muy consciente de que podía darme una vida mucho mejor
de la que me esperaba.
Tardé tres
días en dejarme convencer, dos meses en quedarme preñada y una semana para
casarme con gran pompa en la catedral de Orán. Los primeros años fuimos muy
felices, aunque tuvimos que abandonar Argelia. Nunca se lo perdonaré a de
Gaulle.
Las cosas
empezaron a funcionar mal cuando Pierre Joseph pasó a la reserva y teníamos que
aguantarle en casa. No es que yo tuviera problema alguno. Tenía una interina
para las grandes limpiezas y sabía organizarme para tener todo al gusto de mi
marido y mantener el ritmo de vida que corresponde a la esposa de un general,
puesto que Pierre Joseph había sido ascendido. Él estaba realmente orgulloso de
mí y yo gozaba en mi papel y con el sexo, que en raras ocasiones hacíamos en la
cama.
Tuvimos dos
hijos, Pierre, en 1957 e Isabel, nacida en el 60. Aquí me paré, pese a que mi
marido quería una familia numerosa. Él nunca lo supo, pero recurrí a un
ligamento de trompas, pese a que entonces creía en las ansias de paternidad de
mi pareja.
Así lo
parecía cuando pasaba poco tiempo en casa. Yo había educado a mis hijos para
que fueran adorables con su padre, cosa que no resultaba difícil los ratos que
estaba entre nosotros. Otra cosa fue cuando lo teníamos todo el tiempo entre
las piernas. Yo sabía capeármelas. No así Isabel y después. , siempre he creído que bajo la
influencia de su hermana mayor, Pierre. No tardaron en detestarse y el general
hizo uso de su rango.
Descubrí con
horror que no era hijos lo que quería, estaba dominado por la fiebre de
perpetuarse y completamente decidido a
imponer su santa voluntad. Para algo sirve la academia miliar.
No podía
presenciar indiferente tal atropello; mis hijos no serán “formateados” y
programados por su padre. Tenía que usar mis recursos para evitarlo. No me
había planteado dejarle; estaba satisfecha, teníamos una vida cómoda y me
resultaba fácil desarmar al militar. El conflicto entre éste y mis hijos se me
escapaba de las manos. Pierre no quería ir al internado elegido por su padre
para preparar la entrada en la academia militar. Isabel no paraba de proclamar
su pacifismo, pese a los castigos y airadas amenazas que profería su padre. Era
un infierno y cada vez tenía menos margen de intervención.
Pronto tomé
el bando y el odio de mis hijos. No podía soportar al tirano. Nuestro hogar se
transformó en un campo de batalla y él se refugió en las putas y en el alcohol.
Nada bueno para cualquiera de nosotros.
Llegué a un
acuerdo, un buen acuerdo; recibía una pasta, el divorcio y la custodia.
Aceptaba el hecho que la cantidad
recibida cubría la totalidad de mi demanda. En aquel momento estaba dispuesta a
renunciar a todo. Me consideraba generosamente compensada. Aún mejor, liberada
de alguien a quien había llegado a odiar tanto o más de lo que lo hacían mis
hijos.
Nos íbamos a
nuestra querida África de la que nos sentíamos despojados. Teníamos pasta
suficiente para montar un negocio y vivir como reyes. Optamos por Dakar, la
última ciudad africana en la que habíamos vivido.
Empezamos
con poco. El comercio menudo con Las Palmas. Volábamos a la última una vez por
semana. Llevábamos artesanía y traíamos lo que pedían nuestros clientes
senegaleses. Pasamos unos buenos añitos. Las cosas podían habernos ido mejor,
pero no iban del todo mal, contando con los gastos que me suponía la educación
de mis hijos en caros colegios franceses.
No sirvió
para gran cosa, ninguno de los dos sentía interés alguno por los estudios y tuve que contentarme con la educación
secundaria, sin más. Yo creo que los tres guardamos muy buenos recuerdos de
nuestra estancia en Dakar, pero tuvimos que irnos…
Pierre es
tan visceral como su padre y se metió en una banda de la que he querido saber
muy poco, inspirada en el Ku Klux Klan. Mis hijos, desgraciadamente, no son muy
inteligentes. No paraban de meterse en líos, hasta que tuve que recurrir a
influencias y a dinero para poder sacarlos, sanos y salvos de Senegal.
Nos
instalamos en Las Palmas y nuestra “fortuna” se fue espumando; por gastos poco
controlados y sobre todo por depositar mi confianza en un hijo de puta que me
propuso un excelente negocio que resultó una ruina. Nunca hubiera yo pensado
que llegara a dejarme embaucar por un hombre, pero lo hice.
Isabel y yo
hemos logrado salir adelante, pero Pierre se enroló en la legión francesa y
pasamos unos cuantos años sin saber de él. Ahora tenemos contactos y sé que es
feliz.
¡Aquellos
maravillosos años! Aún queda; como mi madre decía “Quien tuvo retuvo” y me
busco la vida ¡Si no fuera por los problemas que me está acarreando el
blanqueo! Felizmente tengo una buena abogada de oficio, pero la justicia no
parece querer ver que alguien me traía las tarjetas y que yo no sabía que lo
que cargaba era dinero negro. ¿Por qué hubiera tenido que saberlo?
La cosa
pinta muy mal para mí; los políticos parecen haberse librado, pero yo sé que
José puede ayudarme. Manolo, el ex concejal que me metió en el lio, en el
fondo, no es mala gente. Quiere vengarse de un partido que le ha dejado tirado.
Está
dispuesto a tirar de la manta, dinamita para la oposición, para la que trabaja,
en negro, José. No me ha gustado la negativa a recibir a Juancho, mi pareja,
pese a que éste ha dejado ya la droga. No lo he tenido muy en cuenta; José y yo
siempre hemos sido amigos muy leales y aunque no me pega su actual
intolerancia, sé que me ayudará.
miércoles, 10 de febrero de 2016
Nuestra cita de los miércoles
La puta y el negro
Me da fatiga
ver a José tan agobiado, pero tengo que defender lo nuestro y siquiera recuerda
que hoy hace 25 años que vivimos juntos. No somos de celebraciones, es cierto y
nunca ha sido cuestión entre nosotros de eso de “hasta que la muerte nos
separe”, vivimos el momento.
No me lo
puedo creer yo misma, pero he caído en el rollo de la celebración de las Bodas
de Plata, cuando nunca ha habido boda o el mínimo compromiso y no soy de
celebraciones. Esperaba algo, al menos un gracias por el esfuerzo que he hecho,
para estar guapa y para preparar la cena. Me han entrado ganas de llorar. No se
ha dado por enterado y ha continuado en su proyecto, como si nada…
Soy
consciente de la presión que sufre,
¿Cómo no serlo cuando me la impone a todas horas? Fuimos muy felices mientras
vivimos en mi apartamento. No era tan cómodo y caro como éste, pero teníamos
más tiempo para nosotros, que es, al fin de cuentas, lo que buscábamos y lo que
nos unía. No somos pijos, ¿para qué este gasto?
Es verdad
que las cosas han cambiado mucho para mí desde que cerraron el puticlub regentado
por Brigitte, en 2004. Fue muy duro.
Tuve que empezar de cero. Felizmente me quedaba el agente, que me permitió
salir del paso, a trompicones, pero ya nada era igual; mis ingresos mermaban;
me amoldé, pero no permití que las circunstancias disminuyeran mis tres semanas
mensuales de vacaciones.
José lo ha
vivido de otra manera. El concejal que pagaba sus proyectos fue salpicado por el escándalo que causó el
cierre del puticlub, era uno de los titulares que pagaban los servicios con
tarjetas sospechosas de “blanqueo”.
Todos
estábamos al corriente de los trapicheos de Brigitte: cargaba el doble y a
cambio daba 15% en catch. Siempre ha sido un poco ingenua y nos lo contaba tan
fresca. En el fondo es buena gente, otra u otro se lo hubiera cayado y ella nos
daba una pequeña parte de lo que obtenía por los sobrecostes. Yo no le hacía
ascos a la pasta, pero siempre repetía que el jueguecito era muy peligroso y lo
fue.
La última
vez que me encontré con Brigitte, allá por 2006, sentí mucha pena. Había
encontrado un trabajo, de momento y cargaba con una pareja, un obrero de la
construcción que conoció como cliente al que estrujaba, en aquellos tiempos de
la fiebre de la construcción y que ahora, como el puticlub, se había esfumado.
Yo siempre
he mantenido que una profesional no debe “encoñarse” con los clientes y aún
menos si este es drogadicto. No me escuchó y aunque me dio mucha pena el verla
en el pozo sin fondo en el que se encontraba: unos ingresos que apenas cubrían
sus gastos tenían que cubrir los de la droga y el alcohol de un compañero que
ya no sirve para ganarse la vida. Gracias a la ingenuidad o la osadía de la
víctima, no se hace mala sangre por la intervención de todas sus cuentas por el
Banco de España. No he vuelto a saber nada de Brigitte desde aquel encuentro.
Una pena; me hubiera gustado hacerlo, pero he perdido su pista.
¿Por qué ha venido
a mi memoria esta mujer en este momento? Quizá porque por ella tuve las últimas
noticias del concejal. Había sido cesado, pero sigue en el partido y jura y
perjura que Brigitte no tiene que preocuparse. Yo, en el lugar de ésta me
preocuparía mucho más. El asunto es que José perdió su curro. No lo pasamos tan
mal para salir. Teníamos para tirar unos meses y antes de terminar el primero,
mi agente me encontró curro. No era como entonces sacaba menos al día y no
podía reunir mis ingresos en una semana. Tenía que contentarme con las fechas en
que la empresa ofrecía fiestas en las que se me pagaba para servir y alternar y
si había polvo, se me retenía un 30%.
Me divertía
el curro y sacaba pasta cuando salía, pero no podía decidir yo mi tiempo libre.
No estaba dispuesta a renunciar y no paré hasta que me he conseguido clientes
para trabajar los lunes y martes que me permiten mantener mi tren de vida,
reducido pero suficiente para mí.
José no lo
ha vivido así; hubiera dicho que pronunció, ante Dios, el juramento de Skarlett
O’Hara, de nunca volver a ser pobre. No
sé muy bien cuándo tomó tal decisión. Yo estaba demasiado ocupada con lo mío.
Llevaba años viviendo muy bien y mi trabajo se realizaba lo suficientemente
lejos de mi domicilio para garantizarme el anonimato. No era fácil encontrar un
chollo así y hasta incluso nada era evidente. Cada vez hay más competencia y
cierran más clubs, tenía que buscarme la vida de otra manera…
Hace tiempo
que lo veía venir, desde que me di cuenta de que Brigitte estaba encoñada con
el tipo este que arrastra ahora. Lo del blanqueo vino después y no hacía sino
aumentar mi inquietud; por las circunstancias y porque siempre he tenido muy
claro que pese a lo que quiere aparentar y lo que cuenta, es una niña que tenía
entonces algo más de cincuenta tacos, pero que tenía polvo.
Siempre sale
Brigitte, ella es de las que ha puesto a Dios por testigo, en cada crisis que
ha sufrido, de su juramento de no volver a ser pobre. No impide que, a juzgar por lo
que contaba, cada vez era más pobre. No ha sido así en el caso de José. Lo pasó
mal unos meses, quizá un año. No tuvimos ocasión de celebrar su nuevo curro. No
le deja tiempo y tiene demasiado miedo de perderlo. Así nos va.
martes, 9 de febrero de 2016
lunes, 8 de febrero de 2016
Mi artículo de hoy
El escándalo de los títeres
La detención de los titiriteros en
los Carnavales de Madrid es una prueba más de que la caza de brujas necesita
ser denunciada.
No es porque
ya estemos acostumbrados a las tácticas de la Santísima Inquisición que debamos
aceptar la detención de unos señores porque han ofrecido un escenario de “caza de brujas”. Es un
escándalo.
También lo
es la manera de presentar los hechos: padres que hubieran visto el cartel “Gora
AlkA ETA” y que no hubieran visto que éste hubiera sido colocado sobre alguien
que se quiere condenar; el ejecutor es muy astuto: la denuncia que se
planteaban hacer los detenidos debe ser juzgada suficiente para acusarlos de “enaltecimiento
del terrorismo”.
Otra cosa es
la cuestión de la adecuación de los gastos que el Ayuntamiento destinó al
espectáculo. Eso es harina de otro costal, lo que realmente interesa a unos
ciudadanos atrapados entre los viejos y los nuevos poderes. Según la concejala
de Cultura no se trataba del espectáculo que requerían los asistentes y no se
había visionado previamente a su contratación. Es un fallo cuando los caudales
son tan escasos y las demandas de los ciudadanos tan lacerantes.
Echo en falta
una información objetiva sobre la gestión de los nuevos poderes locales y con
el tumulto que montan los escándalos y con la falta de medidores objetivos que
permitan certezas, estamos muy perdidos. Tiene que haber datos fiables ¿Por qué
no los hay?
viernes, 5 de febrero de 2016
jueves, 4 de febrero de 2016
Mi artículo de hoy
La Contrarreforma
El ímpetu
que puso María Dolores de Cospedal para invocar la urgencia de una II
Transición, en el marco del inicio de las segundas conversaciones del jefe del
Estado con los representantes de los partidos con representación parlamentaria,
suena a Contrarreforma. Lo mismo ocurre con el planteamiento para formar el gobierno del “cambio”
de Pedro Sánchez. Ambos son conscientes de que el régimen hace aguas y que ya
no basta con las Contrarreformas llevadas a cabo por ambos partidos, con el
resultado de recortes de derechos ciudadanos y
de puestos de trabajo; con desigualdad en los repartos, con intriga, corrupción y con escandaloso aumento
de la deuda.
Confieso que
me gusta más la música de Pedro Sánchez, aunque no sea más que porque los
gobiernos del PSOE han sido más sensibles con los derechos ciudadanos y porque
el canto de la Cospedal es más rancio e imponga más solemnidad a los “valores
eternos”.
Eso es lo
que está en juego, lo que nos ofrecen en este tiempo, para formar gobierno. No
olvidemos que los partidos de gobierno pesan, aunque lo hagan menos que en
anteriores elecciones. Estamos en la Contrarreforma o fuera de combate.
Yo no veo
alternativa en la Contrarreforma y creo que tampoco lo ven Sánchez y muchos
miembros de su partido. O el PSOE abandona esa vía, por muchos adeptos y
protectores que tenga la misma, o conseguirá un gobierno incapaz de resolver
una gravísima situación que requiere instrumentos inexistentes en el régimen.
Hay otras
alternativas, claro, como sería el caso de negociar instrumentos para combatir
los males que nos aquejan. Pongamos por caso la corrupción. Si esto estuviera
entre los objetivos que presenta el PSOE, el partido ya habría dado pasos, como
la renuncia de los miembros del mismo” que benefician de privilegios de dudosa
justificación, como es el caso de las “puertas giratorias; o reparar las consecuencias de las
corrupciones y mostrar los instrumentos tomados para que los hechos no puedan
volver a producirse.
Ese es el primer
paso que esperamos los ciudadanos de Pedro Sánchez. Así, además, salimos de la
Contrarreforma, que ha perpetrado y enriquecido a la Iglesia y alejado tanto a protestantes, ortodoxos
y católicos.
martes, 2 de febrero de 2016
Nuestra cita de los miércoles
Esta semana
adelanto un día por razones de agenda. Como indiqué el miércoles pasado, inicio
nueva novela, aún no he resuelto mi traba con “Vivo sin vivir en mí” y tengo
que mantener mi ritmo de artículo de opinión y capítulo. Aún no he puesto
título a mi nueva novela corta. Ahí va el primer capítulo.
El negro y la puta
Ana y yo sabemos
lo que somos. Para el prójimo, somos una
pareja algo extravagante con un poder adquisitivo que se lo puede permitir y
para Hacienda, una empresa de servicios que cotiza lo necesario para blanquear
el producto de la venta de su cuerpo y de mis proyectos.
Ninguno de
los dos seríamos etiquetados como hispano o afro por los criterios USA, pero
tampoco estos nos meterían con los caucásicos. Es su problema, el nuestro es
otro. Ana no quiere comprender que mi clienta me urge el proyecto y que nos
jugamos mucha pasta.
Para ella me
escaqueo y está harta de cargar con
todo.
_ ¿Qué más
vueltas puedes darle?- Lo suelta sin resentimiento, como si su intención fuera
la de liberarme.
No respondo
y me pongo los cascos. Conozco de sobra sus tácticas y sus argumentos. No es
que pretenda tener razón, pero sé que si no presento lo que se me pide antes de
mañana, estamos perdidos.
Sé lo que
piensa. Estoy rompiendo el pacto que nos juntó hace más de 20 años. No
recuerdo, con exactitud la fecha, pero sí las circunstancias. Brigitte me había
invitado a pasar un par de días en el piso que compartía con las chicas que
trabajaban en la casa de putas que regentaba. Ana era una de ellas y no recuerdo muy bien por qué, pero simpatizamos
desde el primer momento y paseábamos, durante el día, con mi perro Julen.
La historia
que me contaba se parecía, de alguna manera, a las que me contaban otras putas.
Su novio la había dejado con una hipoteca que no podía pagar sola. Él se
declaró insolvente y el banco se agarró a ella. Se hizo puta para no sufrir el
embargo y luego descubrió que trabajando una semana al mes, podía obtener
300.000 pesetas, ampliamente suficientes para cubrir la hipoteca y los gastos
de una vida digna. ¡Trabajaba una semana al mes y vivía mucho mejor que cuando
la dejó ese cabrón!
Esa noche la
vi trabajar y comprobé que era cierto lo que contaba, sacó 60.000.
Yo entonces
vivía de traducciones, no ganaba tanto, ni mucho menos. Desde luego no podía
permitirme descansar tres semanas al mes.
-¡Porque no
quieres! - Lo afirmaba con tal rotundidez, que me dejó en ascuas y con ganas de
escuchar.
-Mira; mi
cliente más asiduo es concejal. Entra con un amigo. Cobro doble y me dan muy
poco que hacer y mucha caja.
Ya lo había
observado por el champán francés, las compras de todo lo que ofrecían los
vendedores ambulantes que pasaban por el bar, para obsequiarla, y las veces que
iba Brigitte a recordar que se había terminado el tiempo y que se contabilizaba
uno nuevo.
Reconozco
que me puse a calcular lo que estaba sacando esta chica y estaba impresionado.
-Maneja
pasta y necesita ya un proyecto para su concejalía; es un necio. Tú podrías
hacer ese proyecto para él y ganarte una pasta. Le he prometido un negro y he
pensado en ti.
Me quedé de
piedra; sin capacidad de respuesta. No hacía falta, ella lo tenía todo atado y
bien atado.
-¿Qué quieres? ¿Seguir buscando la “piedra
filosofal”?, tienes ya cuarenta añitos, una formación que te abre caminos que
hasta ahora no has encontrado, ¿vas a pasarte la vida preparando oposiciones y
contentándote con la mísera y esclava supervivencia que te dan tus traducciones?
– Deja un tiempo suficiente para clavar la estocada y después, cómplice, añade-
Reconoce que hay algo tierno en la estupidez de estos dos. He visto tus
miradas.
Me ruboricé
al saberme observado. En efecto, había algo tierno en esos cretinos. También
despertaban morbo por sus intrigas. Confieso que me hubiera encantado ver y
escuchar lo que pasaba en la cabina y lo que pasaba por la cabeza de Ana. Me
hubiera gustado hablarlo con ella. Pero, nunca había pasado por mi imaginación
lo de meterme en el juego.
-Yo creo que
puede ser divertido y -remata- te permitirá vivir más libre y desahogado. Es difícil
que a tu edad, encuentres la piedra
filosofal, aprende a vivir lo mejor que puedas lo que te toca vivir.
Ella seguía
argumentando que, además, tenía la posibilidad de impregnar mi idealismo en proyectos
de otros.
-Siempre es mejor que ahora- me puso la versión de
Aute de "Al alba" Yo no la
escuchaba; estaba sintiendo un escalofrío ¿Hacerme negro?
Lo hice y mi
cliente me puso en contacto con otros clientes…
Entonces
decidimos vivir juntos. Primero lo hicimos en casa de ella, que tenía más
recursos. Después cambio la tortilla. Los buenos tiempos de Ana se esfumaron
con la crisis de la construcción y el hundimiento del puticlub en el que
trabajaba una semana al mes. Ella lo lleva bien, pese a su edad y a los tiempos
que corremos. Yo he subido como la espuma y ahora tengo encargos mucho mejor pagados,
pero que me exigen mucha más dedicación. Nos trasladamos a mi apartamento, más
lujoso.
He roto el
pacto en silencio que cimienta nuestra unión y lo que es aún peor, estoy obligando
a Ana a romperlo, porque impongo, como
el cabrón que la dejó colgada, el trabajo que no hago en nuestra “tapadera”.
Yo no
traiciono nada; Ana lo sabe. Sobramos negros y los que nos compran son cada vez
más exigentes. Necesitamos esa pasta para pagar nuestras facturas, incluidos
los pagos a Hacienda. Las ventas del cuerpo de Ana cubren muy poco de esa
parte. Tiene su mérito, porque conserva su poderío. Sin mi aportación nos
pueden fumigar.
Tengo que
terminar esta noche el proyecto.
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