viernes, 13 de abril de 2018

Pasionaria XIV


En la plaza del pueblo cuyo nombre aún no conocemos, 12 de abril
Nos estamos acostumbrando a no compartir desayuno. Cada cual tiene un horario para levantarse. Está bien que así sea y que expulsemos los demonios; el debate que tenemos es denso y necesitamos sosiego. Yo desayuno en la cocina; hay mucho amor y he tenido la suerte de que Strelizia preparaba uno de esos manjares que saben a Iris y a Strelizia. También estaba Celia.
No he tenido la impresión de que mi presencia molestara, pero si la de interrumpir una conversación privada.  Ha sido fácil la despedida; me apetece pasear con mis pensamientos. Iris está superando muy bien el duelo; anoche la acompañé al cyber. Su madre quería hablar conmigo; somos ya una familia y compartimos las penas, pese a que ella está en el Táchira y nosotros en una comuna de un pueblo de Colonia del Sacramento, cuyo nombre ignoramos; Gonzalo aún no nos lo ha rebelado.
No me he fijado en calles o caras. Mis pensamientos estaban en ese perro que fue abandonado de cachorro. Lo encontró Iris herido, famélico, con escasas probabilidades de subsistencia. En su entorno, voces “enteradas” consideraban que era más generosa la eutanasia. Salvó al malherido y desnutrido, incluso remedió su pata rota: hacía piruetas con gracia.
“Quiere vivir y vivirá”, sentenció convencida que confluirían sus fuerzas y la de la víctima. La fe en la vida mueve montañas. No hace falta que Mahoma se desplace…
Después, los efluvios de las hembras en celo metieron al resucitado  en peleas como la que acaba de segarle la vida. También, en estos casos, el diagnóstico veterinario, pero Iris y hazki tenían un pacto y tuvieron los consejos de una odontóloga. Los graves problemas que castigan con saña al Táchira no pudieron con hazki, ha podido, como dice Iris el espíritu capitalista que nos inyectan y la falta de solidaridad.
Estaba en estos pensamientos cuando me encuentro  con toda la tribu en la plaza del pueblo.  Habla, ¿Cómo no?, habla Isabel Carlota.
—Rafael Calvo Serer es un personaje del que no se habla lo suficiente, en 1935 fue nombrado presidente de la Federación Nacional de Estudiantes Católicos. Aprovechó muy bien su ascenso; cuando comenzó la movida del Nacional Catolicismo, allá por marzo de 1936, ya estaba él bien metido y flanqueado por José María Escrivá de Balaguer y por Ramiro de Maeztu.
—Pero…
Se me había escapado ese detalle pese a qué sabía que el mencionado era del Opus y no pude reprimir mi sorpresa:
—…El diario  vespertino Madrid fue uno de los primeros medios del poder que nos abrían los ojos, en 1966, fecha en que este hombre asumió la presidencia del Consejo de Administración.
Mis palabras dan fuerza Isabel Carlota.
—Excelente jugada del Opus: llama a la Cruzada en 1935, apoya el franquismo, en 1943 , Calvo Soler se trasladó a Suiza para iniciar contactos con Don Juan, y logra ser admitido en el grupo de consejeros del aspirante a sustituir a Franco, en 1952 ya logró entrar en el Consejo privado del mismo, fue el artesano de la Junta Democrática. Lo hemos comentado ya, la entrada, en el pacto del Partido Comunista.
—¿Por qué el último se fía del Opus?
Es una Strelizia inundada de estrellas de colores, con una sonrisa triste.
Celia se dispone sustituir esa tristeza por lucidez de búsqueda:
—El Opus creó el milagro español; esa España desarrollista (1959-1975), de tecnócratas que llevaron España a ser la 10 potencia mundial y a sustanciales mejoras sociales; se necesitaba un cambio de Régimen que nos lavara la cara ante esa Europa “democrática” que impuso el bloqueo a la II República. Había una mayoría en España que quería quitarse de encima una dictadura que nos aplastaba; el poder adquisitivo aumentaba, así como mejoraban los Derechos ciudadanos; hemos hablado del cambio del vespertino Madrid, se podrían dar muchos ejemplos de apertura en la opinión, en el cine, en la tele…Eran años en los que “la calle” había jugado un importante papel y que el gobierno, pese a la represión, terminaba por escuchar. No sé muy bien lo que hubiera hecho si hubiera estado en el cuerpo de Pasionaria. Pienso que hubiera optado por la adhesión. Tod@s teníamos prisa por salir de la dictadura y estábamos debilitados por los efectos del “milagro español”.

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