El
5 de mayo de 1902 el New York Journal, infomó del genocidio que estaba cometiendo USA en
Filipinas. Nina-Az ofrece una foto de la portada de la denuncia: “Guerra filipino-estadounidense”: http://wikipedia.es.nina.az/wiki/Guerra_filipino-estadounidense
Pincha para verla. Unos párrafos:
Las
tensiones entre los soldados filipinos y estadounidenses en las islas surgieron
debido a los movimientos por la independencia, contrarios a la colonización,
agravados por los sentimientos de traición por parte de Aguinaldo, quien había
sido llevado a las islas por la armada estadounidense. Las hostilidades
comenzaron el 4 de febrero de 1899, cuando un soldado estadounidense disparó a
un soldado filipino que estaba atravesando un puente en el territorio
estadounidense ocupado de San
Juan del Monte; un incidente que los historiadores ahora consideran
el inicio de la guerra. El presidente estadounidense William McKinley más
tarde diría a los reporteros «que los insurgentes habían atacado Manila» para
así justificar la guerra en Filipinas.[1]
La administración del presidente
estadounidense McKinley calificó a Aguinaldo de «bandido fugitivo», sin jamás emitir ninguna declaración de
guerra. Dos razones se han dado para esto: una es que llamando a la guerra, la
insurrección filipina parecería una rebelión contra un gobierno legal, aunque
la única parte de Filipinas bajo control estadounidense era Manila; la segunda
fue para permitir al gobierno estadounidense evitar el compromiso de las
reclamaciones de las acciones de los veteranos. En junio de 1900, Galicano Apacible, el primer embajador de Filipinas en los Estados Unidos, que había huido a
la ciudad de Toronto (Canadá) el año anterior para evitar la
posible detención por las autoridades estadounidenses,[2] escribió en inglés una apasionada carta al pueblo estadounidense,
exhortándolo a detener la agresión contra su país.
Imagen de prensa mostrando la infame
orden dada por el general Smith «MATAD
A LOS MAYORES DE DIEZ (años)» New York Journal, 5 de mayo de 1902.[7][8]
Durante la contienda murieron 20 000
militares filipinos y 4 234 estadounidenses.
Según el periodista político
estadounidense James B. Goodno, el número de hombres, mujeres
y niños civiles filipinos que perecieron como consecuencia directa de los
enfrentamientos sobrepasó la sexta parte de la población total del país (o sea,
murieron entre 1,2 millones y 1,5 millones).
Darío Martini amplía el panorama: “La guerra
filipino-estadounidense (1899-1902). Un laboratorio de ensayo para el naciente
imperialismo estadounidense”: https://cdsa.aacademica.org/000-038/140.pdf
La guerra
filipino-estadounidense tiene su origen en el conflicto de 1898 entre Estados
Unidos y España, que acabó con el dominio español de más de trescientos años
sobre el archipiélago. Sin embargo, la lucha contra España por la independencia
filipina se remontaba a 1896. Los estadounidenses tomaron Manila, la capital, a
mediados de 1898, para encontrarse con una rebelión nacionalista que ya
controlaba todo el archipiélago y que ahora los tenía rodeados en la histórica
ciudad. Los norteamericanos debieron entonces conquistar las Filipinas palmo a
palmo, haciendo frente primeramente a un ejército nacionalista regular y luego
a una larga guerra de guerrillas que en algunas islas se mantuvo incluso hasta
tan tardíamente como 1913. Lo que comenzó como la extensión natural de las
genocidas Indians Wars continentales (la “expansión hacia el Oeste”) derivó en
algo mucho más complejo: la imposición hegemónica estadounidense sobre la que
sería una de sus primeras colonias de ultramar. Una vez derrotada la
resistencia armada de los nacionalistas, la élite filipina (conocida por el
nombre en castellano de los “ilustrados”), dio por cerrado su capítulo
revolucionario, para ser paulatinamente incorporada en los asuntos públicos y
políticos. Finalmente, en 1935 las Filipinas fueron anexadas bajo el status de
Estado Libre Asociado bajo la denominación imperialista de Mancomunidad
Filipina (Commonwealth of the Philippines).
La guerra finisecular
filipino-estadounidense impuso la hegemonía norteamericana sobre Filipinas, y
sirvió de verdadera cantera de experiencias y laboratorio de ensayo para los
métodos que Estados Unidos aplicó a lo largo del siglo XX en diversos
escenarios a nivel mundial (y que también utilizó frente a la disidencia
política en el escenario domestico). La repetición y readecuación de estos
“experimentos” de imposición hegemónica fueron fruto directo de esta primigenia
experiencia filipina.
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