La Liga Santísima
Su Majestad Católica por la “Gracia”
de Alejandro VI, ya había obtenido lo que deseaba de Luis XII. El rey francés estorbaba al aragonés en sus
ambiciones italianas y en el reino de Navarra. Cierto es que se proponía conquistar una parte del territorio, el situado al sur
de los Pirineos. Quedaba el que se asentaba al norte de los mismos: un reino cuyo título añadió el rey francés
desde Felipe V; la esposa del mismo era la soberana de Navarra. La unión continuó hasta
la muerte, sin descendencia, del monarca francés Carlos el Hermoso, en 1328; Navarra
escogió como reina a Juana II e inauguró la dinastía de los Evreux, que duró
hasta 1425.
La sucesora, Blanca de Evreux había
casado con Juan II de Aragón; su reino se asoció al de su marido hasta que la heredera, Catalina, casada con
Juan III de Albret inaugurara una nueva dinastía, que es la de mi yerno, el iniciador
de otra, el rey Enrique de Borbón.
Esta historia tiene que ver con el
ataque a Navarra que organizó Fernando el Católico durante la Liga de Cambrai.
No estaba dispuesto a dejar que Francia se llevara un territorio que él
consideraba suyo y así, anexionó a Castilla el territorio conquistado a aquel reino en 1512,
tres años después.
El 3 de octubre de 1511, ya había
conseguido el buen Fernando la firma de Julio II y de la Señoría de Venecia de la Liga Santísima
contra Francia No tardó en adherir a la misma Enrique VIII de Inglaterra.
El emperador Maximiliano I de Austria
fue el último en firmar; solamente mostró su disposición a hacerlo cuando el rey
Católico ofreció garantías de que el
nieto de ambos, Carlos, heredaría la corona de Nápoles.
No parece que los argumentos del
aragonés fueran suficientes para el austriaco; este firmó un doble tratado con
el pontífice el 19 de noviembre de 1512.
Un gran disgusto para Fernando; cierto
que su consuegro adhería a la Liga, pero se incluía una confederación perpetua con el sumo
pontífice en la que se comprometía a no prestar apoyo a los enemigos de la
Iglesia. Uno de los firmantes del acuerdo que se le proponía, Venecia, lo era,
según el emperador.
Ante tal contrariedad, Fernando se
apresuró a pactar con Luis XII de Francia: el último renunció a sus
pretensiones sobre Nápoles, a cambio, el primero cedía los derechos de su
esposa sobre los condados de Bearne y de Fois y se comprometía en no apoyar a
los reyes del territorio que quedaba del reino de Navarra en el norte de los
Pirineos.
Era tiempo de tomar esta iniciativa,
porque, como había previsto el astuto rey Católico, el doble tratado del 19 de noviembre de 15 11
era una invitación a un pacto entre Venecia y Francia y así ocurrió el 24 de
marzo del año siguiente; Francia inició las maniobras de invasión de Miláns a
gran satisfacción del rey Católico, cuyo objeto era alejar de sus territorios a
Luis XII para facilitar su ambición de conquistar Navarra.
La Liga Santísima, terminó mal, como
había ocurrido con la Liga de Cambrais y el único beneficiado de la misma, de
nuevo, fue Fernando de Aragón, con la anexión de Navarra al reino de Castilla y
con la retirada francesa de Nápoles.
Yo creo que este “Príncipe” hubiera
podido alcanzar sus objetivos, pero, la edad comenzaba a pesarle.
Luis XII casi consiguió la conquista
del Milanesado, en la batalla de Ravena, abril de 1412, pero todo se torció y
tuvo que batirse en retirada.
Julio II murió en febrero de 1513 y dejó
este problema a su sucesor, Pio X, hijo de Lorenzo el Magnífico de Médicis y de
Clarisa Orsini.
Gracias a l@s 528 que acudisteis a la cita de
ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
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