La Contrarreforma
El ímpetu
que puso María Dolores de Cospedal para invocar la urgencia de una II
Transición, en el marco del inicio de las segundas conversaciones del jefe del
Estado con los representantes de los partidos con representación parlamentaria,
suena a Contrarreforma. Lo mismo ocurre con el planteamiento para formar el gobierno del “cambio”
de Pedro Sánchez. Ambos son conscientes de que el régimen hace aguas y que ya
no basta con las Contrarreformas llevadas a cabo por ambos partidos, con el
resultado de recortes de derechos ciudadanos y
de puestos de trabajo; con desigualdad en los repartos, con intriga, corrupción y con escandaloso aumento
de la deuda.
Confieso que
me gusta más la música de Pedro Sánchez, aunque no sea más que porque los
gobiernos del PSOE han sido más sensibles con los derechos ciudadanos y porque
el canto de la Cospedal es más rancio e imponga más solemnidad a los “valores
eternos”.
Eso es lo
que está en juego, lo que nos ofrecen en este tiempo, para formar gobierno. No
olvidemos que los partidos de gobierno pesan, aunque lo hagan menos que en
anteriores elecciones. Estamos en la Contrarreforma o fuera de combate.
Yo no veo
alternativa en la Contrarreforma y creo que tampoco lo ven Sánchez y muchos
miembros de su partido. O el PSOE abandona esa vía, por muchos adeptos y
protectores que tenga la misma, o conseguirá un gobierno incapaz de resolver
una gravísima situación que requiere instrumentos inexistentes en el régimen.
Hay otras
alternativas, claro, como sería el caso de negociar instrumentos para combatir
los males que nos aquejan. Pongamos por caso la corrupción. Si esto estuviera
entre los objetivos que presenta el PSOE, el partido ya habría dado pasos, como
la renuncia de los miembros del mismo” que benefician de privilegios de dudosa
justificación, como es el caso de las “puertas giratorias; o reparar las consecuencias de las
corrupciones y mostrar los instrumentos tomados para que los hechos no puedan
volver a producirse.
Ese es el primer
paso que esperamos los ciudadanos de Pedro Sánchez. Así, además, salimos de la
Contrarreforma, que ha perpetrado y enriquecido a la Iglesia y alejado tanto a protestantes, ortodoxos
y católicos.
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