Interrumpo el borrador de la novela para mostrar lo que muchos llamarían un fracaso en el concurso literario la Felguera https://www.tregolam.com/concurso/lxx-concurso-literario-la-felguera-2019/
Para mí es un motivo más de seguir luchando
MARIPEÑA
Tendría unos cinco años cuando mi padre
me llevó a la inauguración del cine
Maripeña.
Sé que fue en 1961 ¿Por qué me hago el tonto?
La cuestión es que no he vuelto a La
Felguera desde entonces.
Mi psicoanalista me acorrala con los miedos
“¡Hicimos muchos kilómetros para asistir
al evento!”
“¿Por
qué me llevó mi padre?”
No pregunta; se limita a mirarme, y ha
decidido que soy PÉRE/VERSUS.
Se supone que no quería ir porque él
quería llevarme.
Agradezco el viaje a mi finado padre. Fue
un excelente inicio de la formación que me ha legado.
Ignoro si Maripeña estaba en el acto
Sé
que me enamoré de una niña que habría inspirado a su papá el
aprovechamiento del espacio y la activación del espectáculo.
Pues sí, Maripeña ha sido mi primer amor, aunque no haya tenido
el gusto de conocerla.
Me supo muy mal cuando, a principios de milenio, se optó, en
su reapertura, por quitar al cine el nombre tan querido, y por poner en su lugar el de Nuevo Teatro.
Hacía ya mucho tiempo que pensaba haber
olvidado mis tiernos amores. Es curioso que me afectara el cambio-
Sí, es cierto que he
sido sometido a una dura carrera de
obstáculos para seguir los pasos de mi padre; no basta con pasar la oposición;
hay que concursar para ascender. ¡Pero, los años acumulan y he hecho viajes de placer
¡
No
solamente me enamoré de la protagonista. El local me impactó hasta el
punto en que decidí estudiar Arquitectura. Cosas de niños. La vocación no me
duró más que mi primer amor.
Quedó la semilla: allí todos creíamos
que estábamos poniendo la primera piedra de un festival internacional de cine; el
broche de oro al nombramiento de la Felguera
como Kilómetro más culto de Europa, por la Unesco, en el mismo año.
Es posible que no haya vuelto por
miedo. No solamente se ha quitado el nombre de la niña al local; la explotación
de las minas y el tejido industrial que alimentó esa ilusión se han ido.
Siempre me he reprochado mi retraso en
dar el salto que me dispongo a dar. Lo exigen los cánones y mi autoestima. El
niño aquel me supone un lastre que tengo que digerir para seguir navegando.
Tengo
que ir a La Felguera, pero lo haré desde que termine el nuevo concurso
al que me he inscrito.
Ya me he hecho esa promesa demasiadas
veces como para que pueda funcionar ahora.
¡Siempre tendré un concurso para subir
en el escalafón. Así hasta mi jubilación!
Otros, más previsores que yo, han
sabido invertir muy bien nuestro generoso sueldo y, a mi edad, han abandonado
la carrera. Es lo que nos proponemos
todos cuando empezamos a opositar en la UE.
Tengo atenuantes; un divorcio y
muchos sueños rotos. Dinero y desajuste
emocional.
Tras un feliz matrimonio que ha durado
22 años y fructificó cuatro maravillosos hijos escribo, en este blog anónimo, mi
desgarro.
¿Por qué ella se sentiría incómoda con
mi mención a Maripeña?
¿Por qué imagino que fuera así?
Mi ex tiene su vida bien montada.
Cierto que cada vez que yo proponía visitar La Felguera ella
anteponía sus queridas Canarias o Israel.
En nuestro trabajo nos pasamos la vida volando.
Los días de descanso, apetece quedarse en casa y gozar de la cercanía. Me
estoy, descaradamente, comiendo el coco.
No he ido a la Felguera porque tengo miedo de encontrar allí la imagen de mi
fracaso.
¿Fracaso?
En un momento en que el presidente Sánchez lleva al
Congreso un proyecto que afecta al cierre de las minas de Carbón, mineros
especializados en salvamento minero, de Mieres, se ofrecen para rescatar a
Julen; el niño que se cayó a un pozo incontrolado en la provincia de Málaga.
No veo allí signos de fracaso, sino de un saber hacer que
perdura pese al castigo económico.
¿No es ésta una nueva llamada
tranquilizadora de La Felguera?
Claro, tengo que concursar. Estaría muy
mal visto retirarme y no creo que
aguantara la humillación.
Me quedan unos años para jubilarme…
¿Y dónde está mi fracaso?
No he parado de ganar concursos de
promoción interna desde que entré, por oposición, en la UE. Mi salario está en
el tramo superior. A mis hijos nada les falta.
¿Por qué tantas ansias de escalar?
Mi padre me llevó a la inauguración del
Cine Maripeña. Yo no he sido capaz de ofrecer algo similar a mis hijos; la que
fue mi querida esposa imponía sus viajes.
Llevábamos casados cinco años cuando se
nos impusieron su madre y mis padres, al mismo tiempo.
Los últimos tenían antojo de disfrutar
de sus nietos y Nueva Delhi no les caía muy cerca.
Se montó la bronca entre las madres, en
la cocina.
La mía había anunciado que nos
prepararía la cena.
La de ella, proclama que solamente se
sentó allí para aprender.
La cosa no quedó entre ellas, ¡no! Mis
padres se fueron tras acusarme de “calzonazos”.
No consideraba que mi padre lo fuera hasta
entonces. La suegra es una metete, la cocina muy íntima y hay claro odio entre
ambas mujeres desde el día que las presentamos. ¡Por eso hemos luchado para que no coincidieran en la
estancia!
Aquella estaba programada para mis
padres desde hacía meses. La suegra había encontrado un chollo en la compra del
vuelo y ese argumento valía para presentarse Así nos dejamos meter en la batalla.
Tenían que salir los odios contraídos
por estas dos ¿Por qué nos dejamos inmiscuir?
La diferencia entre las madres y
nosotros es que ellas se desahogaron a su manera y nosotros éramos sufridores.
Para padre no fue problema programarse
otras vacaciones.
Yo no puedo permitirme una visita de
tres días a La Felguera.
Tampoco he sido capaz de averiguar algo más que el nombre del primer amor de mi
vida.
Carezco de tiempo para hacer
averiguaciones; mucha lejanía con una Felguera relegada al baúl de los sueños
perdidos.
¿Sigo soñando?
Las respuestas a mis preguntas se hunden en
pozos sin fondo.
¡Ay!
¡Ese nombre fue quitado al cine
antes de que yo tomara tiempo para encarnar
esa tierra que dejó profunda huella en los primeros pasos de mi
mismidad!
Estoy, aunque no lo parezca, inmerso en
la preparación de la entrevista decisiva para que se me acorde el puesto al
que aspiro.
Soy consciente de lo que toca; va de
resolución de conflictos, y en estos momentos, el departamento a cuya directiva
aspiro lo tiene muy crudo con los
conflictos de intereses y de controles.
¿Por qué pienso en Maripeña o en mi ex
suegra?
Tengo que centrarme en estudios de
casos y en propuestas.
¿Qué se espera de mí?
¿En qué me afectara la subida en el
escalafón?
Desde luego, el aumento de sueldo y de otros “privilegios” no será de
gran ayuda para mi constante bancarrota: gastaré más por el aumento del
crédito.
Carezco de interés por la rígida plantilla
en la resolución de problemas de la U.E.
La Brigada de Salvamento Minero ha
rescatado el cadáver del pobre niño caído en un pozo incontrolado en Totalán, este enero de 2019.
¡Hace años que la Cuenca Minera sufre
de cierres; éstos empezaron pocos años después de la inauguración del cine
Maripeña!
¡Los mineros están ahí!
Pensaba cuando he recibido la llamada
de mi hijo David.
—Sigues sin comprender.
Dice para mostrarme que lee mi blog.
Por supuesto, no explica cómo dio con mis anónimas “intimidades”
—Ignoras; más bien pienso que te haces
el tonto, que la ciudadanía de La Felguera
no acepta el nombre oficial de Nuevo Teatro.
No respondo. Me regocijo en escuchar
esa voz tan querida y que echo tanto en falta.
Apenas nos llamamos.
Tengo miedo de que confirme mis
temores.
Éramos buen padre y buen hijo
hasta que la ley nos separó. Vive en Las Palmas de
Gran Canaria. Empezó regentando las
propiedades que adquirimos en el Archipiélago para asegurar la pronta liberación de los bien pagados
puestos que teníamos mi ex y yo.
Me explica que él ha hecho sus propias
inversiones. Van bien las relaciones con la familia; es el “ojito derecho” de
mi ex suegra, pero ésta no para de amenazar con estirar la pata.
— ¿Por qué dejaste que me pusieran
David?
Interrumpe, en seco, lo que me estaba
contando.
Explico que era el nombre de un piloto jubilado de Air Lingus
que conocí en Las Palmas cuando viajaba con su madre. Alguien bueno y sabio que
no era evangelista y que fue enterrado como tal por su “viuda alegre”.
La elección no tuvo que ver con la
Estrella de David y la madre de mi hijo no había aún descubierto su fe judaica,
por mucho que fuera hija de judía conversa.
—Me opuse a que te circuncidaran.
Digo, sin enfado alguno.
David no me escucha. Tiene una amplia
letanía de reproches. Me los merezco.
No ofrezco resistencia ¿Para qué? Hace
tiempo que me acuso del sufrimiento que el divorcio infringió a mis hijos.
Eran menores, aunque fue separación amistosa. La distancia y mi constante falta
de numerario explican el resto.
No le vale.
Parece que no hubiera más que decir.
Discrepa y ataca:
—El abuelo nunca dejó de venir a
vernos…
Lo sabía. Desde luego no necesitaba que
me lo recordara. No corto la llamada pese a los miedos y al apremio de mi
carrera.
David me cuenta, por primera vez, su
vida.
Sus reproches son un bálsamo; es menos crítico que yo…
—No tienes por qué seguir el trayecto
que te marcó tu familia.
Dice, a sabiendas de que pertenezco a
una saga de diplomáticos.
—Subir un peldaño más en tu carrera no
te dará las medallas y los dineros del abuelo. Yo te quiero aunque me dejaste
en mi tierna infancia. Fue mejor de lo que piensas: me ahorraste el trance de
“matar” al padre. Lejos de mí la tentación de hacer leña del árbol caído.
Tenemos una conversación que vale más
que mil sesiones de sicoanálisis. Y me sale gratis; David paga la llamada.
—No he podido localizar a Maripeña,
pero, te aseguro que lo haremos; la ciudadanía de La Felguera continúa
designando con su nombre el Nuevo Teatro.
El énfasis de mi hijo me asusta.
Después me indica que en mi buzón electrónico encontraré un billete que me llevará mañana a esa tierra que me hizo soñar cuando tenía la edad de mi
interlocutor en el momento del divorcio
¡Al diablo las promociones!
David me invita a compartir lo que
queda de aquellos sueños. Y queda, como hemos podido comprobar ambos en el
rescate de Julen por la Brigada de
Salvamento Minero.
Siento la ilusión que me transmite y
dejo los miedos cuando David me anuncia:
—Es tu turno: he sacado los billetes
sin fecha de regreso ¡Tenemos tanto que arreglar!
Ya estoy preparando mi equipaje y una
buena excusa para justificar mi ausencia.
Gracias a l@s 501 que acudisteis a la cita de
ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
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