El 31 de enero de 2004, “El País” publicó este
artículo: “El Consejo de Europa cita a TVE como ejemplo de manipulación informativa por influencia política”: https://elpais.com/diario/2004/01/31/sociedad/1075503607_850215.html
Debes pinchar. Para
animarte, copio:
La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa
ha citado a Televisión Española como ejemplo de influencia del poder político
en la radiodifusión pública por la condena de la Audiencia Nacional con motivo
de la huelga general del 20-J. El sindicato Comisiones Obreras llevó a los
tribunales la emisión de aquella noticia en los informativos y ganó. La Primera
de TVE tuvo que leer la sentencia. El periodista Alfredo Urdaci, responsable de
informativos de la cadena pública, fue el encargado de hacerlo, pero extendió
aún más la polémica porque al citar el nombre del sindicato demandante lo hizo
leyendo las siglas de una forma inusual: ce
ce o o.
Cándido
Marquesán Millan ofrece un interesantísimo artículo sobre el tema: “Manipulación
mediática y política”
https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/manipulacion-mediatica-comunicacion-politica/20220807082736201558.html
Debes pinchar, es un artículo excelente. Para animarte,
copio:
Existe un artículo
muy interesante de Georgina Blakeley titulado “Vestir el
muñeco”: Torcuato Fernández-Miranda, la herestética y la ley para la Reforma
Política. Tal como describe Miguel Ors
Villarejo en su artículo El arte de la manipulación
política en su blog El justo miedo: ¿Cómo salió
adelante la Transición española? Había tres jugadores (continuistas,
reformistas y rupturistas) y ninguno tenía fuerza suficiente para imponer su
proyecto. Pero Adolfo Suárez maniobró herestéticamente.
Sabía que la oposición nunca pactaría con el franquismo. Se alió
alternativamente con unos y con otros hasta sacar la Ley para la Reforma
Política. El diseño de reglas de votación también desempeñó un papel decisivo.
El caso más notorio fue la designación del propio Suárez. Los miembros del
Consejo del Reino jamás lo habrían incluido en la terna que debía presentarse a
Juan Carlos I para que eligiera presidente, pero Torcuato
Fernández Miranda (el estratega en la sombra de la
Transición) agrupó a los aspirantes por familias ideológicas, argumentando que
todas debían estar representadas, y organizó un agotador carrusel de votaciones
eliminatorias hasta que no quedó más que un candidato por familia. Suárez era
un falangista gris que, a diferencia de José María de Areilza o de
Manuel Fraga, no suscitaba gran rechazo entre los guardianes
del régimen. El ultra Martín Sanz expresó cierta
sorpresa porque “un tal Suárez” superaba todas las votaciones, pero solo Joaquín
Viola, el alcalde de Barcelona, manifestó su oposición.
“Soy de Cebreros”, dijo, “y conozco muy bien a este muchacho”. Demasiado tarde.
La ley electoral tampoco se dejó al azar. Suárez encargó un sistema que diera
la mayoría absoluta con el 35% de los sufragios (los que los sondeos atribuían
a la UCD) y que favoreciera a las zonas rurales (donde la UCD tenía mayor
implantación). De ahí la famosa frase del ministro Pío
Cabanillas: “No sé quiénes, pero ganaremos”.
Gracias a l@s 1475 que acudisteis a la cita de ayer
Gracias a Iris
Gracias a ti
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