Una cosita
Se
hace muy pesado el trayecto León-Gijón. Apenas
me daba cuenta cuando la razón de mi viaje a Madrid era la de ayudar en los
cuidados de mi madre. Mientras su salud lo permitía, compartía su estancia
entre Madrid, domicilio de mi hermana y Villaviciosa de Asturias, el mío.
En
el último año de su vida no podía
desplazarse. El alojamiento de mi hermana reúne mejores condiciones que el mío. La decisión
estaba tomada.
Tenía
que desplazarme con cada vez mayor frecuencia y alargar mis estancias hasta que
el choque entre mi hermana y yo aconsejara que me fuera por un tiempo.
Felizmente,
mi finado hermano propuso, con unánime aceptación que la herencia que dejó mi padre
quedara en su totalidad en posesión de mi madre.
Así
pudimos financiar la contratación de personal de apoyo. Esa circunstancia aliviaba
nuestra dedicación, pero yo sentía la necesidad de cumplir mi parte.
El
paso del Puerto de Pajares, a través de infraestructuras ferroviarias del siglo
XIX, es un anacronismo incómodo.
La
visión de nieve mancillada, me hizo, en aquel viaje sentir más profunda y sucia
mi soledad.
Ella,
la inspiradora de esta historia, ocupaba el sillón que tenía enfrente. Nos habíamos
saludado cuando ocupé mi asiento. Supuse que venía desde Alicante.
Ella
estaba enfrascada en la lectura de una novela de Agatha Christie.
Fue
necesario que nuestras miradas se encontraran en el paisaje y algo más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario