El misterio
Para Ensio era el “hash
cular”, lo traían metido en el culo. Aquí es marihuana de la cosecha de
Antonio, un amigo que se han echado
Strelizia y Celia en la visita que han hecho a la comuna “indígena”. Este se ha
presentado sin invitación, acompañado de Isabel Carlota, otra que vive del
cuento.
Claro, que no vienen
con las manos vacías; algun@s disfrutamos de la cosecha de Juan. Isabel Carlota
se considera el perejil de todas las salsas, empieza por Adrian, quien estaba
lamentando la ruptura de la izquierda española en la primavera de los entornos
de 1917.
—Las prisas de
Catalunya dividían, en un proceso urgente de unir las fuerzas de los mineros de
Asturias y el País Vasco, de los obreros
en varias ciudades … Urgía incorporar el máximo de capas de la sociedad, las
había, impactados por las políticas de la España feudal, la que más votos sacó,
recuerdo, en las elecciones que trajeron la II República. Había que arreglar
eso primero.
Adrian se queda
pasmado. No esperaba ese discurso de la entrometida intrusa. Tiene su
atractivo, sin duda; pero la invasión y la inmediata usurpación de la atención
ha incomodado sus entrañas. Las palabras no tienen desperdicio…
Celia rompe el
silencio
—Soy Celia y la tribu
se presentará sola. No me arrepiento de haber dejado atrás otra vida en la que
no me encontraba. No me ha gustado vuestra invasión. Como bien dices, primero
hay que coser y l@s que hemos elegido esta comuna andamos aún perdidos; sabemos
lo que queremos hacer y nos falta el cómo.
Deja muy claro que
sabe chupar cámara.
Gonzalo e Iris
preparan bandejas en las que colocan las lonchas de carne más cercanas a las
ascuas, trozos de pan campesino, las mezcolanzas de la Chiqui
Adrian medita su
respuesta.
Strelizia goza la
caricia que ha sentido en la Comuna.
El resto disfruta de
la comida.
Celia no desciende de
su trono.
—Has planteado muy
bien el problema. Esta España nuestra era y creo que es demasiado feudal. Basta
con echar una mirada al mapa electoral. Lo más urgente es acabar con el voto
cautivo por el bipartidismo que nos
trajo la transición..
Strelizia empieza a
sentirse en esta nueva comuna. No solo por las palabas de Celia , también por
el ambiente que se está creando entorno a la mesa donde están las bandejas y
sobre todo para agregarse al ritual del placer de comer sin cubiertos, platos o
servilletas.
—Comprendo la soledad
de Pasionaria
Soy yo y es lo único
que digo antes de integrarme al goce.
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