La primavera ciudadana de 1917
En las calles de
ese pueblo cuyo nombre aún no conocemos
En Uruguay, el
desayuno no es un acto social y los horarios de sueño de los miembros de esta
comuna se acomodan a esta tradición.
Cuando me he
levantado, como es mi costumbre, he sacado a pasear a Julen.
Este y yo,
además, necesitábamos oler, ver, conocer, hablar y, desde luego, degustar
productos y cocinas locales. No he mirado el reloj, pero es muy temprano.
Strelizia se nos
había adelantado, paseaba como si se buscara con avidez. Julen ha tirado de mi
hasta que nos hemos encontrado. Hemos sido recibidos con cariño, pero, estaba
claro que interferíamos en la emprendida por nuestra amiga.
—El milagro de
nuestro Pepe tiene muchas espinas.
Siento que el
sueño de Strelizia se desmorona.
—Bueno; ha habido
cambios sustanciales: bajada del paro, mejoras infraestructurales, derechos de
los trabajadores del campo, gran apertura en materia de Derechos Femeninos y de
opción sexual, legalización del uso de la marihuana…
—En eso se diferencia
del gobierno de Rajoy, pero se parece en el desequilibrio entre sueldos e inflación,
en el reinado de las multinacionales , en el aumento de la delincuencia, en el
fracaso escolar…
—Pepe es un
objeto de estudio. ¿Has desayunado bien?
—Si, mientras
callejeaba, pero lo que he oído me ha quitado el apetito. La gente no lo está
pasando bien.
—¿Se quejan?
—Siento
resignación en sus defensas.
—¿Escuchas lamentaciones?
—No, pero yo
esperaba…
Celia sí debía
esperarnos, aunque hemos sido nosotr@s quienes la hemos encontrado.
—Strelizia se
siente un poco defraudada de nuestra guarida.
No trato de
acusar. Considero que la terapia debe aplicarse desde la aparición del primer
síntoma.
—Un error.
Teníamos que dar el paso. Ignoro lo que nos espera, pero esta tierra es buena
para encontrar nuevos caminos, aquí o allá. Siento una paz interior que me hace
receptiva a esta nueva primavera ciudadana, Tenemos que aprender de las otras,
anoche hablamos de la de 1917 en España y que está muy relacionada con la
actual.
Los ojos de Celia
eran verdes cuando nos llamó al orden
—En el grupo
somos de distintos territorios.
Insinúa Strelizia.
—Ya hablaremos de
Bakunin y de Trotski; nos toca la soledad de Pasionaria y ambos juegan un papel
en la misma.
Celia es mucha Celia
y Strelizia es mucha Strelizia. Soy yo quien interviene.
— En la España de 1916, el desequilibrio salarios/inflación que
mencionábamos en la actualidad uruguaya, causó una huelga general en la que
unieron sus fuerzas CNT, UGT y de ahí derivó la primavera ciudadana de 2017…
— Pero entonces la demanda era un cambio de régimen. No sería el
caso aquí.
Responden al unísono cómodo si se conocieran de toda la vida. No
es el caso, no y Nueva York donde vivía una y el pueblo perdido del que había
venido la otra queda muy distantes. Hay magia.
—La neutralidad de España en la I Guerra fue muy rentable, pero
solo para unos pocos. El resto estaba sometido a salarios miserables, inflación
derivada de la demanda exterior de nuestros productos y usura.
No terminan de escuchar mi frase. Se van a callejear juntas.
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