El parecido con la realidad no es mera coincidencia.
Así andan los personajes de este relato:
Steiner y Celia están convencidos de que otro mundo es posible
y luchan, pero hay muchas madrastras y hermanastras que se interponen. Pronto
comprenderá el último las tensiones que reflejaba el rostro de la primera,
cuando la encontró en el pasillo, el día que él entraba para cambiar el mundo.
Las murallas que protegen a madrastras y hermanastras
son cada día más sólidas.
Angelita luchó, infructuosamente, año tras año para
recuperar a su hija cadete. El primogénito murió de sobredosis. ¡Era el único
que aceptaba relacionarse con ella!
Cayó en fuerte depresión y Ensio era el único que la
visitaba. ¡No estaban las cosas para fiestas! Eso sí; la visitada disfrutaba de la pensión
de viudedad que cobraba gracias a las diligencias de su amigo
Este, en sus esfuerzos para ayudar a la recuperación del
único fruto de amor que había tenido su cenicienta, descubrió la muerte del único marido de la misma.
Puesto que el divorcio había tardado muchos años en
volver a España, ambos se habían sido fieles en los papeles.
Cuando Ensio supo que tenía SIDA no dejó de visitar a
su protegida hasta que ésta, también,
mostró que tenía miedo al contagio.
Alberto está en el Foro de Davos y lo encuentra “una
pasada”. Disfruta mucho más que en el RIO o en el Trebol.
Este año no me ha llegado noticia alguna del Foro
Social Mundial, pese al grito de Porto Alegre (2001).
Sí, hay barrios autoconstruidos o auto restaurados,
auto gestionados y solidarios, en Uruguay y en otros territorios.
Celia y Steiner tienen contactos en Monte Video y en el
Bronx
La fiesta en honor de Ensio puede desactivar “imperativos
categóricos” de Madrastras y
hermanastras, aunque Kant era germánico.
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