miércoles, 5 de mayo de 2021

Nuestra cita cotidiana

 

El 5 de mayo de 1902 el New York Journalinfomó del genocidio que estaba cometiendo USA en Filipinas. Nina-Az ofrece una foto de la portada de la  denuncia: “Guerra filipino-estadounidense”: http://wikipedia.es.nina.az/wiki/Guerra_filipino-estadounidense

Pincha para verla. Unos párrafos:

 

Las tensiones entre los soldados filipinos y estadounidenses en las islas surgieron debido a los movimientos por la independencia, contrarios a la colonización, agravados por los sentimientos de traición por parte de Aguinaldo, quien había sido llevado a las islas por la armada estadounidense. Las hostilidades comenzaron el 4 de febrero de 1899, cuando un soldado estadounidense disparó a un soldado filipino que estaba atravesando un puente en el territorio estadounidense ocupado de San Juan del Monte; un incidente que los historiadores ahora consideran el inicio de la guerra. El presidente estadounidense William McKinley más tarde diría a los reporteros «que los insurgentes habían atacado Manila» para así justificar la guerra en Filipinas.[1]

La administración del presidente estadounidense McKinley calificó a Aguinaldo de «bandido fugitivo», sin jamás emitir ninguna declaración de guerra. Dos razones se han dado para esto: una es que llamando a la guerra, la insurrección filipina parecería una rebelión contra un gobierno legal, aunque la única parte de Filipinas bajo control estadounidense era Manila; la segunda fue para permitir al gobierno estadounidense evitar el compromiso de las reclamaciones de las acciones de los veteranos. En junio de 1900, Galicano Apacible, el primer embajador de Filipinas en los Estados Unidos, que había huido a la ciudad de Toronto (Canadá) el año anterior para evitar la posible detención por las autoridades estadounidenses,[2] escribió en inglés una apasionada carta al pueblo estadounidense, exhortándolo a detener la agresión contra su país.

Imagen de prensa mostrando la infame orden dada por el general Smith «MATAD A LOS MAYORES DE DIEZ (años)» New York Journal5 de mayo de 1902.[7][8]

Durante la contienda murieron 20 000 militares filipinos y 4 234 estadounidenses.

Según el periodista político estadounidense James B. Goodno, el número de hombres, mujeres y niños civiles filipinos que perecieron como consecuencia directa de los enfrentamientos sobrepasó la sexta parte de la población total del país (o sea, murieron entre 1,2 millones y 1,5 millones).

 

Darío Martini amplía el panorama: “La guerra filipino-estadounidense (1899-1902). Un laboratorio de ensayo para el naciente imperialismo estadounidense”: https://cdsa.aacademica.org/000-038/140.pdf

La guerra filipino-estadounidense tiene su origen en el conflicto de 1898 entre Estados Unidos y España, que acabó con el dominio español de más de trescientos años sobre el archipiélago. Sin embargo, la lucha contra España por la independencia filipina se remontaba a 1896. Los estadounidenses tomaron Manila, la capital, a mediados de 1898, para encontrarse con una rebelión nacionalista que ya controlaba todo el archipiélago y que ahora los tenía rodeados en la histórica ciudad. Los norteamericanos debieron entonces conquistar las Filipinas palmo a palmo, haciendo frente primeramente a un ejército nacionalista regular y luego a una larga guerra de guerrillas que en algunas islas se mantuvo incluso hasta tan tardíamente como 1913. Lo que comenzó como la extensión natural de las genocidas Indians Wars continentales (la “expansión hacia el Oeste”) derivó en algo mucho más complejo: la imposición hegemónica estadounidense sobre la que sería una de sus primeras colonias de ultramar. Una vez derrotada la resistencia armada de los nacionalistas, la élite filipina (conocida por el nombre en castellano de los “ilustrados”), dio por cerrado su capítulo revolucionario, para ser paulatinamente incorporada en los asuntos públicos y políticos. Finalmente, en 1935 las Filipinas fueron anexadas bajo el status de Estado Libre Asociado bajo la denominación imperialista de Mancomunidad Filipina (Commonwealth of the Philippines).

La guerra finisecular filipino-estadounidense impuso la hegemonía norteamericana sobre Filipinas, y sirvió de verdadera cantera de experiencias y laboratorio de ensayo para los métodos que Estados Unidos aplicó a lo largo del siglo XX en diversos escenarios a nivel mundial (y que también utilizó frente a la disidencia política en el escenario domestico). La repetición y readecuación de estos “experimentos” de imposición hegemónica fueron fruto directo de esta primigenia experiencia filipina.

 

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