El 5 de septiembre de 1921 Aristide Briand propuso la
constitución de unos Estados unidos europeos. Albert Francesc Mainzer lo cuenta muy bien: “La
unión europea de Aristide Briand en el contexto del período de entreguerras”: https://blogs.ugr.es/jovenesinvestigadores/wp-content/uploads/sites/46/2019/08/MAINZER-Albert-Francesc.pdf
Unos párrafos, pero debes pinchar:
En el discurso realizado
frente a la asamblea el 5 de septiembre de 1929, Briand expone la propuesta de
forma muy general4 . En resumidas cuentas, apuesta por el establecimiento de
“algún tipo de enlace federal” entre los pueblos de Europa en un sentido
geográfico del término, estableciéndose un mecanismo de solidaridad entre ellos
y para que ese enlace de tipo federal sirva también para la creación de un
espacio de interacción y búsqueda conjunta de soluciones a los problemas
comunes. En ese sentido, establece los problemas de índole económica como los
más acuciantes. La propuesta de Aristide Briand se resume en un documento
elaborado al año siguiente, en 1930, a partir de los comentarios recibidos
desde los gobiernos europeos y que se compone de un preámbulo introductorio y
cuatro capítulos que detallan a grandes rasgos5 una versión madurada de la
propuesta federalista que ya había enunciado en líneas generales ante la
asamblea general de la SdN. El preámbulo introductorio viene a explicar el
proceso desde la propuesta inicial de unión federal lanzada en 1929 hasta la
redacción del memorándum mismo, además de las motivaciones tras la búsqueda del
establecimiento de ese enlace federal.
En el discurso realizado
frente a la asamblea el 5 de septiembre de 1929, Briand expone la propuesta de
forma muy general4 . En resumidas cuentas, apuesta por el establecimiento de
“algún tipo de enlace federal” entre los pueblos de Europa en un sentido
geográfico del término, estableciéndose un mecanismo de solidaridad entre ellos
y para que ese enlace de tipo federal sirva también para la creación de un
espacio de interacción y búsqueda conjunta de soluciones a los problemas
comunes. En ese sentido, establece los problemas de índole económica como los
más acuciantes. La propuesta de Aristide Briand se resume en un documento
elaborado al año siguiente, en 1930, a partir de los comentarios recibidos
desde los gobiernos europeos y que se compone de un preámbulo introductorio y
cuatro capítulos que detallan a grandes rasgos5 una versión madurada de la
propuesta federalista que ya había enunciado en líneas generales ante la
asamblea general de la SdN. El preámbulo introductorio viene a explicar el
proceso desde la propuesta inicial de unión federal lanzada en 1929 hasta la
redacción del memorándum mismo, además de las motivaciones tras la búsqueda del
establecimiento de ese enlace federal.
Hoy, también, tendremos mono tema. La marea.com ofrece un excelente
planteamiento: “Hacer de la necesidad virtud para reconstruir la Unión Europea (9)”: https://www.lamarea.com/2020/04/23/hacer-de-la-necesidad-virtud-para-reconstruir-la-union-europea-9/
Debes pinchar. Algunos párrafos
para animarte:
En realidad, ya desde el siglo XIX, hay antecedentes
europeístas con un profundo calado ético y político, como el
representado por el socialista utópico Henri de Saint-Simon o por el mismísimo
Víctor Hugo, promoviendo una Europa Federal y Democrática que hiciera progresar
la paz. La idea creció tras la Primera Guerra Mundial, sobre todo en Francia,
donde el propio Primer Ministro, Aristide Briand, la defendió. Pero los Acuerdos
de Versailles, criticados por la Liga de Mujeres por la Paz y la Libertad
-WILPF (1919), imponiendo condiciones humillantes y ruinosas para Alemania,
harían crecer el apoyo popular y de las élites económicas a Hitler, creando las
bases que abocaron a la Segunda Guerra.
Así, el propio argumento económico que vertebró
la estrategia europeísta en un principio, en manos de las élites neoliberales,
nos ha traído al punto crítico en el que estamos. Tanto la entrada apresurada e
inmadura de los países del Este, como la creación del Euro sin una política
fiscal común, o cuando menos coordinada entre los diversos estados y, sobre
todo, la estrategia de austeridad, basada en recortar
derechos y recursos a la gente para rescatar a los bancos, auténticos
responsables de la crisis, han sido las claves que nos han traído a la actual
encrucijada en la que la UE debe plantearse su ser o no ser.
Hoy, en la antesala de una nueva gran crisis,
de envergadura probablemente superior a todas las vividas hasta la fecha, es
preciso, de entrada, reconocer el claro fracaso de la UE en la anterior crisis.
Hoy resulta evidente la creciente desafección popular hacia esa UE que dejó de
hablar de Fondos de Cohesión para rescatar bancos y enviar hombres de negro a
los países más pobres, los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España). Una UE que
rechaza refugiados que huyen de la guerra y el hambre, que relativiza los
derechos humanos y en la que se vuelven a levantar fronteras, al tiempo que
crece el patriotismo neofascista por doquier.
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