En Memoria
de Ensio Viera Curbelo
Prólogo
Villaviciosa,
15 de enero de 2016.
Los orígenes
de los cuentos se pierden en épocas remotas, más allá de la escritura. Nos han
llegado esculpidos por la última.
Eran voces y
oídos que recorrían caminos, montes y mares
La escritura
es un acto solitario que encaja en un territorio y en un tiempo.
Así ocurre
con Cenicienta:
La Gatta Cenerentola ,de Giambattista Basile, la primera versión
escrita que conozco, se traduce al napolitano del XVI.
Han tenido más difusión
las versiones de Charles Perrault, en francés del XVII y la de los Hermanos
Grimm, en alemán del XIX.
El cuento que
nos ha llegado es la historia de una niña robada, que es buena y aguanta hasta
que encuentra un hada que la pule y pone en evidencia su valor.
Pues yo no
podía esperar al hada. Tenía que cumplir mi promesa de escribir su historia que
había hecho a Ensio Viera Cúrvelo.
No me fue
posible en vida de éste, y en los años trascurridos desde su muerte , he escrito cosas sobre él, pero me
había quedado con hambre.
En diciembre
último recibí un mensaje de Uruguay. Era
alguien que buscaba información sobre Ensio y que me contactó porque Google le
había llevado a mis relatos.
Me pareció que
se había presentado, al fin, el hada que sacaría a Ensio del olvido.
Me puse a
trabajar y encontré más signos de la inminente llegada de esta señora.
Después nada.
No podía ya
esperar y me dije.
“Ahora o nunca.
Pa chulo yo”.
No puedo esperar tantos años como los que he
esperado. Ya no me quedan muchos.
Bueno…, bueno…
Tengo que reconocer que no he estado solo. Ensio era un hada madrina.
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