Ya presenté
mi relato al concurso Freeditorial.
Debería sentirme satisfecho. No es el caso. Me he dado una paliza y no he
sabido sacar el rendimiento que hubiera deseado ¿Por qué?, por la
precipitación. El síndrome de “discontinuo e inacabado” que no he logrado
superar y que me sigue arrastrando. Cumplí la agenda; en ocho días logré
escribir 11232 palabras y sobre todo desatascar una idea que se resistía a
salir, pese a que llevaba más de un año empujando.
Me has
ayudado mucho en sacar el borrador; tenía que cumplir un compromiso que tenía
contigo, gracias.
En los 70s
participé en sesiones de Probem solving en
Buffalo. Me llevaban razones de trabajo: me ocupaba de evaluar la creatividad en alumnos procedentes de
institutos convencionales y del instituto piloto, que practicaba una educación
participativa.
Saqué provecho para perfilar variables, pero
me sirvió de mayor ayuda la taxonomía de Piaget. El curso me sirvió sobre todo
para hacerme amigos y para sacar fotocopias en la biblioteca de la universidad.
Eso no es todo. Dentro de mí había un rechazo a completar el proceso.
Eso es lo
que te quiero explicar; mi síndrome de “discontinuo e inacabado” Es muy fuerte
mi Mr. Hyde. Me obliga a abandonar el
proceso creativo antes de que este termine. El relato está terminado y enviado,
pero en cada lectura descubro fallos que
hubiera podido corregir, puesto que el plazo de aceptación para enviarlo está
abierto hasta el próximo domingo.
Es una forma
de destruir. Tengo que librarme de mi Mr. Hayde. Ya te contaré cómo lo hago
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