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El
19 de septiembre de 1868 se publicó la proclama de insurrección de Cádiz.
Víctor Cantos ofrece el texto: “Proclama Sublevados en Cádiz 1868. Comentario”: https://www.auladehistoria.org/2016/01/proclama-sublevados-en-cadiz-1868.html
Debes pinchar, el
comentario vale la pena. Copio el manifiesto:
"Españoles; la ciudad de Cádiz puesta en armas,
con toda su provincia, con la Armada anclada en su puerto [...], declara
solemnemente que niega su obediencia al gobierno de Madrid, segura de que es
leal intérprete de todos los ciudadanos [...]. Queremos que una legalidad común
por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. Queremos que
el encargado de observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable
[...]. Queremos que un gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas
del país asegure el orden, en tanto que el Sufragio Universal eche los
cimientos de nuestra regeneración social y política. Contamos para realizar
nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales
unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases
acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la
interminable serie de [...]favoritos; con los amantes del orden, si quieren
verlo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con
los ardientes partidarios de las libertades individuales [...]: con el apoyo de
los ministros del altar [...]; con el pueblo todo [...]. Españoles: [...]
Acudid a las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto; no con la
furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa serenidad con
que la justicia empuña su espada. ¡Viva España con honra!."
Cádiz, 19 de Septiembe de 1868. Duque de la Torre,
Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvilas, Rafael Primo
de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan Topete.
Franz Xaver Winterhalter profundiza: “1868: la
Revolución Gloriosa”: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/1868-revolucion-gloriosa_15636
Unos párrafos:
El 30 de septiembre de 1868, la reina Isabel II abandonaba
España para no volver nunca. Años atrás, el diputado Antoni Aparici la había
llamado “la reina de los tristes destinos”, un epíteto proverbial que recogería
e inmortalizaría el escritor Benito Pérez Galdós, quien la
conoció en su exilio parisino en 1902. La reina causó muy buena impresión a
Galdós, que en aquel momento escribía para el periódico El liberal y
que a su vuelta retrató a la ex soberana de una forma mucho más amable que la
que cabía esperar por el mal recuerdo que había dejado.
1868: la "revolución gloriosa"
Proclamada reina a los 3 años, aunque
no reinaría con pleno derecho hasta los 13, Isabel II estuvo siempre en manos
de sus cortesanos -primero los de su madre, luego los de su marido y finalmente
los suyos propios-, que intentaron moldearla a su conveniencia. En su
entrevista con Galdós, la reina depuesta lamentaría que nadie quiso enseñarle
nunca a gobernar si no era en su propio provecho. Por ello confió
siempre el poder al favorito de turno y se dejó aconsejar por sectores cada vez
más conservadores de la corte. Para la mayoría de sus súbditos
era una reina lejana que apenas conocía la realidad del país, pero en quien
recaía la culpa de las decisiones que se tomaban en su nombre.
Una de estas decisiones fue la que
indirectamente la llevaría al desastre: la de estimular la ampliación de la red
ferroviaria de España. Los grandes empresarios del país y las sociedades de
crédito, así como muchos políticos y militares, invirtieron
en las compañías de ferrocarriles con la expectativa de obtener grandes
beneficios, que se revelaron mucho menos provechosos de lo esperado.
Para 1866, estas compañías acumulaban grandes pérdidas y su crisis arrastró a
las sociedades de crédito que las habían financiado, algunas de las cuales
quebraron provocando un efecto dominó: las principales industrias del país
quedaron paralizadas por la falta de liquidez, lo que dejó sin trabajo a
decenas de miles de personas.
Hoy tendremos un buen postre por cortesía de “La
Vanguardia”: “La caja negra de la reina María Cristina”: https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20180413/47313352868/la-caja-b-de-la-reina-maria-cristina.html
El grupo que manejaba los hilos de la especulación financiera
en el entorno de Isabel II tenía nombres y apellidos. Los primeros,
los de su madre, la
reina gobernadora María Cristina, y el segundo esposo de esta,
Fernando Muñoz. Y, a escasa distancia, los del marqués de Salamanca y una
cohorte de nobles aburguesados y burgueses ennoblecidos que hicieron de los
corros político-financieros su particular modus vivendi.
Existía una pirámide
de ambiciones económicas estrechamente ligadas a la política que,
desde la base municipal, culminaban en la propia Isabel II. La sobera
na, manejada por sucesivas camarillas, capitaneadas bien
por su propia madre, bien por el favorito de turno, era la cabeza visible de una telaraña de amiguismo que acabaría atrapándola.
Muchas gracias a l@958que acudisteis a la cita de ayer
Gracias a Iris
Gracias a ti
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