Soledad
En la cocina 10
de abril
Es el lugar más
visitado por Iris y por Strelizia; se pasan el día en cortas visitas, el tiempo
de prepararse un picoteo para llevarse a sus “nidos”.
Normal que se produzca el encuentro. L@s otras hemos seguido la
llamada de la comida y del escenario. Algo más, claro, lo que nos ha traído
aquí.
Las pioneras han adquirido cierta intimidad cuando he
entrado yo. No sé muy bien cuál de sus guisos es mejor; ambas meten mano al potaje
de su compañera.
Me sabe a Iris, y
a toques que se complementan
Van entrando l@s otr@s y solamente me he fijado en el
orden de llegada por sus palabras.
Strelizia recita.
—“Soledad sabe una copla que lleva su mismo nombre;
Soledad. Tres renglones nada más. Tres arroyos de agua amarga que van cantando
a la ma. Soledad…”
Mi entrada produce el corte. ¡Qué pena, me gustaba!
A Strelizia le siguen brillando las trenzas que le
hicieron l@s “supuest@s” aborígenes. Tiene el guapo “subido” ¿Por qué el
lamento de la soledad?
¿Por qué Peman? Debería haberme preguntado. No lo hago
porque se ha presentado Celia. Ella lo hace en mi lugar. Hay equipo.
—Excelente idea la de meter a José María Pemán, el alma
del genocidio franquista. Recitada por Strelizia me suena más a sirena
enamorada de un sueño bonito. No hay sangre
Hay mucho color…
Celia se mete en una esquina y recita como lo hizo en
aquellos maravillosos años 60s en Le
Caveau des oubliettes. Le llegaba para compartir entre cinco un piso en la
calle Saint-André des Arts
—“Nosotros le queríamos para gobernante. Dios le quiso
para mártir”. Escribió en ABC el autor del poema al día siguiente del asesinato
de Primo de Ribera, 13 de julio de 1936.
La “inteligencia” monárquica estaba haciendo el discurso del golpe. Pasionaria fue
vilmente utilizada. Se comió el marrón
de una frase que no aparece en los registros parlamentarios: “Usted no volverá
a hablar aquí”. Se dice en la derecha,
otras voces dicen que el asesino fue un miembro del PSOE, esa es la enfermedad
de esta España nuestra, la soledad del poema y el alma del golpe de Estado.
Hace una pausa muy estudiada. Se come las miradas y las
curiosidades y remata.
—“A mis soledades voy, de mis soledades vengo”, porque
para andar conmigo, me bastan mis sentimientos”
—Quevedo queda mejor, y da en el clavo, ese es origen
de la soledad.
Strelizia ha abierto una nueva chacra.
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