Esta mañana he
recibido una llamada de mi amigo de infancia José Miguel Elvira: http://www.euskalnet.net/teatro/trayectoria.html
Hacía montones de años que no habíamos hablado. Ahora tú estás en nuestras
conversaciones.
Ahora tengo que ir al
médico para recoger los resultados de mi analítica.
Continúo trabajando
sobre la inmerecida decadencia asturiana. Los Mineros asturianos que
participaron tan desinteresadamente en el rescate de Julen: http://www.rtve.es/alacarta/videos/noticias-24-horas/mineros-asturianos-preparados-para-afrontar-ultimo-tramo-tareas-rescate-julen/4950498/
han sido ignorados por los Pemios Princesa de Asturias pese a que solicitábamos
para ellos muchas y muchos el premio a la Concordia:
Te regalo el relato
que tampoco mereció el premio de relato de La Felguera:
MARIPEÑA
Tendría unos
cinco años cuando mi padre me llevó a la inauguración del cine
Maripeña.
Sé que fue en
1961 ¿Por qué me hago el tonto?
La cuestión es
que no he vuelto a La Felguera desde entonces.
Mi
psicoanalista me acorrala con los miedos
“¡Hicimos
muchos kilómetros para asistir al evento!”
“¿Por qué
me llevó mi padre?”
No pregunta;
se limita a mirarme, y ha decidido que soy PÉRE/VERSUS.
Se supone que
no quería ir porque él quería llevarme.
Agradezco el
viaje a mi finado padre. Fue un excelente inicio de la formación que me ha
legado.
Ignoro si
Maripeña estaba en el acto
Sé que
me enamoré de una niña que habría inspirado a su papá el aprovechamiento del
espacio y la activación del espectáculo.
Pues sí,
Maripeña ha sido mi primer amor, aunque no haya tenido el gusto de
conocerla.
Me supo muy mal cuando,
a principios de milenio, se optó, en su reapertura, por quitar al
cine el nombre tan querido, y por poner en su lugar el de
Nuevo Teatro.
Hacía ya mucho
tiempo que pensaba haber olvidado mis tiernos amores. Es curioso que me
afectara el cambio-
Sí, es cierto que he
sido sometido a una dura carrera de obstáculos para seguir los pasos
de mi padre; no basta con pasar la oposición; hay que concursar para ascender.
¡Pero, los años acumulan y he hecho viajes de placer ¡
No solamente
me enamoré de la protagonista. El local me impactó hasta el punto en que decidí
estudiar Arquitectura. Cosas de niños. La vocación no me duró más que mi primer
amor.
Quedó la
semilla: allí todos creíamos que estábamos poniendo la primera piedra de un
festival internacional de cine; el broche de oro al nombramiento de la Felguera como
Kilómetro más culto de Europa, por la Unesco, en el mismo año.
Es posible que
no haya vuelto por miedo. No solamente se ha quitado el nombre de la niña al
local; la explotación de las minas y el tejido industrial que alimentó esa
ilusión se han ido.
Siempre me he
reprochado mi retraso en dar el salto que me dispongo a dar. Lo exigen los
cánones y mi autoestima. El niño aquel me supone un lastre que tengo que
digerir para seguir navegando.
Tengo que
ir a La Felguera, pero lo haré desde que termine el nuevo concurso al que me he
inscrito.
Ya me he hecho
esa promesa demasiadas veces como para que pueda funcionar ahora.
¡Siempre
tendré un concurso para subir en el escalafón. Así hasta mi
jubilación!
Otros, más
previsores que yo, han sabido invertir muy bien nuestro generoso sueldo y, a mi
edad, han abandonado la carrera. Es lo que nos proponemos todos
cuando empezamos a opositar en la UE.
Tengo
atenuantes; un divorcio y muchos sueños rotos. Dinero y desajuste
emocional.
Tras un feliz
matrimonio que ha durado 22 años y fructificó cuatro maravillosos hijos
escribo, en este blog anónimo, mi desgarro.
¿Por qué ella
se sentiría incómoda con mi mención a Maripeña?
¿Por qué
imagino que fuera así?
Mi ex tiene su
vida bien montada.
Cierto que
cada vez que yo proponía visitar La Felguera ella anteponía sus
queridas Canarias o Israel.
En nuestro
trabajo nos pasamos la vida volando. Los días de descanso, apetece quedarse en
casa y gozar de la cercanía. Me estoy, descaradamente, comiendo el coco.
No he ido a la
Felguera porque tengo miedo de encontrar allí la imagen de mi
fracaso.
¿Fracaso?
En un momento en
que el presidente Sánchez lleva al Congreso un proyecto que afecta al cierre de
las minas de Carbón, mineros especializados en salvamento minero, de Mieres, se
ofrecen para rescatar a Julen; el niño que se cayó a un pozo incontrolado en
la provincia de Málaga.
No veo allí signos
de fracaso, sino de un saber hacer que perdura pese al castigo económico.
¿No es ésta
una nueva llamada tranquilizadora de La Felguera?
Claro, tengo
que concursar. Estaría muy mal visto retirarme y no creo que
aguantara la humillación.
Me quedan unos
años para jubilarme…
¿Y dónde está
mi fracaso?
No he parado
de ganar concursos de promoción interna desde que entré, por oposición, en la
UE. Mi salario está en el tramo superior. A mis hijos nada
les falta.
¿Por qué
tantas ansias de escalar?
Mi padre me
llevó a la inauguración del Cine Maripeña. Yo no he sido capaz de ofrecer algo
similar a mis hijos; la que fue mi querida esposa imponía sus viajes.
Llevábamos
casados cinco años cuando se nos impusieron su madre y mis padres, al mismo
tiempo.
Los últimos
tenían antojo de disfrutar de sus nietos y Nueva Delhi no
les caía muy cerca.
Se montó la
bronca entre las madres, en la cocina.
La mía había
anunciado que nos prepararía la cena.
La de ella,
proclama que solamente se sentó allí para aprender.
La cosa no
quedó entre ellas, ¡no! Mis padres se fueron tras acusarme de “calzonazos”.
No consideraba
que mi padre lo fuera hasta entonces. La suegra es una metete, la cocina muy
íntima y hay claro odio entre ambas mujeres desde el día que las presentamos.
¡Por eso hemos luchado para que no coincidieran en la estancia!
Aquella estaba
programada para mis padres desde hacía meses. La suegra había encontrado un
chollo en la compra del vuelo y ese argumento valía para presentarse Así
nos dejamos meter en la batalla.
Tenían que
salir los odios contraídos por estas dos ¿Por qué nos dejamos inmiscuir?
La diferencia
entre las madres y nosotros es que ellas se desahogaron a su manera y nosotros
éramos sufridores.
Para padre no
fue problema programarse otras vacaciones.
Yo no puedo
permitirme una visita de tres días a La Felguera.
Tampoco he
sido capaz de averiguar algo más que el nombre del primer amor de mi
vida.
Carezco de
tiempo para hacer averiguaciones; mucha lejanía con una
Felguera relegada al baúl de los sueños perdidos.
¿Sigo soñando?
Las respuestas
a mis preguntas se hunden en pozos sin fondo.
¡Ay! ¡Ese nombre
fue quitado al cine antes de que yo tomara tiempo para encarnar esa
tierra que dejó profunda huella en los primeros pasos de mi mismidad!
Estoy, aunque
no lo parezca, inmerso en la preparación de la entrevista decisiva
para que se me acorde el puesto al que aspiro.
Soy consciente
de lo que toca; va de resolución de conflictos, y en estos momentos, el
departamento a cuya directiva aspiro lo tiene muy crudo con los
conflictos de intereses y de controles.
¿Por qué
pienso en Maripeña o en mi ex suegra?
Tengo que
centrarme en estudios de casos y en propuestas.
¿Qué se espera
de mí?
¿En qué me afectara
la subida en el escalafón?
Desde luego,
el aumento de sueldo y de otros “privilegios” no será de gran ayuda
para mi constante bancarrota: gastaré más por el aumento del crédito.
Carezco de
interés por la rígida plantilla en la resolución de problemas de la U.E.
La Brigada de
Salvamento Minero ha rescatado el cadáver del pobre niño caído en un pozo
incontrolado en Totalán, este enero de 2019.
¡Hace años que
la Cuenca Minera sufre de cierres; éstos empezaron pocos años después de la
inauguración del cine Maripeña!
¡Los mineros
están ahí!
Pensaba cuando
he recibido la llamada de mi hijo David.
—Sigues sin
comprender.
Dice para
mostrarme que lee mi blog. Por supuesto, no explica cómo dio con mis anónimas
“intimidades”
—Ignoras; más
bien pienso que te haces el tonto, que la ciudadanía de La Felguera no
acepta el nombre oficial de Nuevo Teatro.
No respondo.
Me regocijo en escuchar esa voz tan querida y que echo tanto en falta.
Apenas nos
llamamos.
Tengo miedo de
que confirme mis temores.
Éramos buen
padre y buen hijo hasta que la ley nos separó. Vive en
Las Palmas de Gran Canaria. Empezó regentando las propiedades que
adquirimos en el Archipiélago para asegurar la pronta liberación de
los bien pagados puestos que teníamos mi ex y yo.
Me explica que
él ha hecho sus propias inversiones. Van bien las relaciones con la familia; es
el “ojito derecho” de mi ex suegra, pero ésta no para de amenazar con estirar
la pata.
— ¿Por qué
dejaste que me pusieran David?
Interrumpe, en
seco, lo que me estaba contando.
Explico que
era el nombre de un piloto jubilado de Air Lingus que conocí en Las
Palmas cuando viajaba con su madre. Alguien bueno y sabio que no era
evangelista y que fue enterrado como tal por su “viuda alegre”.
La elección no
tuvo que ver con la Estrella de David y la madre de mi hijo no había aún
descubierto su fe judaica, por mucho que fuera hija de judía conversa.
—Me opuse a
que te circuncidaran.
Digo, sin
enfado alguno.
David no me
escucha. Tiene una amplia letanía de reproches. Me los merezco.
No ofrezco
resistencia ¿Para qué? Hace tiempo que me acuso del sufrimiento que el divorcio
infringió a mis hijos.
Eran menores,
aunque fue separación amistosa. La distancia y mi constante falta de
numerario explican el resto.
No le vale.
Parece que no
hubiera más que decir.
Discrepa y
ataca:
—El abuelo
nunca dejó de venir a vernos…
Lo sabía.
Desde luego no necesitaba que me lo recordara. No corto la llamada pese a los
miedos y al apremio de mi carrera.
David me
cuenta, por primera vez, su vida.
Sus reproches son
un bálsamo; es menos crítico que yo…
—No tienes por
qué seguir el trayecto que te marcó tu familia.
Dice, a
sabiendas de que pertenezco a una saga de diplomáticos.
—Subir un
peldaño más en tu carrera no te dará las medallas y los dineros del abuelo. Yo
te quiero aunque me dejaste en mi tierna infancia. Fue mejor de lo que piensas:
me ahorraste el trance de “matar” al padre. Lejos de mí la tentación de hacer
leña del árbol caído.
Tenemos una
conversación que vale más que mil sesiones de sicoanálisis. Y me sale gratis;
David paga la llamada.
—No he podido
localizar a Maripeña, pero, te aseguro que lo haremos; la ciudadanía de La
Felguera continúa designando con su nombre el Nuevo Teatro.
El énfasis de
mi hijo me asusta. Después me indica que en mi buzón electrónico encontraré un
billete que me llevará mañana a esa tierra que me hizo soñar cuando
tenía la edad de mi interlocutor en el momento del divorcio
¡Al diablo las
promociones!
David me
invita a compartir lo que queda de aquellos sueños. Y queda, como hemos podido
comprobar ambos en el rescate de Julen por la Brigada de Salvamento
Minero.
Siento la
ilusión que me transmite y dejo los miedos cuando David me anuncia:
—Es tu turno:
he sacado los billetes sin fecha de regreso ¡Tenemos tanto que arreglar!
Ya estoy
preparando mi equipaje y una buena excusa para justificar mi ausencia.
Gracias a l@s 512 que
acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
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