lunes, 28 de junio de 2021

Nuestra cita cotidiana

 

El 28 de junio de 1579 fue encarcelado el secretario de Felipe II, Antonio Pérez. National Geographic lo presenta muy bien: “Intrigas en la corte de Felipe II, la conjura de Antonio Pérez”: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/intrigas-corte-felipe-ii-conjura-antonio-perez_7116/6

 

 

 Y es que aquel 31 de marzo, nuestro protagonista se topó con quienes iban a quitarle la vida. De repente, en la hoy conocida como calle de la Almudena, cinco asesinos a sueldo cayeron sobre él; uno de ellos lo atravesó de parte a parte con su espada, derribándolo de la montura y causándole la muerte casi en el acto. Los asesinos se enfrentaron con algunos vecinos y los criados de la víctima; en la refriega perdieron algunas armas y sus capas, pero pudieron huir.

 La víctima, además, no era un cualquiera; se trataba de don Juan de Escobedo, secretario y hombre de la máxima confianza de don Juan de Austria, hermano bastardo de Felipe II y por aquel entonces gobernador de Flandes.

En 1578, Antonio Pérez era un hombre de 38 años, elegante, amante de la vida lujosa, aficionado a la pintura y la literatura, y también enormemente ambicioso. Su ascenso en el gobierno de Felipe II le vino facilitado por su padre, Gonzalo Pérez, antiguo secretario de Carlos V. Su agudeza, desenvoltura, inteligencia e instinto político sedujeron al monarca, que le concedió importantes responsabilidades. Pero la política no le bastaba, y Antonio Pérez aprovechó su posición para traficar al más alto nivel con influencias y cargos, obteniendo de ello grandes beneficios económicos.

La llegada de Juan de Escobedo a Madrid en el otoño de 1577, enviado desde Flandes por su amo don Juan de Austria, fue vista por Pérez como una amenaza directa a su posición. Se ha especulado mucho sobre lo que temía Pérez: quizá que Escobedo denunciara al rey sus tráficos, o bien, según una tesis más novelesca, que descubriera la relación amorosa entre Pérez y la princesa de Éboli, la gran aristócrata que se había convertido en aliada del secretario.

 

El conflicto entre Escobedo y Pérez tenía, en realidad, razones políticas ligadas a la compleja situación de la guerra de Flandes. Pérez había recomendado en su día a Escobedo para que trabajase con don Juan de Austria; siempre ladino, pretendía contar con un espía para mantener vigilado al imprevisible don Juan. Pero la jugada le salió mal, y Escobedo y su señor se hicieron amigos íntimos. Escobedo pasó a defender los planes más atrevidos de don Juan en Flandes, en particular el de llegar a un acuerdo de paz con los rebeldes y a continuación emplear los tercios españoles en una invasión de Inglaterra; un proyecto que Felipe II juzgaba temerario y al que se oponía igualmente Antonio Pérez.

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Este último tenía un motivo particular para temer a don Juan y a Escobedo: ambos sabían que el secretario mantenía negociaciones secretas en torno a la guerra de Flandes, a espaldas del rey. Era un caso que podía costarle el puesto, y quizás algo más. Pérez decidió contraatacar y se propuso convencer al monarca de que su hermano tenía intenciones subversivas. 

Cuando Escobedo llegó a la corte, Pérez lo pintó ante el rey como instigador de las peligrosas maniobras políticas de don Juan. Felipe II estaba dispuesto a detenerlo, pero Pérez le convenció de que eso no era suficiente. Le aseguraba que «si éste [Escobedo] volvía [a Flandes], revolvería el mundo; si se prendía, se alteraría don Juan, y que lo mejor era tomar otro expediente, darle un bocado o cosa tal». Con un «bocado» se refería a envenenarlo. El rey y su ministro discutieron largamente el asunto, hasta que el monarca dio su consentimiento al asesinato.

Antonio Pérez parecía haber ganado la partida. Durante los meses siguientes gozó de la protección de Felipe II, que rechazó todas las acusaciones en su contra, como decía un embajador: «Habiendo su Majestad aclarado que [Pérez] no ha matado a Escobedo, y que de esta calumnia está casi libre». Poco después murió en Flandes don Juan de Austria, liberando a Felipe de preocupaciones por ese lado

Al mismo tiempo, el rey se sentía cada vez más molesto con la princesa de Éboli, gran aliada de Pérez y que al parecer aspiraba a casar a uno de sus hijos con el heredero de la Corona de Portugal; «no he querido leer los billetes de la señora, porque basta lo que me ofende con sus obras, sin que vea también lo que me ofenda con las palabras», dijo el rey en una ocasión.

Finalmente, Felipe llegó a la conclusión de que Pérez lo había engañado, que le había hecho creer falsamente en la traición de don Juan para autorizar el asesinato de Escobedo. De este modo, la noche del 28 de julio de 1579, Felipe envió al alcalde de corte de Madrid y veinte alguaciles a casa de Antonio Pérez. Éste, que esa misma mañana había despachado con el soberano, estaba desprevenido. 

 

El 28 de junio de 1969 ocurrieron disturbios de Stonewall. La Silla Rota lo presenta muy bien: “Disturbios de Stonewall, el origen del Dia Internacional del Orgullo Gay”:  https://lasillarota.com/lacaderadeeva/disturbios-de-stonewall-el-origen-del-dia-internacional-del-orgullo-gay/397913

Tienes que pinchar la web no me deja copiar.


Muchas gracias a l@s 1001 que acudisteis a la cita de ayer

Gracias a Iris

Gracias a ti

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