La rumba catalana
Villaviciosa, ocho de septiembre , 20:06 h.
Hoy es el día de Asturias. He comprendido el porqué tiraban
cohetes. No lo había previsto y me ha cogido sin provisiones. Lo peor es que
pensaba visitar al médico para conseguir la receta indispensable. Se me han
agotado las pastillas para dormir.
– Guardia civil o vigilante de
seguridad.
Es la respuesta a mi pregunta sobre
qué quiere ser de mayor. Sonríe el amigo de Julen, un niño gitano que se acerca
dos o tres veces al día al ventanal de mi entresuelo. Mi mascota invita sin
pudor.
– ¿Y tu hermana?
–Se ha quedado en casa.
–Te preguntaba lo que quiere ser de mayor.
–Cantante y bailarina.
-¿Por qué se ha quedado en casa?
-Cabreada porque “pa”la ha castigado.
Imagino que Joan se alegra de que su
hermana Carma sufra. Siempre están juntos y cuando él la provoca, ella amenaza
con contárselo a “pa”.
– ¿Habéis celebrado el día de
Asturias?
Mi pregunta va con coña. Hace tiempo
que sé que la familia se siente catalana. El detalle de los nombres ya es
significativo.
–Nosotros tenemos la Diada
de l'onze de setembre.
En Catanunya se visibilizan las
reivindicaciones de un pueblo que fue derrotado por por las tropas borbónicas (1714) y perdió sus instituciones.
Joan no quiere meterse en esos
berenjenales. Es gitano y catalán.
Han pasado las horas. No puedo
dormir por los ruidos. Llevamos ya días y días de celebraciones y aún quedan
las fiestas del Portal. En los bloques tienen un castigo superior al mío. Han
lanzado los fuegos artificiales, unos veinte minutos, antes sus puertas.
No hay presupuesto para personal
de apoyo en los centros educativos. Sí lo hay para tres semanas de fiesta. Me
hubiera gustado conocer la opinión del “pa” de Joan y Carma. A falta de ello,
he pensado en Viki, que quería ser maestra y no había con qué pagarle. Joan y
Carma se sentirían más asturianos y verían un futuro más acorde con su
situación si se les ofrecieran talleres de la artesanía de su raza. Viki sería
feliz si pudiera trasmitir su amor por el azabache, la piedra emblemática de la
Villa.
Los padres de Carma y de Joan
mamaron el catalanismo con la “rumba catalana”. Lo sé por la pasión que ponen
ambos cuando hablan de Carmen Amaya.
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