La
última cena
Mi médico me ha aconsejado mucho descanso; una
buena ocasión para justificar el cese de mi presidencia de las cenas familiares.
Mi sobrino, como ya he indicado, me representa muy bien
.Anoche acudí para explicar la razón de mi futura
ausencia y para trasferir, formalmente, el papel de anfitrión al heredero.
Ya he hecho lo que podía hacer. Ahora tengo que
cuidarme.
—¿Puedo hacer una pregunta sobre tu relato.
Es Julia
Respondo afirmativamente, por supuesto. Ella dispara su pregunta:
—Iniciaste la marca Urquijo en tiempos muy
turbulentos para la política española. ¿Tuvo algo que ver Espartero en tu
decisión?
—¡Julia!
No es un grito para evitar alterarme. Hay
unanimidad en el reproche.
—Digamos
que la torpeza insistente de la regenta en aprobar una ley que ninguneaba
el poder municipal no era de mi agrado y que tampoco lo era el conservadurismo
corrupto al que nos estaba llevando ella y su marido morganático. La regencia y
educación de la princesa de Asturias y de la infanta estaría mejor en otras
manos…
—El tío abrió la marca cuando logró suficiente
capital y clientela para hacerlo.
Intenta cortar mi sucesor. Yo confirmo:
—Los libros contables te darán fe de que la
empresa se mantuvo en buen estado y que aumentó su capital con la crisis
económica en la que nacimos.
A Julia le sienta mal. Lo lamento y mi intención
es reconfortar cuando explico:
—No hay que olvidar el Pacto de Ayala; yo no vine
a Madrid por la “gracia de Dios”; lo hice por una cadena humana generada por la
convicción de que la sociedad funcionaría si cada miembro de la misma tuviera la
posibilidad de encontrar el puesto que ocupará. Hay un grupo vasconavarro y defensor de los fueros que ha alcanzado
poder y capital, ya patente en el siglo XVII, que se hizo más fuerte con el
apoyo al primer Borbón, Felipe V. En el XIX esa influencia se refuerza,
especialmente con originarios del valle de Ayala. Un buen ejemplo es el tío
Antonio Landluce, quien heredó una gran fortuna de sus antiguos patrones y la
utilizó para traerse a tres sobrinos a
Madrid, para invertir en bolsa y para crear una pequeña sociedad con Erice.
—Necesitaban los recursos humanos que les ofrecía, en tu
persona, el párroco de Llodio. Tu mérito es el haber captado la confianza de
los capitales vasco navarros y el de conseguir que Daniel Weisweiller captara tu potencial…
He tenido que esforzarme para lograr
que dejaran continuar a Julia. Lo he conseguido un buen rato, pero Cecilia ha
cortado a su prima:
—Vale, la marca Urquijo se abrió
cuando en España se producía la conocida como “Revolución de los 40”, que marcó
el fin de la regencia de María Cristina de Borbón Dos Sicilias , el exilio de
la misma y el principio de las intrigas que ésta dirigía desde Paris. Se movía
mucho dinero…
—…pero, la apertura de la casa Urquijo
se hizo en el momento en que la Bolsa española tuvo que responder a la crisis
política y económica, con reformas que hacían de ella algo más que un
instrumento de venta de deuda pública, que es lo que estaba haciendo hasta
entonces.
Mi repuesta parece dar que pensar a
Julia.
Gracias a l@s 441 que acudisteis a la cita de
ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
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