lunes, 27 de septiembre de 2021

Nuestra cita cotidiana

El 27 de septiembre de 1841, O`Donnell inició un pronunciamiento contra la regencia de Espartero. Wikipedia lo explica así: “Pronunciamiento de 1841 en España”: https://es.wikipedia.org/wiki/Pronunciamiento_de_1841_en_Espa%C3%B1a

El pronunciamiento de 1841 fue un pronunciamiento patrocinado y promovido por la ex regente de EspañaMaría Cristina de Borbón y su marido, Fernando Muñoz, contra el regente, el general Espartero que se fraguó desde el exilio en Francia de la Reina Gobernadora junto con elementos del Partido Moderado también en el exilio, y militares afines.

La justificación del pronunciamiento por parte de los implicados fue que la «reina estaba secuestrada» por los progresistas a través de su tutor, Agustín de Argüelles y de la dama de compañía nombrada por éste, la condesa de Espoz y Mina, viuda del famoso guerrillero y militar liberal Francisco Espoz y Mina –en realidad lo que estaban haciendo los progresistas era llevar a la práctica una de sus aspiraciones fundamentales: controlar la educación de la reina, sobre la idea de una «reina liberal».2

Por eso el objetivo del pronunciamiento era la vuelta de María Cristina, “deseosa de recuperar la Regencia y la tutela regia de la que había sido formalmente apartada, hecho este último básico ya que suponía controlar los resortes de Palacio como poder de hecho en la toma de decisiones políticas y económicas”

 

María Cristina, aún financiando la revuelta, negó a los elementos civiles y militares su implicación hasta tanto se le garantizasen dos cosas: la protección del Palacio Real y, por tanto, de sus hijas; y la posibilidad de huida de las mismas si la sublevación fracasaba por el temor de que sobre ellas recayese la reacción liberal.

Istúriz, que era, de facto, el jefe de la conspiración civil, junto con Antonio Alcalá Galiano, recibieron la mayor parte del dinero de la exregente y de sus banqueros franceses y españoles. En la conspiración estaban implicados también los militares Ramón María Narváez y Leopoldo O'Donnell, aunque este último con un menor convencimiento dado el espíritu absolutista que tenía la trama, y al parecer también el general Juan Palarea, fallecido en la prisión de Cartagena (1842) en extrañas y nunca aclaradas circunstancia

María Cristina, aún financiando la revuelta, negó a los elementos civiles y militares su implicación hasta tanto se le garantizasen dos cosas: la protección del Palacio Real y, por tanto, de sus hijas; y la posibilidad de huida de las mismas si la sublevación fracasaba por el temor de que sobre ellas recayese la reacción liberal.

Istúriz, que era, de facto, el jefe de la conspiración civil, junto con Antonio Alcalá Galiano, recibieron la mayor parte del dinero de la exregente y de sus banqueros franceses y españoles. En la conspiración estaban implicados también los militares Ramón María Narváez y Leopoldo O'Donnell, aunque este último con un menor convencimiento dado el espíritu absolutista que tenía la trama, y al parecer también el general Juan Palarea, fallecido en la prisión de Cartagena (1842) en extrañas y nunca aclaradas circunstancia

El 7 de octubre tuvo lugar el hecho más significativo del pronunciamiento: el asalto al Palacio real para capturar a Isabel II y a su hermana y “llevarlas al País Vasco; allí se proclamaría de nuevo la tutoría y regencia de María Cristina y se nombraría un gobierno presidido por Istúriz. El 7 de octubre, en una noche de lluvia, los generales Diego de León y Manuel de la Concha, con la complicidad de la guardia exterior, entraron en el Palacio Real, pero no lograron apoderarse de las dos niñas, ante la resistencia que hicieron en la escalera principal los alabarderos”. El general Diego de León se entregó convencido de que Espartero no iba a fusilarle.5

Así pues la operación resultó un absoluto fracaso por la contundente reacción de los alabarderos de la Guardia Real dirigidos con maestría por el coronel Domingo Dulce y Garay. El día anterior, el infante don Carlos ya había negado su implicación en la revuelta dado el mal resultado que se avecinaba y Ramón Cabrera no había participado de manera alguna en el intento.

 

El 27 de septiembre de 2018 un Alto Tribunal de Guatemala reconoció que se habían cometido genocidios en el territorio. ONU lo cuenta así: “El reconocimiento del genocidio de mayas ixil en Guatemala es un avance contra la impunidad”: https://news.un.org/es/story/2018/10/1444072

 

Entre 1982 y 1983, 1771 indígenas de la etnia maya ixil fueron asesinados a manos de las Fuerzas Armadas con una intención de exterminio, según el fallo del pasado 27 de septiembre de un Tribunal de Mayor Riesgo, que concluyó que la masacre constituyó un genocidio y que las atrocidades a las que fue sometida esa comunidad se consideran crímenes de lesa humanidad.

Un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos acogió con beneplácito la sentencia y afirmó que sienta un precedente histórico para la justicia transicional en Guatemala, la región y el mundo.

"Celebramos este avance importante en la búsqueda de la verdad, la lucha contra la impunidad y la recuperación de la memoria histórica de los hechos ocurridos durante el conflicto armado interno", dijeron los relatores en un comunicado conjunto.

La sentencia estableció que el ejército guatemalteco utilizó las técnicas más brutales de violencia contra la población civil, incluyendo asesinatos, torturas y tratos crueles e inhumanos, violencia sexual y desplazamiento forzado, causando la destrucción física parcial de la población Ixil.

 

 Gracias a l@s 960 que acudisteis a la cita de ayer

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