jueves, 12 de julio de 2018

Esto no es un infierno




Una cosita

Se hace muy pesado el trayecto León-Gijón.  Apenas me daba cuenta cuando la razón de mi viaje a Madrid era la de ayudar en los cuidados de mi madre. Mientras su salud lo permitía, compartía su estancia entre Madrid, domicilio de mi hermana y Villaviciosa de Asturias, el mío.
En el último año de  su vida no podía desplazarse. El alojamiento de mi hermana reúne  mejores condiciones que el mío. La decisión estaba tomada.
Tenía que desplazarme con cada vez mayor frecuencia y alargar mis estancias hasta que el choque entre mi hermana y yo aconsejara que me fuera por un tiempo.
Felizmente, mi finado hermano propuso, con unánime aceptación que la herencia que dejó mi padre quedara en su totalidad en posesión de mi madre.
Así pudimos financiar la contratación de personal de apoyo. Esa circunstancia aliviaba nuestra dedicación, pero yo sentía la necesidad de cumplir mi parte.
El paso del Puerto de Pajares, a través de infraestructuras ferroviarias del siglo XIX, es un anacronismo incómodo.
La visión de nieve mancillada, me hizo, en aquel viaje sentir más profunda y sucia mi soledad.
Ella, la inspiradora de esta historia, ocupaba el sillón que tenía enfrente. Nos habíamos saludado cuando ocupé mi asiento. Supuse que venía desde Alicante.
Ella estaba enfrascada en la lectura de una novela de Agatha Christie.
Fue necesario que nuestras miradas se encontraran en el paisaje y algo más…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...