El 30 de marzo de 1980 se celebraron los funerales del
arzobispo de San Salvador, Óscar Romero. Ángel Vicente Peiró lo presenta muy
bien en: “Así fue el sangriento funeral de Monseñor Óscar Romero”: https://www.infobae.com/america/historia-america/2018/10/14/asi-fue-el-sangriento-funeral-de-monsenor-oscar-romero/
Unos párrafos. Debes pinchar.
Seis días después del asesinato de monseñor Romero, tuvo lugar
su funeral, el 30 de marzo de 1980. Ese día, representantes eclesiásticos de
varios países y de organismos humanitarios nos dimos cita en San Salvador para
honrarlo y despedirlo.
Monseñor Romero era un sacerdote
tradicional. Quienes lo mataron lo tildaron de comunista y subversivo, pero él
era un hombre profundamente religioso, apegado a la liturgia y al dogma
católicos. Fue el contacto con los pobres y
los terribles hechos de violencia e injusticia de los que fue testigo en su
país lo que lo llevó a elevar la voz contra los poderosos.
Antes de su asesinato, los militares
y los paramilitares ya habían matado a otros sacerdotes, monjas y catequistas,
nada más que porque su trabajo entre los pobres "molestaba". Él no pudo callar ante tanta injusticia.
Tras su nombramiento como obispo y
luego como arzobispo de San Salvador, Romero oraba por la gente más pobre, más necesitada. Y
también increpaba a las autoridades. El
poder estaba manejado entre bambalinas por el general Roberto d'Aubuisson, que
era un déspota. El gobierno –una junta cívico militar que había tomado el poder
en 1979- tenía "grupos de tareas", fuerzas paramilitares, que
explotaban y reprimían a la gente. No
había libertad.
Así lo mataron, el 24 de marzo de
1980, en una pequeña capilla. Claramente
el que lo mandó a matar, el autor intelectual del crimen, fue Roberto
D'Aubuisson, y los ejecutores, sus Escuadrones de la muerte.
Ese día tuvimos el testimonio de lo
que la prédica de monseñor Romero había representado para la gente de su país:
movidos por su adhesión al obispo asesinado, los salvadoreños transformaron su
sepelio en un acontecimiento multitudinario. Llegaban de todas partes. Además de los enviados de
iglesias y gobiernos de todo el mundo. Era palpable la indignación de la gente
y su solidaridad por Romero.
Justo en el momento en que yo estaba
leyendo el Evangelio, francotiradores apostados en los edificios alrededor de
la plaza abrieron fuego contra el público. Tiraban
hacia la gente que empezó a correr desesperada para guarecerse.
Después de la muerte de Romero, la
cosa se puso muy fea en El Salvador. Lo
único que quedaba era ayudar un poco a los luchadores y resistentes al régimen,
que se habían marchado al campo, y estaban aislados, a veces sin siquiera
víveres para subsistir. Uno de mis trabajos fue auxiliar a esa gente.
Pero progresivamente el poder de
D'Aubuisson se fue incrementando y también sus crímenes.
Hoy, también, nos quedaremos con este
tema. Roberto Turcios ofrece un planteamiento más amplio: “Estado de
Transformaciones. El Salvador 1980-2016”: https://mx.boell.org/sites/default/files/documento_roberto_turcios_estado_el_salvador.pdf
Un párrafo; debes pinchar: un
excelente análisis:
Desde
1980–1982 se integraron los principales factores, actores y bloques de la
guerra. Entonces se puso de manifiesto que las escenas grotescas de la
violencia política formarían parte de un proceso complejo en el que se
articularían la reforma política, el cambio de la propiedad y las estrategias
militares. Aquel sería el campo de las disputas de varios bloques políticos
nacionales, en medio de los cuales se instaló el gobierno de Estados Unidos a
través de sus representantes. En un bloque se encontraron las agrupaciones
revolucionarias. En realidad, una coalición de corrientes socialcristianas,
socialdemócratas y marxistas. En otro estaba una alianza formada por el Partido
Demócrata Cristiano (PDC) y los militares agrupados en torno al enfoque
contrainsurgente, que comprendía la reforma agraria y la expropiación de los
conglomerados bancarios y del comercio exterior, ejecutadas estas últimas en
marzo de 1980. Un tercer bloque se formaba con corrientes de derecha
conservadora, se oponían a los dos anteriores y rechazaban con especial fervor
el reformismo y la estrategia militar contrainsurgente. Entre los dos últimos se
ubicaban los representantes de la Casa Blanca, quienes se desempeñaban como
sujetos nacionales y, al final de cuentas, tendían a definir las políticas y
los planes gubernamentales.
Gracias a l@s 1127 que acudisteis a
la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
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