domingo, 17 de mayo de 2020

Nuestra Cita Cotidiana




El 17 de mayo de 1814 Guillermo Brown, al mando de las fuerzas navales de Argentina , culminó la liberación del Rio de la Plata. Roberto Elissalde lo explica muy bien en su artículo publicado en “La Gaceta”: “El combate naval de Montevideo”: https://www.gacetamercantil.com/notas/153651/
Unos párrafos para animarte a pinchar:
Brown derrotó a los realistas, tomándoles dos de sus mejores buques, gran número de prisioneros y armamento.
Tres días después, el almirante completaba la hazaña venciendo a los últimos restos de la escuadra realista y por ese motivo el 17 de mayo se celebra el Día de la Armada.
“Eude”ofrece muy buena información en el artículo: “Brown, Guillermo”: http://www.iese.edu.ar/EUDE/?p=3862
Unos párrafos para animarte a continuar la lectura:

La mayor gloria de la marina argentina nació en la vieja Europa, exactamente en Foxford, en el condado irlandés de Mayo, el 22 de junio de 1777.
A los 9 años emigró hacia los EEUU debido al “sueño americano” de su padre, en mala situación en Irlanda. Igualmente el destino quiso que el pequeño Guillermo quedara huérfano al poco tiempo de llegar a Filadelfia.
Sin medios económicos ni afectivos, fue la carrera naval su refugio y su oxígeno. Comenzó como grumete en un buque norteamericano que navegó el Atlántico y el mar de las Antillas; y conoció las costas americanas y de la Gran Bretaña. Este último país lo tuvo como guardiamarina pero luego decidió abandonar la marina real británica para incorporarse a la mercante.
Cuando estuvo al mando de una embarcación inglesa fue capturado por un navío francés y llevado como prisionero a las celdas de las fortalezas de Metz y Verdún. Inglaterra y Francia se encontraban en guerra en 1796, pero escapándose consiguió su libertad y regresó a Inglaterra para continuar su actividad mercantil. En 1809 se casó con Elisa Chitty y viajó a las costas rioplatenses para radicarse en Montevideo. Allí consiguió un navío para poder comerciar con Brasil pero se lo confiscaron por falta de documentación. Fue en abril de 1810 cuando arribó a Buenos Aires como capitán y propietario de la fragata mercante “Jane”, siendo testigo de los sucesos de la Revolución de Mayo.
Guillermo Spinelli ofrece entrañables informaciones en su artículo: “Recordando al almirante don Guillermo Brown”: https://www.infobae.com/opinion/2019/03/02/recordando-al-almirante-don-guillermo-brown/

Su compañera de toda la vida fue Elizabeth Chitty. Sus hijos fueron formados en la creencia católica, los varones, y protestantes, las mujeres, siguiendo sus respectivos dogmas religiosos. Esto, no frecuente en la época, muestra la amplitud y comprensión que se vivía en el seno de su familia.
Falleció el 3 de marzo de 1857 y el mejor colofón de su vida fue dado por el general Mitre en el cementerio de la Recoleta, donde se encuentran sus restos: "Brown, en la vida, de pie sobre la popa de su bajel, valía para nosotros una flota. Brown, en el sepulcro, simboliza con su nombre toda nuestra historia naval. Él, con solo su genio, con su audacia, con su inteligencia guerrera, con su infatigable perseverancia, nos ha legado la más brillante historia naval de la América del Sur".

Fernando del Corro da más impulso a la azaña de Brown: “La victoria naval que consolidó la independencia argentina”: https://www.alainet.org/es/node/199921:

La victoria naval que terminó con el control de la marina española sobre el Río de la Plata y sus afluentes, ejercido durante los tres siglos previos, hizo posible que las tropas argentina, conducidas por el general Carlos María de Alvear, pudieran ocupar la plaza de Montevideo que habían seguido controlando los realistas desde el inicio del proceso independentista en la región el 25 de mayo de 1810.

Concluido el control español del Río de la Plata, cuya base operativa estaba en Montevideo, se agilizó el camino de la Independencia no solamente de la Argentina sino que también facilitó la concreción de las campañas libertadoras de Chile y el Perú encabezadas por el general José Francisco de San Martín pocos años después.


 Para postre, el artículo de Omar López Mato: “Ya puedo cambiar de puerto. La muerte de Guillermo Brown (1777-1857)”:

El primer párrafo:

Ningún dolor le fue ajeno. Conoció la miseria, la cárcel, la orfandad, la minusvalía física (una pierna era 10 cm. más corta que la otra), la muerte de su hija amada, el sacrificio de sus hombres, pero, sobre todo, conoció las trampas de la mente, de su mente, sumergida en suspicacias paranoides.

 Gracias a l@s 1639 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti

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