Casandra
Necesitamos desesperadamente una Casandra ante la obscuridad
que reina en el Olimpo y apareció Esperanza Aguirre; lleva ya varios días en el
primer plano de la escena. Es una nueva Casandra, la musa de la post post
modernidad; sus adivinaciones son escuchadas por los mortales. Contradice el mandato de un Apolo despechado; es la reina
de la actualidad y lanza sus dardos a un Apolo acosado por la tormenta. ¿Evitará
esta vez la Guerra de Troya?
No lo parece. Su gesto de asunción de responsabilidades
políticas no ha servido como ejemplo y Rajoy lo ha aprovechado para encumbrar a
Cristina Cifuentes una Casandra que no ha sido castigada por un Apolo despechado.
La corrupción campa a sus anchas, la UE hace aguas, amenaza
una nueva recesión y nuestros derechos siguen mermando. El jefe del Estado
encargó a Pedro Sánchez la formación de gobierno, éste se ha comprometido a
someter su candidatura a Investidura, pero no salen las cuentas y hay muchas
Casandras que nos hacen olvidar la profunda obscuridad que oculta el Olimpo.
Las Casandras, como las Pandoras han sido siempre producto y
productoras de intrigas, de nubarrones que ocultan un Olimpo, él mismo
carcomido por las Casandras y las Pandoras – que no son siempre mujeres.
Hablemos del gobierno, salgamos de unas intrigas que
quedaban bonitas en las tragedias griegas. Ahora los mortales queremos una
gestión de la que nos toca vivir y desde luego, no queremos la tragedia que
estamos viviendo.
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