En Madrid como en Estambul
Turquía no
es España; lo sé. También sé que en el “Tejerazo”
no hubo derramamiento de sangre y que en la tentativa de golpe de Estado turca
de este sábado ha habido una sangría. ¿Por qué será que ésta última me ha evocado el 23 F? Te lo cuento.
En primer
lugar porque la forma de contarnos ambas es una chapuza; nadie en su sano juicio piensa en meterse en
un golpe de Estado con tan poca chicha como para caer como las hojas de otoño,
al primer soplo de viento. Por el contrario podemos afirmar sin ser tratados de
locos, que el fracaso de estas intentonas tan chapuzas refuerza la representación del Estado que ostentan los
que los golpistas proclamaban combatir.
Así ha sido
para Juan Carlos I y así ha sido para Erdogan, ambos han ganado legitimidad democrática en un momento en que
la necesitaban ellos y otras instituciones internacionales.
No digo que
en cualquiera de los casos hubiera habido conspiración alguna. ¡Dios me libre!
Sí afirmo que hay muchas coincidencias entre ambas tentativas de golpe de
Estado.
Eso sí, ha
subido el dramatismo con las centenas de víctimas de la noche del viernes, pero,
teniendo en cuenta la sangría de Niza de la noche del jueves, el espectáculo pedía más sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario