lunes, 25 de marzo de 2019

Mi amigo Maquiavelo VI


La Liga Santísima
Su Majestad Católica por la “Gracia” de Alejandro VI, ya había obtenido lo que deseaba de Luis XII.  El rey francés estorbaba al aragonés en sus ambiciones italianas y en el reino de Navarra. Cierto es  que se proponía conquistar  una parte del territorio, el situado al sur de los Pirineos. Quedaba el que se asentaba al norte de los mismos:   un reino cuyo título añadió el rey francés desde  Felipe V;  la esposa del  mismo  era la soberana de Navarra. La unión continuó   hasta la muerte, sin descendencia, del monarca francés Carlos el Hermoso, en 1328; Navarra escogió como reina a Juana II e inauguró la dinastía de los Evreux, que duró hasta 1425.
La sucesora, Blanca de Evreux había casado con Juan II de Aragón; su reino se asoció al de su marido  hasta que la heredera, Catalina, casada con Juan III de Albret inaugurara una nueva dinastía, que es la de mi yerno, el iniciador de otra, el rey Enrique de Borbón.
Esta historia tiene que ver con el ataque a Navarra que organizó Fernando el Católico durante la Liga de Cambrai. No estaba dispuesto a dejar que Francia se llevara un territorio que él consideraba suyo y así, anexionó a Castilla  el territorio conquistado a aquel reino en 1512, tres años después.
El 3 de octubre de 1511, ya había conseguido el buen Fernando la firma de Julio II y de la  Señoría de Venecia de la Liga Santísima contra Francia No tardó en adherir a la misma Enrique VIII de Inglaterra.
El emperador Maximiliano I de Austria fue el último en firmar; solamente  mostró su disposición a hacerlo cuando el rey Católico ofreció garantías de que  el nieto de ambos, Carlos, heredaría la corona de Nápoles.
No parece que los argumentos del aragonés fueran suficientes para el austriaco; este firmó un doble tratado con el pontífice el 19 de noviembre de 1512.
Un gran disgusto para Fernando; cierto que su consuegro adhería a la Liga, pero se incluía  una confederación perpetua con el sumo pontífice en la que se comprometía a no prestar apoyo a los enemigos de la Iglesia. Uno de los firmantes del acuerdo que se le proponía, Venecia, lo era, según el emperador.
Ante tal contrariedad, Fernando se apresuró a pactar con Luis XII de Francia: el último renunció a sus pretensiones sobre Nápoles, a cambio, el primero cedía los derechos de su esposa sobre los condados de Bearne y de Fois y se comprometía en no apoyar a los reyes del territorio que quedaba del reino de Navarra en el norte de los Pirineos.
Era tiempo de tomar esta iniciativa, porque, como había previsto el astuto rey Católico, el doble tratado del 19 de noviembre de 1511 era una invitación a un pacto entre Venecia y Francia y así ocurrió el 24 de marzo del año siguiente; Francia inició las maniobras de invasión de Miláns a gran satisfacción del rey Católico, cuyo objeto era alejar de sus territorios a Luis XII para facilitar su ambición de conquistar Navarra.
La Liga Santísima, terminó mal, como había ocurrido con la Liga de Cambrais y el único beneficiado de la misma, de nuevo, fue Fernando de Aragón, con la anexión de Navarra al reino de Castilla y con la retirada francesa de Nápoles.
Yo creo que este “Príncipe” hubiera podido alcanzar sus objetivos, pero, la edad comenzaba a pesarle.
Luis XII casi consiguió la conquista del Milanesado, en la batalla de Ravena, abril de 1412, pero todo se torció y tuvo que batirse en retirada.
Julio II murió en febrero de 1513 y dejó este problema a su sucesor, Pio X, hijo de Lorenzo el Magnífico de Médicis y de Clarisa Orsini.


Gracias a l@s 528 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti



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