sábado, 17 de noviembre de 2018

Nuestra Cita Cotidiana




Ayer también llovió café en este apartamento. Una comercial con esa belleza que sale de las entrañas llamó a nuestra puerta. Iris se acababa de bañar y no es de su gusto recibir así.
Abrí, siempre lo hago, pese a que solamente llamen comerciales y a lo duro que resulta negarse a que su esfuerzo no sea reflejado en la comisión por captación, el único pago que recibe de la empresa.


Iris y yo estábamos muy liados y la empresa cuyos servicios ofrecía nuestra visitante es una gran causante de nuestros agobios; no doy más detalles para evitar que se identifique a la empresa.
Cuando la encantadora persona cuyo nombre no estoy autorizado a revelar, pero que, estoy convencido, pronto conocerás, intentó presentar su producto sacó todos los demonios de mi cuerpo.

Ella, siempre encantadora, dejó que me despachara a gusto con mis neuras y me apeteció invitarla a entrar a la llovida de café.

  Iris no se sintió incomodada, pese a tener el pelo mojado por falta de secador y a estar agobiada, justo en aquel momento, con la empresa que representaba nuestra invitada.

Hablamos de la llovida de café y, por supuesto, de ti. Se metió en nuestra movida.


Gracias a l@s 344 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...