El 10 de febrero de 1981 Juan Carlos I estuvo muy ocupado.
Miguel Ángel Mellado lo explica muy bien en “Para Suarez estaba muy claro que
el alma del 23 F era el rey”: https://www.elmundo.es/cronica/2014/03/29/53369a7ae2704e2e078b456e.html
Un párrafo. Debes pinchar; hay muy interesantes detalles:
En realidad, cualquiera menos Leopoldo. Hasta
que Leopoldo le soluciona la papeleta. Convence al jefe del Estado diciéndole que
él es el hombre de la derecha que busca, bien visto por el empresariado; que
sacará adelante el ingreso en la OTAN, el gran marrón del Rey ante los EEUU; la
LOAPA para armonizar el tiberio de las autonomías; que tranquilizará a los
militares, porque al fin y al cabo su apellido es Calvo-Sotelo. Además, ha sido
elegido por el partido, la UCD, que en las elecciones del 79 sacó más de
6.200.000 votos. No hay duda de que la sustitución con Calvo-Sotelo, y no a
través del montaje Armada, es constitucional. El Rey ve que puede tener una
salida fácil, libre de Suárez, y sin correr tantos riesgos como con Armada; y
es cuando abandona la Operación Armada. Estamos hablando del 10 de febrero de
1981, a 13 días del golpe. Hasta ese momento, la Operación Armada no tenía nada
que ver con el 23-F. Terminaba ahí.
José Antonio Gómez da otra versión: “El rey Juan Carlos
entregó la cabeza de Suárez para contentar a los militares franquistas”: https://diario16.com/el-rey-juan-carlos-entrego-la-cabeza-de-adolfo-suarez-para-contentar-a-los-militares-franquistas/
Unos párrafos:
Tal y como publicamos en Diario16, el rey Juan
Carlos no se ha caracterizado con una lealtad blindada hacia los hombres que
dieron su vida, su tiempo y su trabajo por él, aunque, incluso, se estuvieran
cometiendo, presuntamente, actividades incluidas en el Código Penal y que, para
cualquier ciudadano, le hubieran supuesto varios años de cárcel mientras al
Jefe del Estado de España le protege una inviolabilidad medieval que lo que en
realidad provoca, es la impunidad, tal y como seestá viendo con las
investigaciones por los supuestos negocios de Juan Carlos I.
Adolfo Suárez representa la gran figura del consenso, del
entendimiento, de los pactos, un nuevo hombre de confianza en Zarzuela que se
abrió paso a la superficie de la política y el poder en los años del
tardofranquismo.
Desde 1976 a 1981, Suárez prestó grandes servicios al Estado.
Supo enfrentarse al Ejército franquista. Según indica el coronel Amadeo
Martínez Inglés en su libro Juan
Carlos I. El último Borbón, este enfrentamiento se produjo
«por orden de su valedor, el rey Juan Carlos, todo hay que decirlo, que siempre
quiso evitar el pulso directo con unos generales que podían arrebatarle la
corona en cuestión de horas».
Gracias a l@s 965 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
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